Carlos R. Aguilar Jiménez
Termina en unos días la administración municipal y en un año el gobierno estatal, que como en todas hace décadas y seguramente desde que existen gobiernos, cada vez que comienza cualquier régimen y asumen un cargo público, tanto los elegidos por sufragio, como los nombrados funcionarios, jefes o directores, por ser amigos, aliados, compadres del presidente o gobernador o por cumplir con cuotas de partido político, su actitud inicial es de soberbia, su comportamiento, pedante y su actuar arrogante, omnímodos y todopoderosos que, cual machos alfa de la manada, se comportan déspotas y tiranos con subalternos, empleados de confianza, trabajadores sindicalizados y todo aquel con quien se encuentren en su camino sin considerar que el cargo que asumen es efímero, temporal y cuando termine, volverán al anonimato, pequeñez e insignificancia de la que surgieron o no, convirtiéndose otra vez en don nadie, en ciudadanos comunes sin el poder que ostentaron, eso sí, con agravios pendientes y abultada cuenta bancaria.
Al inicio del cargo público, al comenzar su régimen, ignorantes de lo que significa, al principio deben aprender, si es que quieren, si no, con arrogancia disfrazan su inoperancia o, descalificando disimulan su torpeza, mostrándose presuntuosos y jactándose de su dominio e influencia, hasta que, transcurrido el periodo de gobierno, cuando comienza la cuenta regresiva, comprenden que el tiempo pasa rápido, obvio, en su percepción, porque el tiempo siempre transcurre a la misma velocidad: 60 segundos por minuto y así, al recapacitar respecto que en breve el “hueso” se agotara, comienzan a tratar de “Desfacer Entuertos” que es una expresión utilizada por Miguel de Cervantes en su libro Don Quijote de la Mancha, que se refiere a resolver, reivindicar, deshacer perjuicios o daños. En un sentido más literario o quijotesco: deshacer agravios, pudiendo decirse que venían como Don Quijote a “Desfacer Entuertos” a tratar de conseguir el perdón u ofrecer disculpas por los agravios cometidos, porque los funcionarios públicos que al inicio de su mandato fueron groseros, déspotas y abusivos, como sucede en general con quienes nunca antes han tenido nada, cuando saben, les queda poco tiempo en el cargo, recordando a cuantos subordinados maltrataron, cuantos abusos cometieron y todo lo nefasto que realizaron, entendiendo que: arrieros somos… buscan “Desfacer Entuertos” y se muestran entonces amigables, atentos, amables y presentan como amigos de todos, incluso señalando que las humillaciones que perpetraron o las iniquidades de las que fueron responsables, no eran algo personal, sino asuntos de trabajo derivados de su compromiso con el jefe o con la ciudadanía, tratando de soslayar o eludir los agravios que cometieron con los demás, cuando creían que el puesto era para siempre. Desde luego, hay excepciones, pero son anomalías porque la mayoría llega con prepotencia y superioridad… buscando después, Desfacer Entuertos.