Carlos R. Aguilar Jiménez
Luego que talibanes-musulmanes impulsados por la verdadera fe y con el poder de Alá tomaran el control obligando al presidente de Afganistán, junto con diplomáticos de muchos países infieles, principalmente estadounidenses, además de miles de ciudadanos paganos del resto del mundo, se vieran obligados a escapar antes de ser atrapados y condenados por herejes, escenas de caos, pánico y desesperación se repitieron en el aeropuerto internacional de Kabul mientras la gente trataba de huir después que los combatientes talibanes entraran a en la capital, donde Estados Unidos envió helicópteros militares para evacuar a su personal de la embajada, luego que tras varias horas de asedio en las afueras de la ciudad, los talibanes ordenaron a sus devotos islámicos que entraran a Kabul para establecer la única fe, la verdadera y autentica religión, según ellos.
Musulmanes, islámicos o mahometanos de todas las sectas quienes aseguran ser creyentes en la verdadera y única religión, teniendo a Alá como Dios, a su profeta Mahoma y su libro sagrado el Corán, de la misma forma que cristianos de todas las variantes aseguran ser creyentes devotos de la verdadera religión, con Jehová como verdadero Dios, su hijo Jesucristo y su libro sagrado, la Biblia, o los consagrados escritos brahmanes de los hindúes, analectas de Confucio, libros budistas, e incluso hace 500 años las creencias prehispánicas en Tonatiuh o Cosijo y el libro sagrado maya Popol Vuh, que según la época y circunstancias, cada pueblo cree tiene la verdad y nada más que la verdad y, los demás están equivocados, teniendo la obligación de convertirlos a la verdadera fe o si no quieren, matarlos, como hicieron los cristianos católicos contra moros musulmanes durante las Cruzadas y también durante la Conquista de América con los idolatras indígenas, actualmente mexicanos convertidos en cristianos, apostólicos, quienes fueron convertidos a la verdadera religión con el mejor argumento teológico: Las armas de fuego, de la misma forma que ahora los talibanes en Afganistán para convertir ese país en un estado islámico-talibán, eliminando a los que no crean en su verdadera y única religión, utilizando el poder de las armas de fuego, la intimidación y conversión forzada, porque como los talibanes, todas las religiones en todo los tiempos se dicen verdaderas y auténticas, descalificando a quienes no creen como ellos, de forma similar a como sucedió hace medio milenio cando cayo Tenochtitlan bajo las armas de los cristianos, quienes convirtieron a nuestros abuelos ancestrales al cristianismo, obligándoles a dejar de creer en falsos dioses: Cosijo, Huitzilopochtli o Tlaloc, haciendo de México una nación cristiana especialmente guadalupana, tal como harán ahora los talibanes-musulmanes con toda la población de Afganistán y, luego, como ordena el Corán, con el resto del mundo pagano o guadalupano para que crean en Alá y su profeta Mahoma.