Carlos R. Aguilar Jiménez
Vivíamos aislados del resto del mundo en una civilización del neolítico o Edad de Piedra. Desconocíamos la rueda con eje, no teníamos velas para alumbrarnos, no existía la metalurgia, arar se hacía con coa, no conocíamos el arado metálico con bestias, no teníamos alfabeto y, mientras Magallanes daba la vuelta al mundo, los aztecas se desplazaban en chinampas sin velas ni ningún tipo de instrumentos de navegación, pero, llegaron los españoles y luego de un encuentro violento con el mundo y aniquilación del brutal y sanguinario imperio azteca, nuestros ancestros se integraron a la primer globalización.
Fue en 1810 cuando el Virreinato que surgió después de la caída de Tenochtitlan concluyó con la Independencia de Nueva España, acabando también con la red comercial de las Naos de China que iban y venían de Filipinas y con toda la producción y negocios de las haciendas, viviéndose entre guerras y despojos, un México independiente recién nacido y sin proyecto de nación, arruinando todo lo que se había logrado durante tres siglos de virreinato hasta la guerra civil que, eufemísticamente, llamamos revolución, y cuando toda la industrialización y modernidad que había conseguido don Porfirio Diaz, de nuevo se arruinó hasta el día de hoy, cuando, por ejemplo, si queremos viajar fuera de Oaxaca tiene que ser por carretera o aire al haber destruido el ferrocarril porfiriano.
Don Porfirio Diaz quien pacificó a México durante su gobierno hizo de este país, una nación moderna con ferrocarriles, telégrafo, teléfono, servicio postal, electricidad, puertos y diques para comercio marítimo, la escuela que hoy es la UNAM, el Observatorio Astronómico Nacional y muchas obras e infraestructura que llevaron a México, de ser un país rural atrasado, a convertirse en una nación de incipiente pero dinámica industrialización que, incluso hoy, no hemos alcanzado porque desde la guerra civil de 1910, que inició con el títere gringo de Madero, comenzamos una caída industrial, comercial y política que hoy ubica a México entre los países del tercer mundo.
La guerra civil mexicana nos excluyó del desarrollo industrial y prosperidad, convirtiéndonos en un país de pobres guadalupanos sometidos por gobiernos autoritarios, que únicamente cambian de gente, porque somos expertos en dizque revoluciones o transformaciones de 360 grados, le damos la vuelta completa a todo para seguir igual o peor, con dizque otro de gobierno que dice no somos iguales y otra gente, pero siendo lo mismo, porque desde 1910, los pobres son más, la inseguridad mayúscula, la corrupción extrema, división de poder nula, extinción de órganos autónomos, ideologización comunista en escuelas, condena de la ciencia, desaparición de medicamentos y servicios de salud, pero, muchos felices con su dadiva bimestral dispuestos a celebrar la Guerra Civil 1910.y aplaudir la cuarta vuelta de 360 grados.
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