Enrique Domville
La libertad de pensar, una cualidad del ser para su confort, progreso, aprendizaje, elaborar juicios, el actuar, y sobre todo tomar decisiones – mismas que tendrán siempre consecuencias, positivas o negativas -. Somos seres humanos con ambiciones, sueños, pretensiones, regidos por nuestras emociones asociadas al conocimiento, la experiencia y lo positivo o negativo de nuestros deseos, que confluyen en lo que llamamos libertad, y por ende tiene una responsabilidad personal, así como en la sociedad en donde vivimos; cada uno tiene la facultad de elegir su camino, pero como seres humanos buscamos culpables si algo no sale como consideramos que debía ser y sobre todo, expuestos a las críticas por la mala experiencia de lo pensado y ejecutado de manera personal que afecta a terceros. Siempre estamos buscando una verdad, con una comprobación científica, o algo que vaya de acuerdo a las ideas que ya tenemos, es una libertad en el creer en lo real o lo imaginado; sin duda el uso del albedrío en nuestras creencias personales sobre un ser superior que nos vigila y toma nota de nuestras acciones. Muchos de los seres humanos tenemos la creencia que la vida es una etapa que al terminar de inmediato pasamos a otro estado, de paz, felicidad, como recompensa de lo llevado a cabo por que así lo decidimos durante la etapa de tomar elecciones personales o colectivas. Cada quien es responsable de sus actos que la historia nos habla de la cantidad de abusos que hemos cometido los seres sobre otros iguales; esto no comienza ahora, tiene miles de años, tenemos evidencias de los esfuerzos por impedir los abusos del albedrío personal, ejemplo el código de Hammurabi con 282 leyes (1795- 1750 a. C.) labradas en piedra por el rey de Babilonia, que no fue el primero, pero se lo reconoce por su influencia en muchos pueblos. Ciro el grande, Rey de Persia (600 a. C.-530 a. C.), quien liberó a los esclavos con sus escritos, ya nos habla de los derechos humanos, idea que debemos retomar.
Muchos pensadores educadores nos han mencionado el respeto y la convivencia, Jean Piaget (1896-1980) psicólogo Suizo, nos habla de la educación del niño en el sentido de las reglas de convivencia que se deben utilizar desde la familia, la escuela y son formadoras para una vida adulta con valores, como el respeto, la honestidad y en especial el resaltar la importancia de la dignidad e igualdad entre todos los seres. Las reglas existen y nos han ayudado a un equilibrio en cualquier aspecto de la vida diaria, las leyes que hablan de castigo en los códigos referentes, desde Hammurabi existen, muchos las respetan pero otros no, y están ligados al Yo quiero tu no importas, primero estoy como individuo y ustedes no importan; esto se destaca en las reglas de convivencia de Piaget.
La convivencia armónica, vigilando los derechos de cada ser da un espacio de paz con progreso y bienestar, de ahí la importancia de las reglas, comenzando por el respeto, cuando volteamos debemos pensar en lo que yo hago y no culpar a otros por mis errores, es decir aceptar el Yo de una manera íntegra. Recordando a Kant, el ser humano es un fin y no un medio. La realidad es triste cuando nos topamos con un egoísmo social, ambicionando poder económico y político sin importar cómo lo conseguimos; no todos tomamos la responsabilidad de los errores que sólo son experiencias de aprendizaje. Una de las ideas que debemos seguir, es la de heredar un mundo igual o mejor del que recibimos, nuestra realidad es difícil mientras no formemos un equipo social basado en valores con el ideal de un futuro cierto en paz y armonía, lleno de respeto, ética y valores.
Existe mucho por hacer siendo que la educación es uno de los pilares del futuro, recordemos con gran respeto que somos seres que creemos en un ser superior que nos observa, y dará su veredicto al final del camino, cada uno debe de recocer en que ha fallado y retomar el camino correcto; la felicidad como dijo Aristóteles, comienza en nosotros. Bertrand Russel nos dice que hay que buscar la felicidad y Víctor Frankel nos habla de agregarle sentido a nuestra vida. En mi religión la fe y la esperanza ayudan a adaptarnos a lo que la vida depara que son experiencias de vida.
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