Carlos R. Aguilar Jiménez
En el universo, la naturaleza, sociedad, humanidad y política todo tiene ciclos o periodos y nada es para siempre, todo lo que comienza tiene un primer momento, su lapso de mayor esplendor y después su caída o extinción, tal y como en sociedad y política ocurrió con las eras de aldeas, polis, estados, imperios, repúblicas, feudos y después naciones o países, donde en cada unos de los interregnos se han gobernado de diferentes formas, incursionando en los últimos siglos entre democracias, dictaduras, capitalismo, socialismo, plutocracia, neoliberalismo o como en México ahora: Populismo o autocracia.
Los habitantes prehispánicos de lo que ahora es México vivieron su periodo de caseríos, aldeas, villas, localidades, pueblos y ciudades, gobernados por caciques, tlatoanis, reyes, amos, emperadores y ahora, presidentes electos democráticamente, habiendo transcurrido periodos en que presidentes como Porfirio Díaz o Juárez, se reeligieron, siendo de estos dos presidentes el más odiado por la masa, Díaz y, el venerado, Juárez, el primero considerado un dictador hasta que lo derrocó la Revolución, más o menos, aunque sin revolución armada, como fue derrocado el PRI y después el PAN al ganar las elecciones el actual presidente, poniendo fin a un periodo de casi un siglo en que el México rural se transformó en país emergente del Tercer Mundo, terminando para siempre, de la misma forma como concluyó el ‘porfiriato’, el priismo, aunque no totalmente porque siempre quedan secuelas, porque aún hay estados, como Oaxaca, gobernados por el PRI, pero no por mucho tiempo, y aunque Germán Espinoza, afirma que: “el PRI está más vivo que nunca e indica que, aunque muchos han sentenciado la desaparición del PRI, de su XXIII Asamblea Nacional Ordinaria saldrá muy fortalecido”, y si bien tal situación es posible, lo es entre los militantes y simpatizantes que aún quedan y aunque sean los mismos de antes de Peña Nieto o más, lo cierto es que frente a la inmensa mayoría de simpatizantes de López Obrador, no de Morena, que son decenas de millones, durante los próximos tres años ningún partido y menos el PRI, tienen alguna posibilidad de ganar, porque aunque todos los políticos mienten para ser populares, los populistas son los campeones en la impostura, evasivas y engaños, diciéndole siempre al pueblo llano y carente de escepticismo, lo que quieren escuchar, lo que suene bien a sus anhelos, nunca la verdad, lo real y autentico, porque de lo que se trata es ganar y así se puede prometer que se acabara la corrupción, bajara el precio de combustibles, la inseguridad será exterminada y México tendrá una economía como la alemana o sueca.
El PRI esta en agonía y, si acaso pretende sobrevivir, debería hacer lo que hizo el PRD antes Partido Comunista, después PSUM, esto es, cambiarse de nombre, disfrazarse, realizar camuflaje para que parezca otro, pues solo así podría tener posibilidades. Todo tiene un ciclo y fin.