Soberbia política y clasismo

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Carlos R. Aguilar Jiménez  

La naturaleza “per se”, por su propia naturaleza es selectiva, como establece la supervivencia diferencial (selectiva) de los más aptos, la evolución de las especies, supervivencia, no de seres superiores o razas, conceptos prejuiciosos o subjetivos, sino de los que mejor se adaptan y, no porque sean más listos o preparados sino porque en la diversidad genética de cada individuo, las diferencias que se adaptan a las condiciones cambiantes del ambiente o circunstancias son las que sobreviven y sus características genéticas se heredan a descendientes, perpetuando su linaje, así que la naturaleza no es buena ni mala, simplemente es y la selección natural con sus clases es como es. El clasismo humano, a diferencia del natural es un prejuicio o juicio moral de discriminación basado en la pertenencia o no a determinadas clases sociales, que se pueden ampliar a clases o partidos políticos a donde únicamente entran familiares o misma clase, saltando de un partido a otro.

Los seres vivos eligen, optan, prefieren o votan.  Los rituales de apareamiento son ejemplo de elección similar a la que se da entre humanos que eligen amigos, pareja, clase social, gremio, club, equipo deportivo o lo que sea elijan es de su clase, tipo o género, estableciéndose entre ellas las clases sociales, que, sin ser como la naturaleza, ni buena ni mala, se manifiestan simplemente en función del poder adquisitivo, cultura, profesión o interés de cada persona. Existen clases o niveles en el futbol o los clubs, por ejemplo los Rotarios o Leones a donde exclusivamente aceptan socios de clase social alta, o los sindicatos de clase media y baja, quedando fuera los que no pertenecen a ninguna de estas clases sociales, incluyendo la de indígenas que también son clasistas al excluir a los demás, de tal forma que el clasismo si bien es políticamente incorrecto, lo cierto es que sirve muy bien al gobierno para descalificar a la clase alta o media informada para enfrentarla con las clases bajas, los casi 100 millones de pobres, porque como clase social, en el momento de elegir, seleccionar, optar o votar, lo hará por quien les diga lo que quieren escuchar, (no la realidad), prometa y convenga para esta clase social que en su ilusión, como espejismo se queda, pero en la esperanza optan, deciden por su clase social y a alguien que represente a su clase, aunque viva en un palacio virreinal utilizando la pobreza como escenografía en su discurso y la mediocridad disfrazada de austeridad como decorado, porque en el discurso político o retorica es lo que mejor se adapta. Si se opta como clase social de cierta preferencia a adinerados, empresarios, científicos o clase social alta y media, será clasificado de derecha, conservador y mafia del poder, pero si se clasifica a clase social baja, de los que hay mas de 100 millones, será clasificado (de organizar por clases) como prócer, elevado, eminente, moral y justo, La naturaleza elige, selecciona; las personas también y, clasificar sirve para organizar en toda circunstancia, pero también para descalificar, enfrentar, retar o polarizar socialmente las clases con clasismos demagógicos y populistas.

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