CONTRAFUEGO || Los conspiradores

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Aurelio Ramos Méndez

Cuando ocho ministros de la Corte, usurpadores pero salomónicos, descoyunten este martes la reforma judicial y la declaren mitad inconstitucional y mitad válida, será por fin abortada la conspiración en que se comprometieron para intentar a como diera lugar, incluida la vileza de confinar en una mazmorra a la presidenta Claudia Sheinbaum, impedir la continuidad de la 4T.

Se quedarán con el pecado y sin el género, cual ladrón exhibido en su inmoralidad y sin el producto que su canallada, pues con buen juicio la Jefa del Estado ya anticipó que no atenderá una eventual resolución invalidante porque la reforma emergió de la legítima representación popular.

Los ministros confabulados son Norma Piña Hernández, Juan Luis González Alcántara, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Luis María Aguilar, Jorge Pardo, Margarita Ríos Farjat, Javier Laynez y Alberto Pérez Dayán.

La conjura de la cual estos togados han sido principal instrumento empezó a ser maquinada en los pagos de Claudio X. González mucho antes del proceso electoral, aunque asomó la oreja hasta el 12 de diciembre de 2023.

Ese día los más notables conspiradores se congregaron en una comida convocada por la mismísima presidenta del máximo tribunal, Piña Hernández, en la mansión de González Alcántara, el autor del proyecto de resolución que será votado mañana martes. 

De más está decir que se trata del cónclave al que concurrieron ministros y magistrados electorales, con el dirigente del PRI Alejandro Alito Moreno como invitado de honor, al que fue convidado pero no llegó el panista Santiago Creel, personero de la candidata Xóchitl Gálvez.

Aquelarre aquél del cual Piña no ha dicho ni una palabra, pero cuya realización acaba de ser confirmada por el propietario de la finca, González Alcántara, quien de paso y sin pudor aclaró que él alcahueteó la junta pero no asistió.

El encuentro se llevó a cabo cuando ya era patente la estrategia de la oposición, inspirada por Héctor Aguilar Camín, consistente en tratar de anular la elección y buscar conseguir en los tribunales lo que una docena de encuestas indicaba que sencillamente no se podría ganar en las urnas. 

Ahora que los ministros ya van –todos menos una– como el señor Tlacuache de la ronda infantil, con su gran tambache –pensión de 300 mil pesos mensuales, en greña, de por vida— ha quedado exhibida, nítida, la fallida intención de robarse la Presidencia mediante toda suerte de tretas y leguleyadas.

Es extenso el prontuario de maniobras orientadas a tratar de truncar la 4T. Destaca el falseo y manipulación de encuestas durante el proceso electoral para apuntalar a Gálvez.

Y la ruidosa celebración de batallas aun antes de terminar la guerra. “¡Ganamos, ganamos!”, se desgañitaba y brincaba alborozada la candidata panista el 2 de junio por la noche, cuando apenas arrancaba el cómputo de votos. 

En el afán por aniquilar la reforma, colapsados los partidos, los ocho ministros han convertido el Judicial en la real y desaforada oposición, y la reforma ha sido su principal blanco.

Con la anuencia de aquellos ministros se han otorgado amparos de manera indebida, se ha atizado de modo irresponsable un paro de labores y hasta se han consentido solicitudes de apoyo al gobierno gringo vía el Departamento de Estado, y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y aun la academia, en Harvard.

Se intentó sin éxito que el Congreso se abstuviese de tratar el tema y, una vez aprobada la reforma –con precipitación, sí, debido al acoso opositor–, arrogándose inexistentes facultades de revisión la Corte se apresta a serrucharla y partirla en dos.

La modificación constitucional fue debidamente tramitada en el Legislativo y la Constitución vedaba toda revisión por el Judicial. Así y todo, los ocho se disponen a partirla por la mitad, como dicen que propuso hacer con un bebé el rey Salomón.

Sabedor el cartel de los ocho de que cargará con su fallo como baldón por la aventura no sólo antidemocrática sino francamente delictiva en que se embarcó, le ha prestado oídos a una miserable conseja del redomado opositor de extracción foxista, el ministro en retiro José Ramón Cossío.

Con chicanas de tinterillo, instalado en la suposición de inminente desacato a un mandato judicial, Cossío ya le lanzó amenazas de destitución y encarcelamiento a la Presidenta de la República, algo que ni en la peor mareada de mezcal hubiese podido ocurrírsele a un jurisconsulto respetable.

