- Paréntesis
Ismael Ortiz Romero Cuevas
En todos lados, hemos escuchado que tener un cuerpo grande es sinónimo de enfermedad y de que las cosas no están bien físicamente. A nivel social, las personas que hemos vivido con sobre peso, hemos sido objeto de mucha discriminación, desde no encontrar ropa de la talla adecuada, no poder entrar a ciertos sitios, perder oportunidades de empleo por no encajar en la imagen estética aprobada socialmente (por ejemplo, trabajos en comunicación, relaciones públicas, ventas y puestos gerenciales o directivos) e incluso, ser tildados de personas que tenemos poco o nada de derecho de disfrutar con plenitud la vida sexual, y podemos seguir con la lista de estigmas que se nos han puesto. Hasta si queremos comprar un seguro de gastos médicos o de vida, resulta que las cuotas se elevan casi al doble (más que la de un fumador) y ni hablar del reciente caso de la pandemia por la Covid-19, donde fuimos catalogados en el grupo de riesgo de manera instantánea, sin tomar en cuenta cualquier historial médico.
Asimismo, quienes hemos vivido algún régimen de control de peso, sabemos lo complicado que resulta, pues nuestro metabolismo a veces es mucho más lento que de quien es delgado; de igual manera, al paso de los años comenzamos a tener una especie de relación insana con la comida, una línea delgada que divide la dieta del desorden alimenticio y la desestabilización de la salud mental. Sin embargo, la sociedad nos ha educado a todos a que estar “gordito” no es bello ni atractivo, que esa condición en el peso se debe a que nos la pasamos comiendo golosinas y comida poco sana y pasan a los comentarios pasivo-agresivos (“estás gordita (o), pero tienes bonita cara”, “aunque eres gordito (a), tienes una gran personalidad”, “te iría mejor si adelgazaras un poco”, “a las mujeres (o a los hombres) no les gustan los (as) gordos (as)”, “te verías hermoso en un traje de sumo”, “Admiro a Yuridia, pero siempre dijimos que estaba gorda”, “Sam Smith en ‘jumpsuit’ se ve chistoso, en cambio Hary Styles se ve genial”, “Aretha Frankin tenía una gran voz, aunque tenía un cuerpo enorme”, “Adele bajó de peso y ahora sí, se ve bonita” etc.) de todo lo que nos puede pasar o podríamos ser quienes vivimos en esa condición.
Y pongo el ejemplo de varios artistas que han sido víctimas también a nivel público por la condición de su peso, ya sea por parte de los medios de comunicación e incluso, del público, realzando el aspecto físico antes que el talento. Hace unos meses, por ejemplo, el ganador de cuatro premios Grammy, tres Brit Award, un Globo de Oro y un Oscar, Sam Smith vistió en su presentación en el O2 Arena en Londres para el “Jingle Bell Ball” una prenda llamada ‘jumpsuit’ que además le confeccionó el reconocido diseñador Maison Valentino. Es cierto, Sam Smith perdió el delgado cuerpo que tenía al inicio de su carrera y que ahora sabemos, se debió a que, la presión de su disquera y su carrera a nivel global, le desencadenó un trastorno alimenticio y padeció bulimia. Sin embargo, su aumento de peso no ha sido condicionante para que apreciemos el enorme talento del británico no solo como el gran cantante que es, sino como un estupendo compositor y también productor musical, y ahora acompañado de su inigualable personalidad y estilo, resultado de que a nivel emocional se encuentra más estable. Los ataques a la persona de Sam Smith se dieron justamente por parte del público en redes sociales y de algunos medios de información, que entre algunos otros calificativos le llamaron “ridículo”. Fue otro sector del público quienes también salieron en su defensa, argumentando que mientras a Harry Styles le aplaudieron el uso de un ‘jumpsuit’ similar en Coachella unos meses antes, a Smith se le señalaba por no estar delgado como el ex One Direction y atreverse a portar esa prenda.
Y en el caso mexicano, también hay una polémica con respecto a ese tema y se dio entre la cantante Yuridia y la conductora de espectáculos Pati Chapoy con algo que sucedió hace ya varios años, pero que revivió la misma presentadora y Alex Montiel (El Escorpión Dorado), donde sin tapujos, Chapoy le dijo a Montiel que “admiraba a Yuridia pero que siempre habían dicho que estaba gorda”. La cantante, por cierto, reconocida como una de las mejores voces en español de los últimos 20 años, respondió en su cuenta de TikTok, donde mencionó el daño que esos comentarios le ocasionaron en su salud mental y autoestima. Lejos de portarse profesionales, el equipo comandado por Chapoy que conducen “Ventaneando” (sí, ese programa espantoso con casi 30 años al aire y que lo sorprendente no es su contenido amarillista y vulgar, sino que siga existiendo en 2023, donde se supone, que la sociedad ya cambió y exigimos cosas de mejor calidad), armó una polémica respondiéndole a la artista y señalando su supuesto comportamiento berrinchudo y su carácter irascible durante esos programas que derivaron de “La academia”. Sumidos en dimes y diretes, parecer ser que quienes no están saliendo bien librados de esta reyerta es justamente el programa de TV Azteca, quienes ya son señalados de discriminar a la cantante por gordofobia, al grado que la Comisión Nacional para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres (Conavim), lanzó una carta, condenando los comentarios de Chapoy hacia la cantante, enfatizando que no importa que hayan pasado casi 20 años del suceso porque “Reconocemos que los medios de comunicación masiva son actores clave para la construcción de una cultura libre de violencia contra las mujeres; sus contenidos, expresiones y comentarios en espacios de difusión masiva repercuten en las conductas y comportamientos de la sociedad” dice de manera textual, añadiendo también que “la gordofobia limita el acceso al ejercicio pleno de los derechos humanos de las mujeres con cuerpos no hegemónicos, afectando su salud mental, capacidad de desenvolvimiento social, acceso a oportunidades laborales y hasta puede derivar en trastornos alimenticios como son la anorexia, la bulimia o el sobrepeso”. Ante esto y muy a su pesar, la “curtida” comunicadora tuvo que salir a pedir una disculpa pública en su longevo programa, argumentando que ese espacio, con 27 años al aire, siempre ha sido un programa de “crítica artística e investigación periodística”, añadiendo además que a partir de ahora (sí, ¡hasta ahora!) serán mucho más cuidadosos con el lenguaje para no ofender a los artistas. La escuela de Raúl Velasco sigue viva en Pati Chapoy, que, por cierto, ha perdido vigencia en su forma de comunicar y de “hacer periodismo”.
La discriminación por sobre peso, es algo que ha existido prácticamente desde siempre y sin duda, hay que celebrar que ahora se eduque para erradicarla y quitar estigmas que han lastimado a muchas personas. Y no es romantizar la gordura, simplemente que la gente generalmente no conoce lo que la persona con sobre peso ha pasado y vivido para lograr aceptarse y ser aceptado. Con respecto a los artistas, si a alguien le incomoda el supuesto sobre peso que tienen, pues simplemente no los vean ni compren su música, ellos se perderán de su talento. Y por cierto, ¡feliz día del amor y la amistad!
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