Redimir nuestro pasado

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Carlos R. Aguilar Jiménez.

Si bien o mal durante milenios, desde que nuestros ancestros cruzaron de Asia a América a través del estrecho de Bering, quedamos aislados del resto del mundo manteniendo una estirpe o linaje hereditario en que éramos exclusivamente un genotipo, manteniéndonos así durante casi 15 mil años, es a partir de la conquista europea cuando comenzamos a mezclar nuestros genes y ellos con los nuestros, de europeos, asiáticos o africanos, convirtiéndonos en mestizos, híbridos o combinados de todo tipo, privilegiando casi siempre el fenotipo de los conquistadores dominantes, pretendiendo olvidar a nuestros ancestros y las raíces de nuestro genotipo, así como el medio social, cultural y religioso originario que caracterizó a nuestros abuelos prehispánicos, excepto la dominación cristiana católica, que convirtió a todos los habitantes en católicos, apostólicos y hoy presumen.

Ninguna persona en el mundo y menos en México o Oaxaca puede considerarse de linaje genético puro, todos, absolutamente somos híbridos o mestizos, de tal forma que, en México, pero en especial en Oaxaca, que es el lugar de origen de nuestras raíces y nos interesa, desde la Independencia de la Nueva España y hasta el 8 de mayo de 2021, vivimos sin redimir o reivindicar nuestro pasado prehispánico, privilegiando casi siempre lo Colonial, Barroco, novohispano y contemporáneo, recordando de vez en cuando nuestro pasado indígena cuando presumimos Monte Albán, Mitla o sus conocimientos astronómicos, pero nunca hasta ahora, la existencia y fundación del poblado que ahora es Oaxaca de Juárez, y que la actual administración municipal de Oaxaca de Juárez ha reivindicado, estableciendo la primera celebración y ceremonia de la fecha de fundación y una nueva distinción a ciudadanos destacados, que no lleva ningún nombre europeo ni mestizo, sino un título prístino, originario, prehispánico: “COQUITAO COISJOPI”, en honor y reivindicación del tercer hijo de Cosijoeza, de la estirpe zapoteca Coquito de Zaachila y de Coyoloquicatzin, su madre del linaje de Moctezuma, Tlatoani de Tenochtitlan, quien se dice fue envenenado por los españoles o murió de un derrame cerebral, muerte que algunos historiadores ponen en duda, así que a 468 años del fallecimiento del ultimo dignatario zapoteco, ahora se reivindica su legado recordando a COQUITAO COSIJOPI como un sabio gobernante que supo defender pacíficamente la vida de sus súbditos. Destacado como político y diplomático, conocedor de la legislación hispana que supo emplear para proteger a los zapotecos, quienes hoy, en 2021, sus descendientes en esa heterogeneidad genética, el Municipio de Oaxaca de Juárez reivindica nuestro pasado instaurando un nuevo reconocimiento oficial con la denominación: Coquitao  Cosijopi, que a partir de este 8 de mayo, día sagrado zapoteco, será entregado cada año, galardonado a quienes se distingan por sus estudios, trabajo, investigación y dedicación a la reivindicación de nuestro pasado y de los pueblos originarios. 

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