Aurelio Ramos Méndez
¿Hasta cuándo el Estado mexicano emprenderá una estrategia para empezar a desmontar el pernicioso activismo político, sindical y social de la CNTE?
¿No es tiempo ya de frenar esta organización convertida en negocio de una punta de dirigentes, que causa inmenso daño directo a la población, entorpece el ejercicio de gobierno y obstruye el desarrollo?
Larvada en Oaxaca, en la COCEI y la COCEO de mediados de los 70, y en forma casi simultánea en Chiapas, Guerrero, Michoacán, Morelos y parcialmente en el Estado de México, abanderó en sus inicios intereses gremiales genuinos y causas nobles del magisterio, pulsión de la cual queda ahora entre poco y nada.
Un balance empírico y somero prueba que la agitación social de cinco décadas ha reportado resultados desastrosos, con más perjuicios que beneficios para la población del sureste del país.
En todo este tiempo, no ha pasado un día sin que sean estranguladas calles y carreteras, tomadas o bloqueadas oficinas de gobierno, casetas de peaje, aeropuertos, centrales camioneras y aún escuelas y hospitales.
O, paralizadas o trastornadas en el caos ciudades completas, tal como desde hace tres semanas ocurre en el mayor conglomerado humano del país, la capital, sufridero de unos 25 millones de habitantes.
El daño económico producto de estas acciones ha sido incalculable, en detrimento ciertamente del erario federal y los estatales; pero, sobre todo, en menoscabo directo sobre del peculio de la gente y aun al costo de vitas humanas.
Enfermos que por una vialidad desquiciada no alcanzaron llegar a los hospitales, peticionarios de justicia imposibilitados de acudir a audiencias en los juzgados, obreros y empleados impedidos de asistir al trabajo, trámites administrativos pospuestos o cancelados…
Más todavía, descomunales perjuicios para la industria turística, sustento de numerosas comunidades a lo largo y ancho de esta depauperada región, así como proyectos de desarrollo torpedeados y cancelados, inversiones frustradas, eternización del rezado social que el magisterio disidente teóricamente combate.
Para no hablar del grave, irreparable perjuicio directo a la educación de decenas de miles de niños y jóvenes de varias generaciones, a cuya enseñanza cualitativamente deplorable deben agregarse las consecuencias del ausentismo magisterial.
Ausentismo, huelga decirlo, debido a la obligada asistencia a mítines, marchas y plantones y todas las modalidades imaginables del nocivo activismo centista.
De más está asimismo referir la repercusión de este estado de cosas: el éxodo a la educación privada, en su mayoría mala y cara, pero con al menos garantía de cumplimiento del calendario escolar, sin paros de actividades.
Los maestros, al igual que los médicos y los curas son en el medio rural indiscutibles agentes de transformación social, y en efecto necesitarían ser de pabilo para no soliviantarse ante la pobreza acuciante que ellos conocen de primera mano.
Por lo mismo, no se trata de satanizar y menos aún criminalizar la protesta social, mas en el caso de la CNTE es claro que su lucha gremial extendida a la comunidad toda y a toda suerte de causas buenas o malas, ha resultado contraproducente para los objetivos de desarrollo de los estados donde actúa.
La intransigencia, la insensatez y aun la venalidad al servicio muchas veces de intereses politiqueros caracterizan el accionar de este grupo que ha tomado como rehén al Estado nacional.
El movimiento magisterial, no nos dejemos engañar, devino jugoso negocio. Lo grita su actual pliego de demandas, pretexto para los desmanes en la CDMX. Cien por ciento de aumento salarial y derogación de la Ley del ISSSTE de 2007, a sabiendas de que sencillamente no existe capacidad económica para ello.
Sorprende que la CNTE, cuyo activismo coincide ahora con la intensificación de movilizaciones de la derecha más recalcitrante, en su momento no se opuso con idéntica pugnacidad a la expedición de dicha ley por Felipe Calderón, ni al modelo pensionario que la inspiró en tiempos de Ernesto Zedillo.
El principal postulado de la CNTE en sus orígenes fue la democracia dentro de su boque nodriza, el SNTE, así como el fin del charrismo sindical personificado por aquel entonces por el dirigente Carlos Jonguitud Barrios, cuyo imperio se derrumbó menos por presiones de la disidencia magisterial que por el autoritarismo de Carlos Salinas de Gortari.
A despecho de la Coordinadora de maestros Jonguitud fue gobernador, senador y cacique sindical, y murió en santa paz entre los suyos, y en el SNTE vino luego el cacicazgo de Elba Esther Gordillo, para quien la CNTE, calculadamente revoltosa en sus enclaves, no fue obstáculo alguno para sus trapacerías.
