Aurelio Ramos Méndez
De no producirse un cataclismo, este lunes 12 a las 12 el tribunal electoral extinguirá uno de los últimos tizones del ímpetu golpista de la variopinta, aturdida y desperdigada oposición. Desechará los remanentes de la muy alta, insólita litigiosidad configurada de manera artificial en torno a la elección presidencial, y refrendará el triunfo de Claudia Sheinbaum por ¡casi 60 por ciento de los votos emitidos!
Con toda seguridad –no existe razón ninguna para que ocurra de otro modo—la referida instancia jurisdiccional desestimará las peticiones de nulidad de esos comicios, interpuestas bajo el extravagante argumento de que el Presidente de la República intervino en 36 mañaneras a favor de su correligionaria morenista.
La semana pasada el TEPJF desechó, entre otras causas por extemporáneos, 233 recursos de inconformidad por supuestas irregularidades, la mayoría presentados por esa entelequia que es el PRD. Por consecuencia, ratificó la victoria de Sheinbaum por 35,924519 votos; es decir, 59.76 por ciento.
Con la resolución de este lunes la última línea de resistencia a la continuidad de la 4Tquedará más escuálida que el piquete de partidarios de Donald Trump, aquellos que el 6 de enero de 2021 asaltaron el Capitolio con atuendos de piel de bisonte, tocados de coyote y cuernos de búfalo, y un saldo de cinco muertos en el intento de atajar el triunfo electoral de Joe Biden.
La mayoría de los dirigentes del revoltijo de membretes aglutinados en el Frente Amplio por México ya atienden nuevos y lucrativos negocios; sólo unos pocos, aunque violentos, persisten en obcecación opositora.
Es el caso de los integrantes del Frente Cívico encabezado por Guadalupe Acosta Naranjo y obviamente Xóchitl Gálvez al frente de la Marea Rosa y Unidos –todos los mismos, en intenso intercambio de membretes–, quienes este domingo de seguro tuvieron la ensoñación de estar viviendo su 6 de enero.
Unos pocos integrantes de los grupos referidos –de marea a chisguete– se manifestaron frente al INE, con la intención no tanto de protestar por la justa del 2 de junio sino de poner la carne a marinar con miras a la formación de un nuevo partido; una nueva Pyme electoral.
En similar empeño de revolcar al sol azteca, cambiarle su apariencia y seguir medrando a su amparo anda Jesús Zambrano, mientras Alejandro Moreno, Alito, y Marko Cortés resisten como pueden a quienes buscan echarlos del PRI y el PAN a punta de empellones y escupitajos.
El abandono de la condición de opositores por la mayoría de dirigentes dejó solos en la necedad a sus voceros mediáticos. El más notable, Héctor Aguilar Camín, quien ahora dice y repite cuanta ocurrencia lo asalta con respecto a la sobrerrepresentación legislativa. Vocifera machacón como un perturbado inofensivo a la salida de misa.
El “juicio madre” denominan los adversarios de Morena y el gobierno el debate de hoy en la máxima instancia jurisdiccional. Están empecinados menos en lograr la nulidad que en manchar el éxito morenista con alocuciones de magistrados o, mejor, un eventual fallo de condena al “injerencismo” de Amlo.
Obnubilados por el odio pasan por alto que el tabasqueño sencillamente reaccionó las 36 ocasiones a la catarata de insultos, leperadas, calumnias y toda suerte de agravios proferidos en su contra por sus antagonistas. ¡Ni modo de quedarse callado ante tanta insolencia!
Más sola que alma en pena, Gálvez acudió la semana pasada al Tribunal para presentar argumentos al cuarto para las doce. La atendieron la presidenta Mónica Soto y el magistrado Reyes Rodríguez Mondragón, y nadie más. Es apenas natural que así haya sucedido.
Como en el sabroso cha-cha-cha de Enrique Jorrín La Engañadora, en el que una chica rellenaba sus formas para lucir más atractiva, hasta que se descubrió el engaño porque “todo en esta vida, se sabe/sin siquiera averiguar”, a pocas semanas de los comicios “ya nadie la mira/ya nadie suspira/ya sus almohaditas/nadie las quiere apreciar”.
En semejantes condiciones, la pulverizada oposición haría bien en envainar sus espadas, deponer sus afanes obstruccionistas, hasta la próxima contienda.
BRASAS
Aún sin resolverse la elección presidencial en Estados Unidos, la Casa Blanca ya inició hostilidades en contra de la primera mujer Presidenta de México.
Hay indicios de que la administración de Joe Biden, forzado por conveniencias electorales, cuadró por fin el caso Zambada, el cual usará como abrazadera para intentar apretarle las clavijas al gobierno de Sheinbaum.
