Carlos R. Aguilar Jiménez
Llegaron a CDMX prestadas por el Vaticano, reliquias que dicen son de Judas Tadeo, un hueso del brazo que, como otras reliquias: cabezas, manos, prepucios, dedos, leche de la virgen, clavos o astillas de la cruz y coronas de espinas o lanzas sagradas, son parte del negocio de sacerdotes con la fe de sus fieles, que si bien en 1215 durante el Concilio de Letrán quisieron controlar o frenar el comercio desquiciado de reliquias, decretando únicamente las reliquias acreditadas por el Vaticano eran reales, hasta la fecha, incluso la corona de espinas de Jesús que adoraban fieles en Notre Dame, Paris, cuando se incendió la iglesia se descubrió que la que veneraban era una copia moderna, porque la “original” estaba guardada en una caja fuerte, igual que el “Santo Volto” de Turín que el C.14 ha dictaminado la sabana es de la Edad Media.
El hueso del brazo de Judas Tadeo será paseado por iglesias en diferentes estados del país, para que los creyentes católicos tengan oportunidad de estar cerca de una reliquia que, para devotos de otras religiones sería un fetiche de quien fue uno de los 12 apóstoles de Jesús, sin que se sepa de que extraña manera llegó a considerarse reliquia sagrada ese hueso.
La veneración o devoción por reliquias sagradas es muy antigua, de origen pagano podríamos decir, y se ha conservado desde entonces por ser muy rentable su exhibición, renta o comercio, pero en especial porque sirven a las religiones para vigorizar la fe de los devotos, al saber que su santo milagroso, o algo de él, aunque sea un hueso, “existe” y en consecuencia sus pedimentos, rogativas, procesiones o rezos alcanzan más fuerza o éxito al realizar milagros.
Las iglesias de Roma en especial y toda Italia, o España, avaladas por el Vaticano, están repletas de reliquias, pero la que mejor sirve de ejemplo es la Iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén, que tiene: Tres fragmentos de la verdadera cruz; la inscripción colocada arriba de la cruz, dos espinas de la corona, la esponja con vinagre con que limpiaron el cuerpo de Jesús y maná recogido en el desierto. Es tal la cantidad de madera de la cruz de Cristo, que si se reuniera alcanzaría para hacer varias casas, pero, no es cuestión de matemáticas, química o física saber si en verdad las reliquias, como la de San Judas Tadeo son auténticas, incluso su misma santidad, porque todo es cuestión de fe y creencias, así que miles de fieles piadosos acudirán a las iglesias donde se harán misas con el hueso que, a ciencia cierta, no se sabe si es original, porque no importan los datos científicos, porque siempre habrá quien diga tiene otros datos o revelaciones, así que Tadeo será venerado en México donde se nos olvidó que los auténticos dioses mexicanos son prehispánicos y no el hebreo impuesto por España a sangre y fuego, sin considerar al menos reliquias sagradas a Tláloc, Cosijo o Tonatiuh exhibidos en museos como ídolos o fetiches paganos.