Carlos R. Aguilar Jiménez.
El maligno virus del covid-19, como la mayoría de microorganismos patógenos y perniciosos tienen una gran capacidad de propagación y resistencia debido a sus características químicas entre la vida y no-vida, porque al ser una especie de nucleoproteína, algo similar a los genes o ácidos nucleicos, que se pueden considerar también vivos o no-vivos, pueden resistir contextos que para otros organismos más complejos, como las bacterias, serían mortales, así que cuando los virus encuentran condiciones óptimas para comenzar a vivir y reproducirse dentro de las células de organismos más grandes, unicelulares o pluricelulares como los seres humanos, su proliferación esta asegurada y el contagio también, principalmente si encuentran lugares donde haya muchos huéspedes cercanos a contagiar en focos de infección.
Por la experiencia que tienen en infectología, virólogos, bacteriólogos, bioquímicos, genetistas, médicos y demás expertos en epidemias y pandemias del presente y el pasado, sabemos que la propagación de enfermedades contagiosas como plagas, epidemias o pandemias requiere de focos de infección y que además los huéspedes no estén protegidos, siendo así que los principales focos de infección en esta pandemia son, en principio los autobuses de pasajeros, taxis, cines, bares, restaurantes, aeropuertos, gimnasios, salones de fiestas, terminales de camiones, tiendas departamentales y en general cualquier lugar cerrado donde la gente este cerca y no exista suficiente ventilación, convirtiéndose así en focos en de infección donde además, al no utilizar quienes se encuentren en el interior, cubrebocas y desinfectantes constantemente, la posibilidad de contagiarse es alta, siendo esta situación inevitable y peligrosa para las clases sociales más necesitadas, las que no cuentan con vehículo de transporte propio y tienen que salir a trabajar y regresar a casa todos los días a bordo de un autobús de pasajeros, incluyendo a los que tienen que estar adentro de negocios, tiendas, comercios o cualquier lugar de trabajo cerrado donde entre y salga gente o el mismo personal trayendo y llevando productos que hayan sido manipulados, estableciendo una dinámica de contagio que difícilmente será contenida debido a la necesidad que tiene la gente de menos recursos y sin ahorros de trabajar para vivir al día, a diferencia de quienes poseen un automóvil o por lo menos una motocicleta para trasladarse evitando contagios, de la misma forma que los inútiles burócratas, quienes con excepciones, están demostrando a la sociedad que si trabajan o no, no trasciende lo que hagan o no, como ha sucedido estos 8 meses y podría así seguir por siempre, dado que se ha hecho obvio no hacen falta para nada y siguen disfrutando de privilegios sindicales, cobrando puntualmente cada quincena sus sueldos sin hacer absolutamente nada, como siempre, aunque al no trabajar y no transportarse han dejado de ser focos de infección, luego que están cerradas sus oficinas donde acostumbran hacer esperar infamemente a quienes tienen que hacer trámites o pagos.