Rolando Del Puerto Núñez
El Istmo de Tehuantepec está ejemplificado en la grandeza y fortaleza de las mujeres zapotecas, pues las imágenes de las tehuanas con su elegancia y su rol protagónico, forman parte fundamental de la nación.
En mi región, desde la época colonial, tuvo auge un comercio marítimo notable y a finales del porfiriato, se transitaron las primeras líneas del ferrocarril que permitieron un desarrollo distintivo con otras regiones del Estado de Oaxaca.
Muchos comerciantes extranjeros se establecieron en la región, con ellos llegaron las codiciadas telas de oriente, aquí surge una mezcla cultural importante (española e indígena) que dió como resultado: la famosa vestimenta de la tehuana, (hay muchas versiones) pero la de gala es simplemente espectacular y lo portan las mujeres en las fiestas tradicionales de los pueblos del Istmo.

Pero no es un traje más, pues tiene mucha identidad. Pintores como Diego Rivera, Frida Kahlo o Miguel Covarrubias, lo hicieron visible en sus obras; también María Félix portó en diversas ocasiones el traje en sus películas. En tiempos más recientes, Susana Harp y Lila Downs con su versión de “La llorona” usaron un huipil, símbolo de la cultura istmeña.
Sin duda, las mujeres istmeñas día a día juegan un papel muy importante en la economía de sus familias, solo con ir al mercado es notable el empoderamiento y se hace visible quién lleva el control de la organización económica a pesar de la presencia del sistema patriarcal.
Para mí, ellas son heroínas (mi madre, mi abuela, mis hermanas, mis primas, mis tías, todas mis paisanas y todas las mujeres de México), pues realizan labores en la casa, cuidan de los hijos y al mismo tiempo son comerciantes, profesionistas y sacan adelante a la familia, pero a pesar de la imagen de fortaleza, también desafortunadamente, viven violencia intrafamiliar, calamidad contra la que todos tenemos que luchar para erradicar.
Hoy el tejido social de la región se está rompiendo, por muchos factores, no se quiere y no buscamos culpables, lo que deseamos, es el resurgimiento de esta tierra y su gente, estoy seguro que el Istmo de Tehuantepec se encargará de marcar los tiempos y los ritmos de su propio resurgimiento, como sus tradicionales sones istmeños y la identidad de las mujeres del istmo.