Carlos R. Aguilar Jiménez.
En estos tiempos de tendencias inclusivas en los que es política, social y moralmente incorrecto hablar o referirse a clases sociales, lo cierto es que las hay, son una realidad y yo no las inventé, cuando nací ya existían al darme cuenta que dependiendo del poder adquisitivo o “clase social” de mi familia podía acceder a ciertos privilegios o lujos y a otros no, así que en el contexto social en que hoy vivimos exacerbado por la pandemia, es cuando se van a notar y separar aún más las “clases sociales”, principalmente de quienes a nivel escolar podrán tener clases o enseñanza por medio de tv en forma virtual o en internet, en línea, dos formas digitales que no son lo mismo en potencial pedagógico.
Si para mal por el covid-19 no podrán realizarse las tradicionales clases en escuelas, llamadas ahora presenciales, como alternativa se ha implementado la enseñanza a distancia para estudiantes de escuelas privadas, las de tipo en línea y, las que recibirán los alumnos de escuelas públicas de tipo Virtual, las primeras sincronizadas con horario establecido y armonizado por directivos y profesores con plataformas digitales tipo zoom y otras en las que estudiantes y maestros interactúan, dialogan, preguntan, indagan y satisfacen dudas, incluso viéndose, mirándose por medio de las cámaras de sus respectivas computadoras conectadas por fibra óptica y en tiempos normales de clase, como si fueran a la escuela, que, no obstante, no sean en los edificios o aulas escolares, los alumnos tienen en sus casas espacios adecuados o adaptados ad hoc para concentrarse y atender en lo posible la enseñanza y aprendizaje impartido por profesores directa y personalmente. Mientras que la enseñanza Virtual, ya sea por Tv azteca, Televisa y otros canales en televisión, es atemporal, no requiere horarios ni disciplina, no se interactúa con el profesor ni compañeros, es impersonal, trivial y puede atenderse a la hora que sea porque no tiene horario ni vigilancia de maestros, funcionando casi como telenovelas o documentales que se pueden ver a cierta hora únicamente y no hay intercomunicación con nadie ni vigilancia o atención de un tutor o guía, por lo que es opcional y si para bien los profes de la Secta o Cártel 22 ahora desde su casa podrán impartir alguna clase o dejar trabajos escolares y tareas educativas, lo cierto es que no habrá comparación entre lo poco que puedan aprender aun con su mejor esfuerzo los niños humildes que tendrán clases por tv y la que obtendrán los alumnos de escuelas privadas, creciendo más la separación de clases entre niños educados por catedráticos con licenciaturas en calidad de maestros, que la que recibirán los niños que lamentablemente eran instruidos por el Cártel 22, ahora con supuesta enseñanza a través de televisión abierta, menos aprenderán, rezagándose académicamente si es que llegan a titularse para ejercer alguna profesión, aunque es más probable que lleguen a ser obreros o empleados o en el mejor de los casos exitosos comerciantes o empresarios instruidos un año escolar por canales de Televisa y Tv Azteca, no por un maestro en línea…