Aurelio Ramos Méndez
Un Javier Milei cuyo gobierno se perfila a convertirse en dictadura, apuntalado ya sin disimulo por las fuerzas armadas, es el que llegará a nuestro país el próximo viernes 23 para tratar de impulsar a la derecha mexicana y oponerla, al costo que sea, a la administración de Claudia Sheinbaum Pardo.
Será por ello supremamente interesante constatar quiénes de la clase política acudirán a escuchar, abrevar de su ideario y ovacionar al cavernícola presidente de Argentina, el más refulgente participante en el tenebroso cónclave de ultraderechistas denominado Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC).
Milei visitará México no para tratar asuntos institucionales, de Estado o de gobierno, sino en su condición autoimpuesta de cruzado mundial contra el socialismo. Previamente, reforzó los soportes de su gobierno, el cual ha agudizado en forma dramática y peligrosa la depauperización de la sociedad argentina.
En un acto de entrega de despachos y sables a nuevos generales, almirantes y brigadieres el extravagante jefe de Estado anunció aumentos de sueldos, adquisición de armamento y equipos bélicos –veinticuatro aviones F-16, tanques y recursos tecnológicos—ascensos y otros beneficios enfocados a comprar la lealtad y apoyo de los militares.
Fue el anuncio más reciente de un gobernante cuyas acciones ultraconservadoras nomás no levantan.
El combate a la inflación, único rubro en que Milei ha conseguido relativo éxito, ha dejado en el camino centenares de miles de pobres, que representan una seria amenaza para el régimen, lo cual explica la necesidad del líder de La Libertad Avanza de colocarse a socaire de las fuerzas armadas, en un lamentable regreso a los tiempos de la cruenta dictadura.
Este personaje será la estrella del evento organizado por el actor Eduardo Verástegui, y está por verse si acudirán sin rubor a saludarlo Claudio X. González, Xóchitl Gálvez, o los dirigentes del PRI, PAN y PRD –entre ellos Jesús Zambrano, quien ha sabido ser más reaccionario que Fox–, Margarita Zavala y otros dizque moderados que bogan con bandera de centro.
Se da por seguro, eso sí, que tendrán lugar de primera fila Ricardo Salinas Pliego, Fox, y otros charlatanes como Lilly Téllez, quien la semana pasada se ganó su boleto de invitada especial, al clasificar a Sheinbaum –ver para creer—como “marxista” y “comunista”.
¿Le aplaudirán estos personajes al insolente que llamó al papa representante del Maligno, admira babeante al antimexicano Donald Trump y habla con el espíritu de Conan, su amado perro muerto y clonado, tal como Maduro conversa con pajaritos?
¿Le lanzarán vivas al libertario que de manera abierta se propone destruir el Estado desde dentro, porque lo considera una “organización criminal” y tiene a todos los políticos, a todos, por una casta de maleantes? Lo veremos.
Cualquiera que sea el desenlace de este episodio, se hacen patos solos los pocos pero ruidosos mileístas mexicanos. En México –lo dijo Juárez—el triunfo de la reacción es moralmente imposible. Y ya hablaron las urnas, le dieron 60 por ciento de aprobación a Sheinbaum.
Por el contrario, la derecha no ha tenido nunca viento a favor. El inefable Verástegui ni siquiera consiguió registro como candidato independiente, Felipe Calderón no junto gente para formar un partido y Xóchitl perdió por lo que en futbol se llama goliza.
La CPAC aglutina a la derecha internacional, la cual en América Latina no tiene futuro. Argentina, su buque insignia, va veloz hacia el naufragio. No pasará mucho tiempo antes de que las draconianas medidas económicas de Milei generen un estallido social que, obviamente, nadie desea pero se antoja inminente.
En tales circunstancias, Milei pasará de líder libertario a títere de las fuerzas armadas, a la manera de las dictaduras brasileña o uruguaya de los 60 y 70 del siglo pasado, o de plano al gobierno de juntas militares, mientras él, al grito de ¡Viva la libertad, carajo!, se convertirá –signo de los tiempos– en exitoso conferenciante, y nada más.
El fantasma de Jorge Rafael Videla asoma por el Río de la Plata, desde donde este viernes nos llegarán malos, muy malos aires.
BRASAS
De dar pena o miedo la laxitud ética de nuestros más sesudos, famosos e influyentes periodistas, destacadamente Ciro Gómez Leyva, el amigazo del alma de Manlio Fabio Beltrones.
La mayoría de estos comunicadores, de modo no acrítico sino intencionalmente mendaz, le han dado la más absoluta e inapelable autenticidad a “la carta de El Mayo Zambada”.
