CarloS R. Aguilar Jiménez.
Se aproximan tiempos violentos, que si bien podrían no ser bélicamente, lo cierto es que en México como país latinoamericano, tradicionalista, conservador, guadalupano y hasta reaccionario, cualquier intento de transformación o cambio, se constituye en protestas, barricadas, manifestaciones y oposición total, como bien sabemos los oaxaqueños que hemos vivido desde finales del siglo la oposición y resistencia a cualquier modificación, obra o infraestructura, así que, cuando el presidente ya en funciones aunque todavía no sea legítimo, continúe lo que dice será la cuarta transformación, lo que encontrará, como sucede ya, será oposición y resistencia a sus transformaciones, que sí para sus propósitos mesiánicos contará con el apoyo de la gente, del pueblo –según él–, de pobres y desheredados, de quienes poco o nada importa lo que hagan porque no repercute en la economía nacional, la oposición trascendente y peligrosa, será la de los pudientes y acaudalados y, a menos que les expropien sus propiedades y bienes, la transformación traerá tiempos violentos.
Vivimos tiempos violentos desde finales del siglo pasado debido a la proliferación del crimen organizado, impunidad, corrupción y abuso de autoridad, no obstante, lo que se avecina será peor porque la incertidumbre, “encuestitis”, populismo, indeterminación y cancelación de proyectos en marcha, ahuyenta las inversiones y el capital generando pobreza. AMLO dice que hará una transformación radical, que obviamente requiere de una revolución social, pero las revoluciones, cambios y transformaciones históricamente las han realizado siempre los jóvenes, nunca los sexagenarios y tanto el equipo como el gabinete del gobierno es de la sexalecencia, gente que nació a mediados del siglo pasado, que ha vivido en envidiables nichos de confort, que si cambian algunas cosas o muchas, como es costumbre en México, y más en Oaxaca, se encontrarán con violencia, no bélica, no armada, sin barricadas, marchas o bloqueos que no sirven para nada, salvo para molestar a la gente que trabaja, sino con cancelación de inversiones, fuga de capitales, compra de dólares o euros y su correspondiente pérdida de empleos y oportunidades, porque yo mismo, aunque mis ahorros son precarios, los convertí en dólares desde el 4 de julio y ahora mismos he ganado por la paridad, así que si AMLO ya devaluó el peso aun sin ser presidente, la perspectiva es que una vez que le coloquen la banda presidencial, sus acciones nos lleven a tiempos violentos, mayor migración ilegal, incremento del crimen, abuso de autoridad con populismo, inflación y crisis. La historia de otros países latinoamericanos nos han enseñado lo que pasa cuando se vota enojado, desinformado, pero sobre todo, fanatizado, así que la perspectiva es de tiempos violentos, porque igual que no se puede razonar con un testigo de Jehová, tampoco se puede con un pejezombie incluyendo cualquier discusión que comience amistosa, terminacon polarización y enojo, que podría llegar a violencia.