Carlos R. Aguilar Jiménez.
Protestar respecto de injusticias, oponerse a arbitrariedades y encarar principalmente al gobierno que hace caso omiso de acosos en contra de mujeres, soslaya feminicidios y elude su responsabilidad respecto de acabar con la impunidad disfrazando su ineptitud con “otros datos”, será motivo principal de la protesta de mujeres este 9 de marzo, declarando que el “nueve ninguna se mueve”, con intención de establecer un precedente nacional de inconformidad en la progresiva dinámica social de reivindicación social de la mujer, como ya hicieron en otros tiempos en su lucha por conseguir el sufragio y otros derechos humanos que siempre han disfrutado esos hombres que por ser religiosos, especialmente católicos, se creen superiores, hechos a mano por Dios..
Conseguir derechos de igualdad de género, equidad social, justicia, equilibrio, imparcialidad respecto de trato, procedimientos y salarios, entre otros asuntos de equivalencia, incluido el derecho de abortar antes de 12 semanas, ha sido una lucha constante y difícil ante la cerrazón y mezquindad de políticos, religiosos y gobernantes, principalmente de los nacidos a mediados del siglo pasado, quienes empecinados en seguir tradiciones obsoletas, achacan toda inconformidad o protesta social al pasado, a lo que hicieron o no otros, antes, o al neoliberalismo, los conservadores, el calentamiento global o lo que se les ocurra para no reconocer su incompetencia y nefastos resultados luego de 15 meses de gobierno, culpando incluso a las organizadoras de la protesta femenil y mujeres que han anunciado su participación, de ser fatídicas del desastre y enemigas de la quimera de transformación, tal y como han hecho gobiernos dictatoriales de otros tiempos que condenaron a o descalificaron mujeres que exigían derechos, incluso de manera prístina cuando es más difícil, no ahora cuando existen ejemplos exitosos de muchos países donde los derechos de la Mujer son en igualdad, completos y equitativos, y no porque los hombres que gobiernan se los hayan concedido de buena fe, sino porque las protestas, inconformidades huelgas, sacrificios y hasta víctimas, han obligado a los gobiernos a otorgárselos, así que en México, país tercermundista, pobre e ignorante por el analfabetismo funcional de la mayoría que vota por quien prometa los diamantes de la virgen Morena, la única alternativa es la protesta civil, las huelgas de manos caídas o la inactividad de un día, en este caso, de las mujeres con el “9 ninguna se mueve”.
Africanos que viven fuera de su continente o nacidos en otros países, igual que latinos, homosexuales, discapacitados, indígenas y demás clasificados minoritarios o vulnerables han tenido que protestar y luchar en el transcurso de su tiempo, tal y como sucederá el lunes nueve, no obstante la descalificación del gobierno federal que dice se trata de un complot y maniobra del neoliberalismo para desacreditar su quimera de transformación y utopía de país.