Gordillo Medró con el SNTE hasta el hartazgo y la CNTE, a salvo su cuota política y de dinero contante y sonante producto de las cuotas sindicales, consintió la perversión de su gremio, su conversión en instrumento político ora del PRI ora del PAN, o de quien reportara los mayores dividendos.
Dirigentes elbistas se sucedieron en el sindicato uno tras otro mientras la disidencia, calladita, capitalizaba puestos políticos –diputaciones federales y locales, senadurías, presidencias municipales, puestos burocráticos, etc.—y cuotas sindicales y ampliaba el negocio hacia el abanderamiento de cuanta causa comunitaria avizoraba en el horizonte, a condición de que fuese rentable.
Al igual que en otras muchas cosas, la presidenta Sheinbaum, que cuenta con la mayor legitimidad –77 por ciento de favorabilidad en las encuestas—tiene la obligación ineludible de decir “¡Hasta aqui!”, y empezar a desmontar el monstruo.
Si no ahora, ¿cuándo?
BRASAS
Se necesita descaro o estulticia, o ambas cosas, para criticar desde la cúpula del PRI –como acaba de hacerlo el inefable Manuel Añorve—el manejo gubernamental del conflicto con la CNTE.
Esta organización surgió, creció, floreció y se pervirtió al amparo del régimen priista –de Heladio Ramírez a José Murat y Diódoro Carrasco, en Oaxaca—algo que Añorve finge ignorar olímpicamente.
Coordinador de los senadores priistas, pero en realidad ayudante vitalicio de Manlio Fabio Beltrones, el senador guerrerense dijo que tiene la solución del problema.
Propuso… la instalación de una mesa de diálogo en la Cámara alta, a manera de puente institucional del magisterio con las autoridades.
Amnésico, como si acabara de aterrizar de Júpiter, dijo que “el conflicto educativo es urgente y real, por lo que no debe haber más pretextos. México no puede darse el lujo de ignorar a su magisterio”. Así dijo el copartidario de Jonguitud y Gordillo.
Así como los amputados extrañan la extremidad cercenada, Añorve no puede con el portafolios de Beltrones, pero aspira a ocultar y hacer olvidar la responsabilidad que a él y su partido les corresponde en el desastre.
****
Pocas son las cosas que no se pueden ocultar, el amor, el dinero, la tos, la estupidez y la cobardía. Dígalo si no Donald Trump, a quien medio Estados Unidos tiene hoy por un TACO, eso que en México se conoce como un rajón.
Se tardaron los gringos en percatarse del verdadero talante de su presidente, pero les abrió los ojos el diario británico Financial Times.
El 3 de mayo en una columna del influyente rotativo el magnate-presidente-delincuente fue descrito como una persona que a la hora de la verdad siempre se acobarda y se echa para atrás. “Trump always chickens out” (TACO), en inglés.
Fue semblanteado así por sus bravuconadas en la imposición de aranceles desmesurados y la inmediata vuelta en U, como es público que ha hecho con medio centenar de países y regiones, México uno de los primeros.
Con sus arrancones y reversazos Trump ha diseminado incertidumbre, en muchos casos más lesiva que los aranceles en sí, pero su legado histórico será el de un patético rajón.
Un individuo que boga con ínfulas de matón, un cavernícola energúmeno y vociferante, un rottweiler rabioso que en realidad es un gatito indefenso y remilgoso.
Lo más grave para los gringos es que de semejante perfil ya se percataron Putin y Xi Jinping. Cuidado.
RESCOLDOS
Lo dicho: Con el nuevo régimen de integración del Poder Judicial quizá habrá corrupción. Pero con el actual, es seguro que la habrá. Es seguro que los ministros seguirán soltando capos, protegiendo a grandes evasores fiscales, encubriéndose con férreo espíritu de cuerpo, torpedeando políticas, planes y obras de gobierno. Bienvenido el ensayo de algo diferente…
¿Qué espera la Conagua para revocar los títulos de concesión para la explotación de agua otorgados mediante tráfico de influencias a una decena de altos funcionarios y gobernadores cuando estaban en pleno ejercicio? Se trata –el consenso de la corrupción– de políticos de todos los partidos. Algunos de estos ladrones del preciado líquido son Vicente Fox, Guillermo Padrés, Diego Sinhué, Jaime Rodríguez El Bronco, Francisco Ramírez Acuña, Rutilio Escandón, Miguel Márquez, Luis Armando Reynoso. Puro prócer…
aurelio.contrafuego@gmail.com
———————————————————————
Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista.