Carlos R. Aguilar Jiménez.
Los sindicatos de empleados constituidos en su origen como agrupaciones de empleados o trabajadores, incluso burócratas, con el propósito de conseguir Salarios, horarios justos y derechos para sus agremiados y, después defenderlos utilizando las leyes y mediación con el patrón en base a la Ley Federal del Trabajo a través de la Junta de Conciliación y Arbitraje, con el el recurso de Huelga, durante décadas la Confederación de Trabajadores de México (CTM) Confederación Revolucionaria de Obreros Campesinos (CROC) (CNC) (SNTE) y otros sindicatos, legal y reglamentariamente defendieron a sus integrantes, hasta que a finales del siglo pasado la corrupción de sus lideres colapsó toda norma y legalidad, convirtiendo a los sindicatos en mafias y pandillas que venden protección, derecho de piso, amenazan empresarios y al mismo gobierno e intimidan a la población con marchas, plantones, secuestros y violencia.
El sindicalismo que nació noble y fue dirigido por distinguidos líderes, actualmente al perderse el perfil de lo que es el sindicalismo como forma legal de defensa de trabajadores, ahora son grupos de coque y poder que buscan conseguir ilegalmente lo que les conviene, obligando o intimidando, como ejemplo, a constructores o empresarios a que solo sea determinado sindicato el que puedan contratar y no el que convenga al dueño o declarando huelga a la UABJO como el STEUABJO para conseguir lo que quieren, sin que les importe la academia, enseñanza, dinámica estudiantil, proyectos, tesis y trabajos de catedráticos o estudiantes, poniendo en riesgo incluso la vida de animales con los que aprenden estudiantes de la Escuela de Veterinaria; afectando también rutinas de deportistas, cerrando campos deportivos de la UABJO, porque a los lideres lo único que interesa es el dinero que puedan conseguir en el entendido de que nunca rendirán cuentas y jamás se sabrá a que acuerdos lleguen con el rector o gobierno, porque en su autonomía se creen intocables e inmunes a la ley, dado que suponen la UABJO es otro país, donde quien no sea universitario tiene derecho de exigir resultados, y si bien hubieran ganado algún Premio Nobel u otro de importancia internacional, no habría que cuestionar, pero lo cierto es que la UABJO por sindicatos como el STEUABJO,( incluso uno de empleados de confianza) se han encargado bien de hundir a la UABJO en niveles paupérrimos de formación de licenciados, maestros o doctores, y así hoy todo estudiante con poder adquisitivo y en su sano juicio, nunca opta por la UABJO, sus decenas de huelgas y rencor social, prefiriendo la Anáhuac, La Salle, URSE, Vasconcelos e incluso las distinguidas UTVC o Universidad Tecnológica Mixteca, donde sus alumnos siempre tienen clases impartidas por probos catedráticos, no por revoltosos sindicalistas que con cualquier pretexto declaran huelgas, paros o bloquean avenidas.