Carlos R. Aguilar Jiménez.
Cuando se trata de política o de elegir a alguna persona para equis cargo público, en los países democráticos sus ciudadanos o militantes de partidos políticos tienden a definirse de izquierda o derecha, refiriéndose a ideologías progresistas o conservadoras, donde por lo general son los jóvenes sin experiencia, familia a quien mantener ni riqueza alguna y los resentidos sociales quienes se identifican con la izquierda, desde los comunistas hasta revolucionarios democráticos y, en el caso de los que se dicen de derecha, son los conservadores, adinerados y religiosos, generalmente adultos que han triunfado en la vida y pretenden conservar sus privilegios.
En el binomio izquierda – derecha, la izquierda tiene inmensa mayoría, porque lo que más abunda en la sociedad son los pobres e ignorantes, gente que no ha triunfado en la vida, que tiene carencias y mínimos conocimientos académicos o culturales y, en consecuencia resentimiento personal o social contra los afortunados, contra los ricos y “explotadores” a quienes clasifican de derecha, conviviendo en una sociedad polarizada de gente que se dice de izquierda y los de derecha. Comunistas-socialistas frente a capitalistas-religiosos.
“Enséñale a un hombre a trabajar y le habrás quitado un voto a la izquierda.”
“Enséñale a un hombre a pensar y le habrás quitado un voto a la derecha.”
“Enséñale a un hombre a tener criterio, y no será de izquierda, ni de derecha, será un hombre libre, inalienable, autónomo, imparcial y descontaminado de odio, fanatismo y enfrentamientos absurdos…”
“El pensar es una acción natural del ser humano. Discernir y tener criterio, es una virtud de pocos” dice Fernando Pineda en una publicación que ví en las Redes, quien con lógica define a quienes se dicen de derecha o izquierda, especialmente a los de izquierda que viven de ella, militando y cobrando en partidos políticos con esa linea, que como marca registrada de negocio, léase PRD o MORENA les funciona bien, cómo sucederá mañana al asumir la presidencia un gobierno que se dice de izquierda, interesado por el pueblo (y esperemos que así sea), que una vez le imponga EPN a AMLO la banda presidencial, deje de ser de izquierda, centro o derecha y sea un estadista, presidiendo un gobierno interesado en reivindicar lo que ha prometido, cumpliendo sus promesas de 15 años de campaña en la que aseguró a la gente acostumbrada a que el gobierno les de todo (enojada con el sistema tradicional y casi cegada por el odio), diciéndole lo que quiere oír –no precisamente la verdad–, consiguiendo así su voto y presidencia de la República. Inicia una nueva época donde ojalá no sea un gobierno de izquierda, de gente que no trabaja, ni de derecha, de gente que no piensa, sino ajeno a ideologías, para dedicarse a acabar con la impunidad de delincuentes y corrupción de políticos, enfocado a la educación, aunque quizá sea imposible, porque los gobiernos procurarán siempre mantener a la gente ignorante, para que vote por el que prometa lo que queremos escuchar e incluso nos pida opinión en encuestas, para así hacernos creer que somos parte de la elite del gobierno y de la transformación. “Veni, Vidi, Vici”, tres palabras que constituyen el parte de guerra más corto escrito jamás, al término de una batalla rápida en la que Julio César venció fácilmente al enemigo… Estas podrían ser las palabras de AMLO mañana.