La diputada y también ministra en retiro, Olga Sánchez Cordero, ya explicó el asunto. “Para que una resolución sea procedente se necesita argumentar que sea procedente el medio de impugnación. En realidad (en este caso), no hay procedencia”, dijo, y añadió:

“Estoy sorprendida de que, por una parte (el proyecto) deja viva cierta parte de la reforma, que es en relación con los ministros y el Tribunal de Disciplina –quienes irían a elección popular–, y por otra parte invalida todo lo relativo a los jueces y a los magistrados –quienes no irían a votaciones”. 

Sánchez Cordero advirtió, con toda razón, que mañana será votado un proyecto salomónico, político, carente de esencia, y al cual “jurídico, constitucional, yo no lo veo”. 

El furibundo opositor Cossío, no obstante, al igual que Gabino Barrera andando en la borrachera, nomás no entiende razones. Obcecado, esgrime la falacia de que el poder que “dice” la ley, está por encima del poder que, por mandato popular, “hace” la ley.

En la necedad del ministro en retiro asumida como propia por los ocho, los demás conspiradores y el aparato que les hace eco, ha quedado en evidencia una total inversión de valores en que se debate la oposición.

Para esta esmirriada y variopinta fuerza política y en particular el Poder Judicial, no es punible chapalear en la corrupción como Peña Nieto. Ni entregarle el gobierno al narcotráfico, como hizo Felipe Calderón vía Genaro García Luna. Y, menos aún delinquir desde la Presidencia al modo de la dinastía de Carlos Salinas de Gortari…

Tampoco debió ser nunca criticado y menos candidateado a la sombra el confeso delincuente electoral y padrino político de Cossío, Vicente Fox, quien hizo trizas la Constitución en su empeño de atajar a Andrés Manuel López Obrador en su ruta a la Presidencia.

Es sancionable, eso sí, con larga temporada en Almoloya, el esfuerzo por morigerar la corrupción en el Poder Judicial.

Poder éste que ha hecho de la justicia el reino del trafique aun de lo inimaginable: fallos, notificaciones, programaciones o cancelación de audiencias, filtraciones de expedientes, cambios de jueces, vencimientos de términos, sobreseimientos, cambios de fuero, asignación de asuntos por turno de ministros…

Puestas así las cosas se explica por qué los tremendos jueces juegan con fuego y alucinan con poder escuchar a Piña dirigirse a Sheinbaum a los gritos –como en la Tremenda Corte– y ordenar latigueando el índice: ¡A la reja!

BRASAS

El casi septuagenario Ciro Gómez Leyva (67) fue uno de los más despiadados críticos del plagio de tesis cometido en 1987 por la jovencísima estudiante Yasmín Esquivel Mossa, hoy ministra de la Corte. 

Nada tendría de censurable el rigor del periodista refugiado en España, si no fuese porque él acaba de confesar el plagio de una frase –“la última línea de defensa de una civilización”—incluida con gran éxito en su columna del pasado lunes 28 en Excelsior.

Tal frase, tomada –según el propio Ciro—de un libro sobre la Guerra Civil Española, cuyo autor y título fue convenientemente omitido en su texto por el periodista, es en realidad un lugar común que sólo la ignorancia puede tomarla por inaugural.

A diferencia de la ministra cuyo plagio le causo migraña, a Gómez Leyva el suyo le reportó reconocimiento. El padre de uno de sus colaboradores, que lo tiene por el mejor periodista de México, lo cubrió de elogios por sus frases domingueras, entre éstas la hurtada.

Además, le sirvió para exornar un escrito con el cual deslizó la idea de que él fue inspirador del proyecto de resolución sobre la reforma judicial que será debatido mañana, elaborado por Juan Luis González Alcántara.

La columna cuenta que por la mañana su autor le dijo al ministro Laynez–como espoleándolo– que los ocho se habían rendido, y que poco después le recriminó su silencio a Pérez Dayán, con el resultado de que por la tarde González Alcántara dio a conocer el proyecto en que sostiene que la reforma sí puede ser invalidada.

Proyecto que –añadió Ciro, como dando a entender que él sí le entiende a eso de frotar la lámpara—“quizá pronto el pleno de los ocho lo vote así”. Tan pronto como mañana.

RESCOLDOS

En el PRI varios senadores ya están más cerca de la puerta que de la sala. ¿La causa? El autoritarismo y la corrupción del inefable Alito. Se lo dijo de frente al campechano el coordinador de Morena, Adán Augusto López. Le adelantó que en el tricolor pronto se verán defecciones y en el guinda, la ampliación de su mayoría calificada… 

Demócratas o Republicanos, los presidentes gringos han sido para México siempre lo mismo. A veces, incluso peores los primeros. Ello, no obstante, crucemos los dedos para que el cavernícola Donald Trump quede mañana sepultado en votos y Estados Unidos tenga por primera vez una mujer en la presidencia… 

aurelio.contrafuego@gmail.com

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista. 

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