O sea, la misiva en que el veterano capo narra su secuestro por el chapito Joaquín Guzmán López, mediante el señuelo de que sería llevado –así nomás, tan inocente él– a una reunión con el gobernador Rubén Rocha Moya y el exrector y hoy finado Héctor Melesio Cuén.
El escurridizo mafioso, de acuerdo con el escrito que lleva su firma y fue divulgado por su abogado Frank Pérez, era el gobernador de echo de Sinaloa, el desfacedor de entuertos políticos y el titiritero de los más notables personajes de aquella entidad.
Suena bien, pero se necesita ser malintencionado para dar por buenos los dichos de un hombre cautivo.
¿En qué libro de periodismo habrán aprendido Gómez Leyva y otros opinadores de su laya que una persona que ha perdido por entero su libertad puede estar en aptitud de expresarse con total y absoluta autonomía de criterio, sin atender las exigencias de sus captores?
Sin pizca se suspicacia y más bien con patente dolo, Gómez Leyva les ha servido a sus audiencias indigestas peroratas basado en “la carta de El Mayo”.
Les ha hablado de una operación de Estado, encabezada por el Presidente López Obrador y Sheinbaum para proteger a Rocha Moya, a quien él tiene por narco por los cuatro costados, porque… ya lo dijo Zambada, confinado en una mazmorra gringa.
Los periodistas de tal catadura se han olvidado de la insoslayable responsabilidad profesional de no tragar entero. Validan la carta porque no les interesa hallar la verdad, sino golpear a gobierno federal.
De esta calaña son nuestros líderes de opinión.
***
Todavía no se instala en sus puestos la tripulación 24-30 del buque del Estado, ya es blanco de los misiles de la oposición. De ello puede dar prueba el inminente responsable del combate a la corrupción, Javier Corral.
Agentes de la Fiscalía Anticorrupción de Chihuahua intentaron chambonamente emular no se sabe si a Los Chapitos o a los cuicos de la DEA, captores de El Mayo, tratando de capturar a Corral en jurisdicción ajena para llevarlo a los pagos de Maru Campos.
Corral está acusado de no haber declarado la propiedad de un terreno con valor de cuatro millones de pesos y de haber omitido el pago de 60 mil pesos por concepto de impuesto predial.
De más está decir que el caso tiene penetrante olor a persecución política y venganza del corruptazo exgobernador César Duarte, de quien la actual mandataria fue beneficiara y es ahora su diablo de la guardia.
Los chafas agentes chihuahuenses trataron de llevarse a Corral de un restaurante, en la capital del país, y por lo visto creyeron que era cosa sólo de avisárselo al gobierno local, con el desparpajo de quien entra a un terreno baldío para recoger una pelota.
El encargado de despacho de la Fiscalía capitalina, Ulises Lara, se atravesó con toda razón en el camino e impidió lo que hubiera sido un secuestro y sentado el grave precedente para la confederación de estados que conforma la República. Atrevida Maru.
En cosa de semanas Corral se convertirá en senador –peldaño previo a su paso al Ejecutivo—lo cual no deberá ser impedimento para que su caso sea investigado sin prejuicios y con apego a la ley.
Si es culpable, el exmandatario tendrá que ser confinado a un penal bajo siete llaves; si es inocente, Campos, Duarte y sus compinches deberán ser castigados de manera ejemplar. Basta de usar las instituciones para ejecutar vendetas.
Por lo pronto, bien por Corral que se zafó del anzuelo.
RESCOLDOS
Cada quien es libre de escoger el arquetipo que más le guste, pero se necesita estar de verdad despistado para trazarse como modelo político o de vida a Felipe Calderón. Y esto, al parecer, es lo que ha hecho Sandra Cuevas, quien se reunió en Madrid con el exmandatario y su esposa, Margarita Zavala. El encuentro –dicen los corresponsales—discurrió muy ameno entre el tintineo de las copas de vino y uno que otro destilado…
Reapareció Francisco Labastida para decir que tenemos un narcogobierno y un Estado dominado por el narco. Y que le da pena el rumbo que el país está tomando. Le dio tribuna, limitándose a abrir el micrófono sin perturbarlo ni en lo más mínimo, la verbosa Carmen Aristegui. Sin preguntarle siquiera a Labastida la razón por la cual él no movió ni un dedo para capturar a “El Mayo” en sus tiempos de gobernador de Sinaloa, ni menos aún como Secretario de Gobernación o candidato a la presidencia. ¿Operaría Zambada electoralmente en la carrera política del patético presidenciable?
aurelio.contrafuego@gmail.com