Carlos R. Aguilar Jiménez.
Estamos en guerra contra los gérmenes desde que existe la vida defendiéndonos como podemos, sin saber antes qué nos enfermaba o mataba, hasta que Louis Pasteur demostró que son microorganismos patógenos los culpables, comenzando a partir de entonces una guerra implacable contra ellos, tratando de matarlos antes que nos maten a nosotros, en una especie de guerra sin fin en una carrera de armamentos en la que los científicos inventan armas temporalmente letales, que de inmediato son anuladas por los virus y bacterias, en función de la “Paradoja de la Reina Roja”.
La “Paradoja de la Reina Roja” fue planteada por primera vez por Leigh Van Valen, un biólogo evolutivo que hace referencia al libro de Lewis Carroll: “Alicia al Otro Lado del Espejo”, segunda parte de “Alicia en el País de las Maravillas”, donde Alicia y la Reina Roja en la baraja de cartas se lanzan a una carrera desenfrenada y dicen: “––Pero, Reina Roja, es extraño, corremos muy rápido pero estamos en el mismo lugar, el paisaje no cambia. -dice Alicia. ––¡Corremos para quedarnos en el mismo lugar!, responde la reina…” Leigh Van Valen utiliza esta metáfora para ilustrar la carrera que siguen todas las especies en su proceso de mejora evolutiva. No avanzar es ir hacia atrás. Para quedarse en el mismo lugar hay que ir tan de prisa como las demás especies. Si en un momento la selección natural de las especies favorece a los depredadores más veloces, también tendrá que favorecer a las presas veloces, y de esa manera tendrán posibilidad de escapar, lo que nos da como resultado una relación de fuerza parecida que se igualará siempre por mucho que se haga para adelantar en la carrera, tal y como sucede ahora con los virus Covid-19 y otros, que hace siglos tratan de matarnos, y nosotros a ellos, sin que ningún contendiente obtenga ventajas. Fue la pandemia de peste, de viruela, cólera, Influenza y ahora covid-19 la que como una carrera de armamentos nos obliga a fabricar nuevos fármacos, antibióticos, antivirales, vacunas, desinfectantes, insecticidas, venenos, antídotos y todo lo que se nos ocurra para matar virus que nunca podremos exterminar porque en la carrera de selección natural, las especies mutan para adaptarse a nuevos ambientes; lo hacemos nosotros sobreviviendo los más aptos o más listos, los que se aíslan, que pueden quedarse en cuarentena, los demás, los que no lo hacen, se arriesgan a enfermar y morir, porque la carrera de armamentos como expresa la Paradoja de la Reina Roja nos mantiene en el mismo lugar por más que corramos, en una dinámica evolutiva que hará sobrevivir a los más aptos, heredando su resistencia a sus hijos a ciertos microorganismos o encontrando el antiviral que mate la cepa actual del nuevo coronavirus, de la que evolucionará otra más resistente o inmune y así ad infinitum, en una carrera interminable en la que a veces unos ganan y otros pierden, pero siempre quedando en el mismo lugar por mucho que nos apresuremos.