Carlos R. Aguilar Jiménez
Fue a mediados de los años sesenta del siglo pasado, cuando se establecieron por vez primera relaciones fraternas entre las ciudades de Palo Alto, California E. U., y Oaxaca de Juárez, reforzándose esta hermandad en 1972, el “Año de Juárez”, cuando se cumplieron 100 años del fallecimiento de Benito Juárez, ocasión de conmemoración nacional, estatal y municipal que ofreció contexto para que la ya entonces Ciudad Hermana de Oaxaca: Palo Alto California, sede de la Universidad de Stanford, ganadora de 27 premios Nobel y ubicación de radiotelescopios astronómicos; como resultado de buena voluntad entre ambos pueblos y gobiernos, decidiera donar al pueblo de Oaxaca un moderno Observatorio Astronómico, inaugurado en 1973 en la dinámica de esos tiempos de vuelos espaciales e investigación astronómica estadounidense que en 1969, culminó con la llegada de E. U. a la Luna, y de alguna forma por el interés y tradición de los oaxaqueños por el cosmos, por mirar hacia arriba desde tiempos prehispánicos. Transcurrieron décadas y si bien las relaciones de hermandad se mantuvieron por medio de intercambios estudiantiles, académicos y culturales, recibiendo incluso donaciones de camiones de bomberos o ambulancias, lo cierto es que únicamente hasta la actual administración municipal, se comienza de nuevo de reforzar e incentivar seria y formalmente esta relación de Ciudades Hermanas.
Fue hace unos días en el entorno del Observatorio Astronómico Municipal de Oaxaca, institución cultural y científica que el año próximo cumplirá 50 años, que, con la presencia de los Comités de Ciudades Hermanas, a cargo de su presidenta, María G. Hernández Rentería, luego de constatar el regalo de Palo Alto a Oaxaca, el Observatorio, se mantiene en magnifico estado, mejorado, útil y trascendente para todos los oaxaqueños, que las autoridades y alcalde de Palo Alto, así como el Comité de Relaciones Internacionales, indicando que si bien la donación a Oaxaca de un Observatorio Astronómico que funciona muy bien luego de medio siglo, fue resultado de la buena voluntad de la generación anterior, de sus padres y abuelos, ahora corresponde a sus hijos, reforzar estas relaciones de hermandad, ofreciendo al pueblo de Oaxaca y también a su observatorio (donde fue reivindicada su dirección por el C. Presidente Municipal) nuevas oportunidades e intercambios, siendo este reencuentro un acontecimiento feliz que tendrá consecuencias trascendentes para los habitantes del municipio de Oaxaca de Juárez, quienes como todos aquellos que han visitado alguna vez el Observatorio Astronómico o han recibido beneficios de las acciones de buena voluntad de Palo Alto California, continuarán demostrando que, más allá de la política, intereses e idiosincrasia de cada pueblo, lo que une al pueblo de Palo Alto con Oaxaca de Juárez, es la buena voluntad, fraternidad y hermandad.
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