Fanatismo ecológico

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Carlos R. Aguilar Jiménez.

Como tendencia ambientalista, moda ecológica, perspectiva sustentable y protección del planeta han surgido los fanáticos ambientalistas y fundamentalistas verdes, quienes ante la menor insinuación respecto de la edificación de cualquier obra o infraestructura donde haya árboles, lagartijas o pájaros que proteger o preservar, de inmediato se oponen argumentando que el mundo se calentara más, se agotará el agua, acabará el oxígeno y todos moriremos asfixiados o quemados por el sol al estilo apocalíptico, sin que les importe la gente ni interese el bienestar de la población que se vería beneficiada, por ejemplo, con el rescate del Libramiento Norte, por donde podrían circular decenas de miles de automóviles, que hoy tienen que atravesar la ciudad por el centro emitiendo millones de metros cúbicos de gases tóxicos.

Rescatar el río Atoyac exigen Nazario García R. y Francisco Verástegui en su rol ecologista, proponiendo se reforeste y construyan bordos, interesados en mejorar el paisaje y evitar sigan descargando aguas negras en su cause seco, propuestas que en principio son acertadas pero triviales, porque lo que realmente requiere Oaxaca para mejorar su ambiente y calidad de vida de sus habitantes, (porque todos nos trasladamos en vehículos de motor) es construir y mejorar vialidades incluyendo pavimentar todo el cauce del Atoyac para convertirlo, como en Los Ángeles y otras ciudades del mundo, en vía de circulación, una calzada por donde podrían circular millones de coches en el año, porque es un hecho que lo que alguna vez fue el río Atoyac, ante la inmensa cantidad de pueblos que atajan y aprovechan el agua que venía de las montañas a Oaxaca ya no llega casi nada, excepto en épocas de lluvia en un caudal que fácilmente se podría entubar, así que el rescate del rio Atoyac, y el Salado, como se hizo en el de Jalatlaco que hoy está entubado, debería ser convertirlo en un libramiento vehicular reforestado, iluminado y ya que es un muy ancho el cauce para entubarlo, pavimentarlo y encementarlo desde Etla por todo su recorrido sería un rescate serio, útil y trascendente, no simulacros e imposturas que proponen los fanáticos verdes de Verastegui y Nazario, quienes saben bien que lo que dicen suena bien y es ecológicamente correcto, pero lo cierto es que debe importar más el bienestar de la gente y no el de lagartijas, pájaros o árboles, que son parte del paisaje, pero  las personas no, nosotros cambiamos el paisaje y el ambiente para vivir mejor, por eso construimos casas, aeropuertos, calzadas, libramientos y toda clase de vías de comunicación para el intercambio de toda clase de productos, alimentos y demás, en una dinámica en la que si se prefiere más el paisaje, los árboles y todas las amenazas apocalípticas de fundamentalistas ecológicos, nos vamos a quedar estancados, anticuados e incomunicados, eso si, con ríos secos o de aguas negras como putrefactos focos de infección al aire libre desde la URSE hasta el Aeropuerto, donde el aire es hediondo y el ambiente fétido.

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