En el encuadre quedaron atrapados el gobernador Rubén Rocha Moya, el diputado electo, exalcalde y exrector universitario Héctor Melesio Cuén Ojeda y el narcojunior Iván Guzmán Salazar, quienes –según el libreto gringo—se reunirían el mismo día y en el mismo lugar en que El Mayo fue secuestrado y llevado a Estados Unidos, y Cuén asesinado.
De acuerdo con tal maquinación, el gobierno estadunidense nada tuvo que ver en el secuestro y traslado –¡sorprende tanto respeto a nuestra soberanía!–, algo que puede ser cierto, pues a final de cuentas, así haya sido entregado por el mismísimo Belcebú, el veterano narco ya está en sus manos y a merced de sus exigencias.
Cualquiera que sea la realidad el caso Zambada pegará con fuerza a los gobiernos mexicanos entrante y saliente, vía el morenista Rocha Moya, quien ya dijo que chamaquearon a El Mayo,y terminará por instalar de nuevo la cantaleta de abrazos no balazos, narcopresidente y gobierno fallido.
Desde hace tiempo se avistó que el tema del narcotráfico sería el cogollo de la estrategia electoral de la oposición a la 4T y que sería usado sin miramientos durante el proceso comicial federal.
Lo confirmó el desplazamiento de periodistas anti-Amlo a las zonas neurálgicas del narco en nuestro país y aun en el extranjero; desde luego Sinaloa, donde el gobernador fue puesto en la mira. Ríos de tinta corrieron con la vileza de que el narco operó a favor de Sehinbaum y otros candidatos morenistas.
Se antoja al menos curioso que el caso Zambada fue detonado solo semanas antes de la sentencia a Genaro García Luna, lo cual, a querer o no, abre un resquicio a las sospechas sobre una eventual impunidad de este maleante y su banda.
En Estados Unidos Biden y su sucesora Kamala Harris capitalizan la captura de El Mayo, y el energúmeno Trump se quedó sin palabras para oponerse a algo que él no pudo o no quiso hacer, y que al final podría serle de utilidad si regresa al Salón Oval.
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Si de sobrerrepresentación se habla, la cúpula del PRI tendría que ser la primera en darse por aludida. Con 440 votos, la mayoría de amigos, socios e incondicionales Alejandro AlitoMoreno fue reelecto
La Comisión de Procesos Internos del tricolor validó la apropiación de la dirigencia por Moreno y su brazo derecho, la secretaria Carolina Viggiano. Su adversaria Lorena Piñón logró apenas ocho votos.
Con el prontuario de triunfos y derrotas durante la dilatada permanencia de Alito al frente del otrora partidazo, dese por seguro que a esta mancuerna y sus corifeos les tocará darle cristiana sepultura al centenario PRI y servirse a manos llenas del producto de la enajenación de los bienes partidistas.
La relección de Alito fue a todas luces ilegal, previa modificación estatutaria y en tiempos prohibidos por la ley. Pero, ¡quién dijo miedo!, si por lo visto el campechano está bien apalancado en el Poder Judicial.
Era previsible la repetición en el cargo de este político inescrupuloso y cínico, pues quienes se le opusieron son correligionarios de él que cojean del mismo pie y que en cada caso, a lo largo de toda su carrera, han cohonestado o ejercitado las mismas trapacerías.
Y el INE, donde durante lustros los consejeros han dormido a pierna suelta consintiendo en su letargo estás conductas, nadie se sorprenderá este lunes al despertar y percatarse de que, como en el cuento de Monterroso, Alito sigue ahí…
RESCOLDOS
No hay plazo que no se cumpla… y Genaro García Luna será, por fin, sentenciado en Estados Unidos. Hay una montaña de pruebas sobre su vinculación con cárteles de las drogas; pero, en mercadeo de justicia gringa nunca se sabe. En todo caso, Felipe Calderón debe estar ahora sentado a la mesa de algún bar murmurándole sus aflicciones a un vaso. Lo aterra el sólo pensar en el Do de pecho que pueda soltar su colaborador, amigo, lugarteniente y cómplice…
Que los ciudadanos del común arguyan sobrerrepresentación de Morena en el Congreso, se entiende y hasta se agradece el interés en los asuntos políticos. Pero, que lo mismo digan los expresidentes del IFE-INE es el colmo del cinismo. José Woldenberg, Juan Carlos Ugalde, Leonardo Valdés y Lorenzo Córdova promovieron, coordinaron y firmaron acuerdos de más de una docena de repartos de legisladores plurinominales a los partidos, no a las coaliciones, como ahora exigen que sea la distribución. ¡Decencia, carajo!
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