Carlos R. Aguilar Jiménez.
Cuando Charles Darwin concluyó su viaje como naturalista a bordo del buque de su majestad Beagle, luego de compilar, reunir y analizar sus observaciones respecto de la naturaleza y animales que observó, llegó a la conclusión que los seres vivos evolucionan, cambian con el transcurso del tiempo adaptándose al entorno según éste se transforma en función de la supervivencia diferencial de los más aptos, sin embargo, para llegar a esta conclusión requirió de otras observaciones también sobre la naturaleza, pero en otros enfoques, y así del libro de Roberth Malhtus: “Ensayo Sobre la Población”, que dice:“la población siempre sobrepasaría a la cantidad de alimentos y que al final tendrían que descender las cifras de seres, por hambre, guerras o enfermedad”, porque debido a la explosión demográfica estamos llegando a un límite en que la misma naturaleza opera para alcanzar equilibrios entre especies y número de individuos, en una dinámica biológica que no es: ni buena ni mala, porque la naturaleza simplemente Es, sin ningún juicio de valor.
Somos demasiados seres humanos en el planeta, nos hemos apropiado de todos los hábitats y prácticamente no existe lugar en el planeta donde no haya alguien, de tal forma que al estar en contacto con animales, insectos o bacterias que por siglos o milenios se mantuvieron aislados, existe probabilidad, como cuando los asiáticos comen animales que no son los domésticos tradicionales, que alguno de sus gérmenes mutados o no, se transfieran a los humanos y de este modo, como con las pulgas que tenían lar ratas que contagiaban de peste bubónica, nuevas enfermedades se transmitan a los humanos y, si no existen defensas inmunológicas, lo que podría ser una enfermedad local, se convierta en epidemia, luego pandemia y como señala el Ensayo Sobre la Población, mueran cientos de miles hasta alcanzar un equilibrio entre virus y personas o animales, como el covid y los organismos autoinmunes o asintomáticos, de la misma forma que ocurrió con la Peste Negra, que terminó hasta que ya no hubo quien muriera, sobreviviendo los resistentes debido a que no había conocimiento científico respecto de las causas, a diferencia del covid, enfermedad que se incluye dentro de la perspectiva de Roberth Malthus, con la diferencia de que en el siglo XXI si sabemos que ocurre y estamos a punto de tener una vacuna que detenga la mortandad, facilitando de nuevo la sobrepoblación humana, la explosión demográfica, hasta que aparezca de nuevo otro virus mortal, hambrunas o una guerra nuclear mundial, sin que se pueda decir que la naturaleza es buena o mala, porque simplemente ‘Es’.