Mariana Yáñez Unda
Vicepresidenta de Litigio Estratégico Indígena A.C.
José es el artesano mayor y enseñó el oficio de la carpintería a Jesús de Nazareth, por eso, ayer 19 de marzo, día de San José, celebramos en México el día de las artesanas y artesanos. Es atinente entonces realizar el siguiente apunte.
Las grandes empresas son voraces con el trabajo de los artesanos. Los empresarios de la vanidad se han “inspirado” en el trabajo de las etnias del mundo. Han ido a África y se han apropiado de la herencia de pueblos y la han vendido como una fusión como estilo tribal, han “rediseñado” prendas, diseños, iconografía y han creado “tendencias de la moda” con diseños creados por los pueblos indígenas del mundo.
Con los dientes afilados acuden a África, India, Oriente, América Latina y bajo la idea de que rediseñan lo étnico, se apropian de sus saberes, lucran y obtienen grandes beneficios. Los pequeños artesanos locales no tienen la capacidad para oponerse a este expolio.
En México la situación no es distinta. Cito como ejemplo a Isabel Marant, la youtuber Yuya, cerveza Cucapá, Nestlé y Chocolate Abuelita, quienes se apoderaron de diseños, imágenes y saberes de los pueblos y comunidades indígenas.
Lamentablemente, son los gobiernos los que han propiciado este apoderamiento: es curioso que la propia Ley Federal del Derecho de Autor permita el apoderamiento de las manifestaciones culturales de los pueblos indígenas. El artículo 159 establece que es de “libre la utilización de las obras literarias, artísticas, de arte popular o artesanal” siempre que se mencione el lugar de origen y sólo las protege contra la deformación
Como un reconocimiento a la labor de artesanas y artesanos, el legislador federal debería propiciar una reforma a la Ley Federal de Derechos de Autor para prohibir la utilización del patrimonio cultural de los pueblos indígenas de manera gratuita. Desde la Ley deberán sentarse la base de una nueva relación entre artesanos de pueblos indígenas y empresas, si éstas quieren utilizar diseños de las artesanías indígenas deberán contratar la utilización de tales imágenes y diseños bajo las reglas justos o economía naranja. En Panamá los kunas lo hicieron muy bien. Sigamos ese ejemplo.