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Ismael Ortiz Romero Cuevas
A estas alturas, ya todos estamos al tanto de la huelga de toda la industria cinematográfica en la meca del cine. El pasado 13 de julio, los actores, sí, las más grandes estrellas del cine y la televisión decidieron unirse a la huelga de escritores para defender sus derechos laborales de los estudios cinematográficos, esos grandes emporios que manejan el entretenimiento a nivel mundial y que dan fuentes de empleo a miles de personas en sus producciones.
Así lo anunció la legendaria Fran Drescher, quien hoy es la presidenta del Sindicato de Actores de Cine y la Federación Estadounidense de Artistas de Televisión y Radio (SAG-AFTRA, por sus siglas en inglés) y quien, en la década de los noventa, fue la creadora de una de las más grandes series de todos los tiempos: “La niñera”. Una de las principales demandas de este gremio a los estudios es la mejora del salario y de una prestación llamada pagos residuales, que es la remuneración de acuerdo con su respectivo contrato por el uso de su imagen en las retransmisiones de cualquier programa donde haya participado. Esta prestación se ha visto afectada en los últimos años tanto para guionistas como para actores, pues la evolución de la forma de transmisión ha sido menos benévola para el talento. Para empezar, las series que transmiten las plataformas como Netflix, HBO Max, Amazon Prime, Apple TV, cuentan con muchos menos episodios que las que solían tener las cadenas televisivas, pues mientras una temporada en televisión de cualquier serie constaba hasta de 25 capítulos, el ‘streaming’ produce de ocho a diez en promedio, además de que la “retransmisión” como tal en las plataformas es un concepto que prácticamente desapareció.
Otro punto al que Drescher se refirió es al uso de la tecnología y la inteligencia artificial para reemplazar actores. Y casos ya hemos visto muchos, desde la aparición de celebridades ya fallecidas en algunas películas, para rejuvenecerlos e incluso para remplazarlos, a veces sin previo aviso. “Todo el modelo de negocio ha cambiado” señaló al anunciar la huelga el jueves. “Es un momento histórico, el momento de la verdad”, dijo. “En algún momento tienes que decir: ‘No, no vamos a aguantar más esto’”, enfatizó al recalcar que los estudios, con quienes han tenido relación de negocios por varios años, se niegan a cumplir aspectos de mejora en el salario y en condiciones de trabajo.
Y a todo esto, pareciera que la simpática y seductora “Nana Fine” de la década de los noventa, da batalla frontal a la poderosa industria que parece no dará su brazo a torcer con respecto a las peticiones del sindicato, así esté compuesto de grandes estrellas. Por lo pronto, los actores abandonaron las producciones en desarrollo y una de las preocupaciones para las plataformas, es que eso incluye a series con un gran público como “Stranger Things” de Netflix o “La casa del dragón” de HBO Max que pararon y no se sabe cuándo se retomará. Asimismo, promociones de películas ambiciosas como “Oppenheimer”, “Barbie” o “Blue Beetle” se ha detenido porque los actores están participando de manera activa en la huelga. Y sí, Fran Drescher como líder del sindicato de actores, se ha mantenido firme con respecto a las peticiones, pues dentro de sus agremiados no solo hay grandes estrellas, también hay extras, dobles de riesgo, actores de reparto y demás que no tienen el reconocimiento de Robert Downey Jr., Ryan Gosling, Xolo Maridueña, Emily Blunt, Anne Hathaway, Matt Damon o Margot Robbie.
Los estudios por su parte también han fijado su postura y parece que no cederán ante las presiones del sindicato y específicamente de Fran Drescher. A su favor, los representantes de las grandes productoras cinematográficas como Warner Bros., Universal Pictures, Paramount o Sony Pictures han mencionado que la industria y producciones pasan por un momento de crisis profunda después de la pandemia; en su comunicado dijeron que, pese a muchos esfuerzos, la gente acude poco al cine poniendo eso en riesgo a toda la industria y el modelo de negocios y de contratación de las plataformas varía sensiblemente con respecto a las prestaciones que solicitan. Y argumentan con números, pues los que esperaban fueran grandes ‘bluckbusters’ de temporada resultaron estruendosos fracasos de taquilla, tales como: “Ant-Man y The Wasp: Quantumanía”, “Los caballeros del zodiaco: Saint Seiya-El inicio”, “Shazam: la furia de los dioses”, “La sirenita”, “Transformers: el despertar de las bestias”, “Elemental”, “Rápidos y furiosos 10” y más recientemente “Flash”. De todas estas películas se esperaban grandes ganancias y apenas recuperaron la inversión.
Esta crisis no se verá reflejada inmediatamente en la pantalla ni en los estrenos cinematográficos, pues gran parte de los próximos lanzamientos de este 2023 y de por lo menos la primera mitad del 2024, ya se encuentran en post producción, sin embargo, de no resolverse pronto, a mediados del 2024 es cuando comenzaremos a notar los estragos de esta crisis, cuando haya pocas cintas que ir a ver al cine y quizá ningún estreno de series y películas en plataformas. Lo cierto, es que de esta dificultad cinematográfica no vista desde hace 63 años, perdemos todos si no se resuelve en breve; primero el público, quien está en vías de recuperar el entusiasmo por acudir nuevamente de manera regular a las salas de cine; los actores que pierden empleos y no solo las súper estrellas, sino actores de apoyo que no tienen esos grandes contratos de millones de dólares como los podrían tener Gal Gadot o Chris Pratt y los estudios, pues por más que echen mano de las nuevas tecnologías, no podrán igualar la sensibilidad y habilidades histriónicas de cualquier actor.
Y en estos tiempos de crisis y de nuevas tecnologías, no fue Sarah Connor quien desafía a la inteligencia artificial que cobra consciencia y quiere acabar con la humanidad, sino una actriz, emblemática por protagonizar una de las más grandes ‘sitcoms’ de todos los tiempos, quien no solo hace frente para defender los derechos laborales de sus compañeros actores y se contrapone al uso de a las nuevas tecnologías en materia de labor histriónica, sino a gigantescos estudios a quienes parece importarles únicamente los dividendos y no la estabilidad de quienes le ponen rostro y alma a ese negocio. Hoy, la niñera se enfrenta a Hollywood.
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