Carlos R. Aguilar Jiménez
Años van, décadas vienen y desde el siglo pasado cuando inició la construcción del Libramiento Norte y luego su fatal abandono, porque no llegó a ponerse en servicio apenas por unos meses al terminar el sexenio que lo inició, la cantidad de vehículos en la ciudad de Oaxaca se ha multiplicado en extremo, incrementándose en proporción directa los atascos, embotellamientos, baches, obstáculos, avance a vuelta de rueda, perdida de horas activas y aumento de contaminantes, sin que ningún gobernante se interese por rehabilitar, recuperar y poner en uso el Libramiento Norte para beneficio de todos en la ciudad de Oaxaca. Incluso por construir otros libramientos.
Con el nefasto pretexto ecologista, propio de fundamentalistas verdes que argumentan si se utiliza el Libramiento Norte se calentara más el planeta, agotará el oxígeno y acabará el agua, los pudientes y políticos residentes de San Felipe y su cortejo, se oponen a su uso, perjudicando la vida de todos quienes tienen que circular por la carretera, Avenida Ferrocarril o Camino Nacional al no existir opción de vialidad al norte, dilatando desde media hora o más en trayectos que deberían ser expeditos, pero no, primero está el interés de pudientes y falsos ambientalistas quienes debieran darse una vuelta por Puebla, Querétaro o Guadalajara con sus funcionales Libramientos y túneles que agilizan la circulación vial, gracias a que sus gobernantes si se interesan por la calidad de vida de sus habitantes, quienes aunque roben lo que se acostumbra, si construyen infraestructura vial y prohíben estacionarse en avenidas para que los vehículos avancen sin estorbos.
Oaxaca de Juárez y pueblos circunvecinos donde sus habitantes, para no usar el nefasto transporte público, debemos utilizar nuestro propio vehículo; algunos como yo, optamos por las motocicletas o los jóvenes y fuertes, bicicletas, si es que no hay subidas, pero en general nos transportamos en automóvil y he ahí el problema, por caprichos, no hay Libramiento Norte en uso
No somos parte del paisaje y todos construimos para vivir mejor, tener mejor calidad de vida urbana, excepto Oaxaca que con exacerbado tradicionalismo y ecologismo fanático, a cualquier obra se oponen, circunstancia que conviene al gobierno que incita y estimula el atraso urbano, porque promoviendo no se hagan obras, el dinero se utiliza para limosnas públicas o para la Secta 22, menos para infraestructura vial, así que todos, aguantando, normalizamos circular a vuelta de rueda, contaminando y perdiendo tiempo, mientras lo que queda del Libramiento Norte es, como la Estación del Tren, otro ejemplo de corrupción, indolencia e ineptitud gubernamental y muestra social del atraso que gusta a los oaxaqueños que quisieran vivir como el siglo XX o antes.