Carlos R. Aguilar Jiménez.
En todo camino, sendero o propósito siempre el primer paso es el más importante, porque es el momento que señala el principio de un proyecto personal, familiar, social o político, tal y como acaba de suceder al dar el primer paso el presidente municipal JAHF al conseguir un acuerdo y liberar al primer cuadro de la ciudad de los nefastos vendedores ambulantes que desde el siglo pasado se apoderaron de calles, banquetas, parques públicos, portales del zócalo y cuanto lugar pudieron en absoluta impunidad, sabiéndose protegidos por líderes venales de organizaciones de resentidos sociales, que manipulando a gente sin empleo se les hace fácil instalar un puesto mugroso en la vía pública, como el de grasientas y malolientes papas en la esquina de Independencia y Valdivieso. No está mal que se comience con un día, con el programa: “Un Día Sin Comercio en la Vía Pública” los miércoles de cada semana sin vendedores ambulantes que se supone son casi dos mil y en consecuencia son total y desleal competencia a negocios establecidos que pagan renta, empleados con derechos, electricidad y todos los impuestos que el gobierno les impone, constituyéndose además en una plaga perniciosa por no ofrecer ningún tipo de seguridad o garantía en lo que venden, cosas robadas e insalubres que pueden ofrecer a bajo precio, mientras los comerciantes del primer cuadro deben cumplir con sus obligaciones y, en consecuencia se ven imposibilitados para bajar precios, formándose un ciclo perverso en el que no son únicamente responsables de la desleal competencia los vendedores ambulantes, sino también la gente que compra “chueco”, porque es un hecho que mientras no se apliquen las leyes con autoridad, los abusivos líderes harán grandes fortunas explotando y esclavizando a los vendedores ambulantes que ni son dueños de los puestos, como los carritos de hotdogs e incluso las cajas de los “niños tienda”, por lo que la medida tomada por el presidente JAHF es importante al liberar por fin a la majestuosa ciudad de Oaxaca del sórdido aspecto que tiene al parecer algunas calles grotesco mercado. Un día sin vendedores ambulantes quizá sea poco, pero por algo hay que comenzar y, si se utiliza recíprocamente la misma estrategia de los ambulantes quienes comienzan con un puesto, luego ponen otro y así se siguen hasta que se apoderan de todo, lo mismo puede hacer el Ayuntamiento y, primero con un día, después con dos y así toda la semana, como se ha demostrado se puede al retirar los horrendos puestos del Jardín Labastida y el tianguis de piratería de los viernes en el llano. Con autoridad, don de mando y aplicando las leyes todo es posible, así que siendo el 17 de octubre el primer miércoles de “Un Día Sin Comercio en la Vía Pública”, podemos sentirnos ilusionados de recuperar el paisaje noble y hermoso de las calles y fachadas de la ciudad, cubiertas de mugre, plásticos y puestos que hacen la ciudad parezca como algunos lugares de Nairobi, Marruecos o Calcuta, faltando únicamente las vacas circulando por la ciudad, aunque están los mototaxis distribuidores de narcomenudeo o cosas robadas, muy cerca del Centro Histórico..