Carlos R. Aguilar Jiménez.
Del total de habitantes del país según encuestas realizadas, la mitad cree que vamos por buen camino y que pronto seremos una nación prospera, desarrollada y autosuficiente, suponiendo que las promesas del gobierno se cumplirán y la pobreza terminará de la misma forma que la corrupción, obviamente porque esa mitad jamás ha salido del país para poder comparar la triste realidad que se vive en México contrastándola con Italia, Francia o Inglaterra o E.U. donde la creatividad, ingenio, ciencia y tecnología que inventan sus habitantes luego de varios siglos los ha llevado al nivel de prosperidad y hegemonía mundial que ostentan, de la misma forma que está haciendo China, Corea del Sur y otras naciones emergentes asiáticas y de Medio Oriente.
La mitad de mexicanos cree que vamos por buen camino porque son los que creen en milagros o que, con varas mágicas, sortilegios o pedimentos a seres sobrenaturales, especialmente el 12 de diciembre, se consiguen las cosas o acaba el sufrimiento y curan enfermedades, ignorando que las leyes de la termodinámica, traducidas a lenguaje coloquial significa que: “No hay desayunos gratis”. Que todo implica trabajo, que cualquier logro requiere energía, dedicación esfuerzo, compromiso, inspiración y mucha transpiración, de tal forma que si bien México, como toda nación puede aspirar a mejorar y hasta alcanzar a países de primer mundo, esto no se consigue en un sexenio ni en cinco con decretos, polarización social, descalificación, desencuentro con los medios o manejo de datos propios, sino con apoyo total a la educación científica y tecnológica y a la cultura en general, para que la mitad de la población que no tiene acceso a la realidad sustentada en ciencia y vive en un mundo de fantasía e alucinación, comprenda que la riqueza de las naciones no la genera el gobierno o los políticos, sino los empresarios, comerciantes, profesionistas, ganaderos, agricultores y en México, hasta las remesas multimillonarias que envían desde E.U. los migrantes.
Si la mitad de mexicanos no lee ni un libro al año, no terminaron la preparatoria y creen que San Judas Tadeo, la Guadalupana en todas sus advocaciones y san Juan Diego o san Andrés resuelven los problemas, careciendo también esa mitad de escepticismo, capacidad de refutación, aprehensión y crítica informada, pero sobre todo no tiene cultura científica y esa mitad espera que sean los países desarrollados los que inventen lo que hace falta, como la vacuna contra el covid, por ejemplo, que su invención y comercialización generará ingentes ganancias a las empresas y países que la vendan, con esa mitad que cree que vamos por buen camino es suficiente para que sigamos igual en el futuro, porque cada vez habrá más gente y menos recursos y nada de tecnología propia, inmersos en una pésima educación pública que nos forja crédulos, ingenuos y confiados en que un sexenio al que únicamente le quedan cuatro años, nos lleva por buen camino.