Carlos R. Aguilar Jiménez
“Por el bien de todos, primero los pobres” era una de las principales declaraciones demagógicas del afortunadamente ahora expresidente, Andrés Manuel López Obrador, que en un cerro de de San Antonio de la Cal luce como anuncio luminoso, promoviendo esta leyenda política y demagógica del pasado sexenio y del actual, similar a: “Con el pueblo todo, sin el pueblo nada” o “Proletarios del mundo, uníos”, frases que funcionan muy bien para obtener apoyo y votos de los que son más, de las clases sociales que se consideran a sí mismas: “pueblo”, esa masa informe, imprecisa y vaga que se supone refiere a los que no tienen nada qué perder, porque si para mal carecen de poder adquisitivo, si tienen salud, talento, ingenio y distintas habilidades, no obstante, si bien tienen capacidad cerebral e intelecto suficiente para aprender y ejercer un oficio, iniciar un micro negocio o destacar en determinada actividad profesional o comercial, se quedan pobres porque así los hizo Dios y: “Bienaventurados los que sufren, porque de ellos será el reino de los cielos”.
Si para mal dicen que la falta de oportunidades es lo que mantiene pobre al Pueblo, el argumento no es válido porque desde Benito Juárez, Porfirio Diaz y muchos otros ejemplos, no únicamente de políticos, sino de artistas, intelectuales, escritores, científicos, empresarios o comerciantes, han triunfado y exitosamente los recordamos; tenemos muchos conocidos así, obvio que existen muchísimos otros que no, pero depende en gran medida del IQ de cada quien, de tal forma que así se haya nacido pobre o rico, del coeficiente intelectual dependerá el éxito o fracaso.
“Primero los pobres” suena bien, sin embargo ¿qué es ser pobre?, para el gobierno, los pobres son el pueblo, todos los que reciben su dádiva de “Bienestar”, de nini, adulto mayor o mujer, con trabajo, estudios, dinero o sin él, por lo que, sabiendo que la inmensa mayoría no tiene poder adquisitivo y por ello será pueblo sabio y bueno y además cuando reciba su “dinerito” igual que los estudiantes, quienes ahora sabiendo tienen una beca de bienestar, no les interesa trabajar de aprendices, meritorios o lo que sea, porque al final del mes tendrán para el caguamòn, el porro o lo que les de placer, no conocimientos, habilidades, preparación u oficio y beneficio alguno.
Dar dinero que podría utilizarse para infraestructura, carreteras, hospitales, medicamentos, represas, seguridad pública, educación de calidad, energías limpias, pero sobre todo, salud física y mental, debería ser prioridad, pero, no da imagen ni popularidad, dado que a los pobres les importa más su “dinerito” que una autopista, obras hidráulicas, hospitales o seguridad, aunque, cuando enfermen no haya clínicas que los atiendan con eficiencia, premura y calidad, ni escuelas públicas que los preparen para competir contra egresados de escuelas privadas, pero, que importa, con que tengan su dinerito: primero los pobres, porque de ellos será el reino de los cielos cuando salgan a cobrar y…luego a votar por más dinerito, así que, proletarios, pueblo y pobres de México, uníos.
—————————————————————————
Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista.