Ismael Ortiz Romero Cuevas
Quienes me conocen saben que muchos cantantes me han inspirado y admiro por algo que me llame la atención. Quienes me conocen saben también que para mí, David Bowie es un sensei, es un maestro, es más que un artista, es un ídolo en toda la extensión de la palabra. Así, la semana pasada recordé que justo el 09 de septiembre pero de 1971, David Bowie comenzó a grabar el que creo, ha sido el álbum conceptual más espectacular (sí, para mí aún más que “El sargento Pimienta” de The Beatles”) que se haya comercializado: “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars” (El ascenso y caída de Ziggy Stardust y las arañas de marte). Un disco donde Bowie pone de manifiesto toda su genialidad y nos entrega un álbum protagonizado precisamente por Ziggy Stardust, un extraterrestre bisexual y andrógino. Y así comienza el álbum, con un track llamado “Five Years”, una canción donde Ziggy nos dice que nuestro planeta tiene los días contados y que en cinco años, la vida se acabará gracias a los excesos de los humanos. Y para eso llega Ziggy, para ayudarnos.
El disco, conocido entre los fanáticos y la prensa especializada únicamente como Ziggy Stardust, se ha convertido en un álbum emblema del glam rock y que es catalogado por diversas publicaciones especializadas, como uno de los mejores discos del rock y uno de los más grandiosos de la historia de la música, además, gracias a este trabajo, inspiró a grandes leyendas del género que hasta hoy siguen siendo figuras respetadas.
El concepto del disco, también es un elemento a destacar y se llena de muchas anécdotas alentadas por el mismo David y otras, forjadas como leyendas urbanas. Se dice que el nombre de “Ziggy”, Bowie lo eligió por la semejanza en la pronunciación al de uno de sus grandes amigos: Iggy Pop, también se sabe que fue inspirado por Marc Bolan, amigo de Bowie igualmente y quien de no haber alcanzado el éxito con el grupo T. Rex, adoptaría el nombre de Zinc Alloy para relanzar su carrera; entonces se dice que “Ziggy” es la fusión de Iggy y la “z” de Zinc. El apellido “Stardust” (polvo de estrellas) tiene una referencia más directa al cantante de country Norman Carl Odmon, que se hacía llamar “The Legendary Stardust Cowboy”; y pues vamos, Ziggy es un extraterrestre, no podía tener un apellido más descriptivo. La androginia de Ziggy fue ideada por el mismo David al ver escenificaciones del kabuki, donde se utilizaban melenas leonesas para sus personajes; para eso, la discográfica EMI contrató al artista japonés Kansai Yamamoto para crear toda la imagen del personaje; nuca pensaron que estaban erigiendo un icono de la música que sería eterno, además de un símbolo del estilo. Bowie también cita a Vince Taylor y su teatralidad como moción directa en la creación de su alter ego, pues le llamaba la atención su imagen y desenvolvimiento escénico; se sabe también que Taylor conoció a David en los años en que su adicción a las drogas lo tenían casi acabado y solo hablaba de que él conocía los lugares precisos dónde llegarían los alienígenas y afirmaba en sus conciertos que era la reencarnación de Jesucristo. Y a partir de esas alucinaciones, fue concebido este disco sin precedentes. Un álbum donde el artista quiso adaptar el concepto de los montajes escénicos de Broadway con todo y la falsedad de los histriones que se suben al escenario, por eso, creó a este extraterrestre que viene a cautivar a la juventud al convertirse en estrella de rock y que es víctima de la vorágine de su propia fama y víctima letal de su repentina celebridad.
Es así, como a través de una fuerte carga ideológica y canciones elaboradas e instrumentadas de forma elegante y delicada, Bowie deja uno de tantos legados de su ingenio al mundo, “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars”, nos lleva a un viaje único a través del espacio, las estrellas, la ciencia ficción, naves espaciales y la música en once canciones soberbias, pues en el álbum somos testigos de las intenciones de Ziggy y de su decadencia, pues el mesías del rock cae en un abismo de excesos al darse cuenta que en realidad buscaba la conquista de gente más que el bien común. Así lo escuchamos en el track “Starman”, quizá una de las canciones más conocidas de “su camaleónica majestad”, en la que un extraterrestre contacta con los jóvenes de aquél lejano 1972, a través de la música en la radio y les propone salvación, aunque también argumenta que la Tierra no está preparada para su mensaje. Años más tarde, el mismo Bowie dijo que ese mensaje que Ziggy difundió en su canción, no eran más que una retahíla de mentiras para tener seguidores en este planeta.
Y en ese disco que nos lleva a viajar creando imágenes en nuestra mente y endulzando los oídos con sus sofisticados sonidos, vemos a Ziggy encumbrarse, travestirse, hablar de los tipos de amor, hacer una versión del tema “It Ain’t Easy” de Ron Davies y que deja patente de lo tormentoso que puede ser el camino hacia el estrellato, somos testigos como Ziggy disuelve a Las Arañas de Marte por su ego además de hacer una referencia directa a Jimi Hendrix (que Bowie nunca aceptó pero tampoco negó), en el tema “Ziggy Stardust” al referirse que el personaje es un guitarrista zurdo, egocéntrico y adicto.
David Bowie fue un artista demasiado adelantado a su época. Un talento apreciado pero poco entendido hasta la fecha. La fuerte carga artística y filosófica en toda su obra, sigue sorprendiendo por mucho que conozcamos su trabajo. Y qué mejor que recordarlo escuchando y disfrutando uno de los más gloriosos discos que se han grabado en toda la historia de la música: “The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars”, por esas mujeres fatales que emergieron de las sombras y que seguramente, su más que amigo Andy Warhol y el genio de Lou Reed fueron corresponsables de esa inspiración que nos dejó este disco a prueba de tiempo.