Carlos R. Aguilar Jiménez.
No los quisieron de niños, nacieron sin ninguna planeación, son resultados de una noche de pasión y no de amor con planificación, son hermanos de más de cinco y llegan a la adultez únicamente gracias a los avances de la ciencia médica, la asistencia social y apoyos del gobierno, porque de su familia solo reciben malos tratos, por lo que durante su desarrollo infantil silvestre, sin estimulación temprana, educación y apropiación de valores éticos, sin ningún tipo de valor moral o respeto y consideración por los demás y con ellos mismos, se convierten en delincuentes potenciales, en individuos capaces de hacer daño a quien sea, dispuestos a cerrar calles para presionar al gobierno y conseguir sus demandas, sin que les importe la gente, porque se sienten felices cuando en muchedumbre marchan gimoteando por las calles consignas en contra de lo que no les conviene, porque nunca les enseñaron a respetar y valorarse a sí mismos, porque no tienen autoestima ni nada que perder.
De niños, entre los 10 y 15 años, como delincuentes potenciales o disocializados, les interesó más estar en la calle que en la escuela o en un taller aprendiendo un oficio, contexto que les lleva a no tener ninguna obligación ni dinero para lo que quieran, por lo que comienzan con pequeños robos, engaños, fraudes y todo tipo de mentiras para encubrir sus delitos, entre sus amigos y familiares que les solapan, porque la vida dentro de la pandilla o la banda y su respectiva aceptación es primordial ya que en ella se sienten en un entorno de protección y supuesta seguridad que evita su despersonalización, esto es, convertirse en individuos anodino e insignificante. Cuando estos delincuentes potenciales son adultos, de 18 años en adelante, luego de sobrevivir en la calle sin problemas con la ley y sin ingresar a prisión, porque en México no se castigan los delitos y lo que impera es impunidad total para los delincuentes que se dedican a cualquier actividad ilícita, son los primeros que están dispuestos a marchar para protestar, secuestrar oficinas o negocios, asaltar casetas de cobro o cometer cualquier delito con el pretexto de causas sociales o políticas y, así vemos a profes de la Secta 22 cometiendo todo tipo de delitos sin castigo alguno, mototaxistas, taxistas, camioneros y burócratas o empleados de la UABJO, agrediendo a la gente que no tiene que ver con sus problemas, o los peores, los agentes de vialidad extorsionando con saña inaudita a humildes motociclistas que tienen la mala suerte de circular donde instalan sus operativos delincuenciales y abusando del poder que les dan las armas y el uniforme, porque de niños y adolescentes nadie los quiso ni los amó y su IQ es mínimo, casi de Borders, disfrutan de la maldad, perversidad y abuso al no saber lo que es querer a alguien, respetar a los demás y, especialmente ser tolerantes y amables, debido a que nacieron silvestres y su resentimiento social y pobreza los convierte en delincuentes potenciales peligrosos, especialmente a los policías viales quienes igual que los bandidos roban sin escrúpulos a los conductores de vehículos y los demás, todos aquellos que alguna vez han marchado gimoteando o cerrado una calles, son capaces de todo. Si usted conoce a alguien así, es un delincuente potencial.