CONTRAFUEGO || ¡Totalitarismo, cárcel para todos!

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Aurelio Ramos Méndez

Si por milagroso designio el recién fallecido dueño del periódico Excelsior, Olegario Vázquez Raña, se hallase sólo en estado de catalepsia e intentase salir de su ataúd, se volvería a meter aterrorizado ante la sola perspectiva de obtener el contrato para construir y administrar las cárceles para albergar un potencial de ¡60 millones de mexicanos!

Sería, desde luego, un compromiso incumplible que a cualquiera le infundiría pavor, dada la cifra –producto de la frondosa imaginación del escritor Héctor Aguilar Camín— de candidatos a sanción judicial, económica o penal, eventuales víctimas de “la batida contra la libertad de expresión que baja del gobierno en México”.

Según el chetumaleño ideólogo de la derecha más recalcitrante, los casos de censura y amenazas de censura se están propagando, ahora con dos estrategias oficiales novedosas; una, “abusar de la ley para callar al crítico” y otra “imponer penas a ciudadanos que se expresan en las redes sociales”.

Advierte que la vía del silenciamiento no se dirige sólo a los críticos profesionales, los periodistas, sino a los ciudadanos en general. Y que mientras la primera estrategia entraña un proceder dictatorial, la segunda, dirigida a los ciudadanos, “es una vía totalitaria: oprime a todos”. 

O sea, la libertad de expresión de 99 millones de mexicanos –los inscritos en el padrón electoral– está en serio peligro.

La semana pasada la prensa militante en la oposición arreció sus ataques al gobierno federal con el embuste del gravísimo peligro que corre la libertad de expresión, a partir de polémicos casos judiciales y de modificaciones legislativas dañinas no sólo para el periodismo sino para los ciudadanos comunes. 

Decenas de voces se sumaron al coro cuyos líderes, como si pedaleasen sobre una bicicleta tándem, operan con asombrosa coordinación.

De hecho, en su artículo sobre este asunto en Milenio, Aguilar Camín bordó en torno a la paráfrasis de un lema del gobierno, forjada por Jesús Silva Herzog Márquez, virulento antagonista de la 4T que escribió en Reforma: “Por el bien de todos, cállense la boca”.

A decir del también colaborador de Latinus, Silva Herzog, los críticos ahora corren el riesgo de ser denunciados penalmente, acusados de violencia de género o de propalar odio, y terminar en la cárcel.

“(…) ¡ay de quien se atreva a criticar al poder, de quien suelte la burla de los gobernantes, quien denuncie sus tropelías y abusos!”, se dolió el columnista, y añadió:

“No se trata, hay que advertirlo, solamente de una amenaza a los profesionales del periodismo, a los medios de comunicación. Se pretende eliminar el derecho democrático de reírnos de quienes nos gobiernan. Criticar al poder se ha convertido en atrevimiento de altísimo riesgo”.

Afirmó que “la mujer de palacio” –así alude Silva a la jefa del Estado– insiste en que vivimos en el país más democrático del mundo y celebra que en México no hay censura.

Pero, “mientras lo dice, invita al comisario de la inteligencia financiera para que ataque públicamente a sus críticos, las fiscalías abren investigaciones a los periodistas y los jueces se apresuran a condenar a reporteros y medios”.

Convengamos sólo por conversar, que así ocurre. ¿Está en aptitud este portentoso analista de precisarle a su audiencia a cuál comunicador, empresario periodístico, anunciante, directivo, concesionario, político o funcionario público financiador de medios le han ocurrido semejantes represalias? 

Al glosar a Silva, Aguilar Camín adhirió a sus argumentos y concluyó que la venganza totalitaria, con sanción aun de cárcel, se cierne sobre todos, todos los mexicanos. 

De los 99 millones de empadronados, vale detallar, deben ser descontados los 36 millones de sufragantes por la presidenta Sheinbaum, morenistas, petistas y verdes. Con lo cual queda un guarismo aterrador: ¡64 millones de potenciales reos!

En este saco va la totalidad de adversarios de la 4T. Lo mismo quienes votaron por el PRI, PAN y PRD, que quienes lo hicieron por MC, los que anularon su voto o eligieron a no registrados, y hasta quienes prefirieron darse vuelta en la cama y seguir durmiendo en vez de acudir a votar. La vía totalitaria oprime a todos.

Llevado al extremo, el temor obliga a pensar en las crujías necesarias para confinar a tanto inocente que podría ser sancionado, encarcelado, por la malvada 4T. Y es aquí donde se levanta la figura de Vázquez Raña y la fundada suposición de que preferiría seguir en su féretro.

El propietario de Excelsior combinó su condición de empresario periodístico con la de constructor y administrador de penales gubernamentales, entre muchos negocios.

En tiempos de Felipe Calderón y el PRIAN, cuando la corrupción estaba en buenas manos, junto con otros empresarios obtuvo de manera directa, sin licitación, vía Genaro García Luna, contratos por cerca de ¡270 mil millones de pesos! para administrar por más de veinte años nueve reclusorios.

Al también dueño del Hospital Ángeles le correspondió la administración de los Centros Federales de Readaptación Social de Michoacán y Durango.

En los nueve ceferesos el promedio de gasto por interno fue de ¡3,500 pesos diarios!, si bien en el de Oaxaca, asignado al cuñado de Carlos Salinas de Gortari, Jerónimo Gerard Rivero, el gasto per cápita se fijó en 3, 297 pesos diarios.

Basta imaginar la montaña de dinero que implicaría la construcción y administración de tales cepos para comprender el espanto que causaría el asumir semejante compromiso. En esta hipótesis quizá lo mejor sería cercar parte del territorio nacional para encerrar ahí a los desafectos del régimen…

A pedalear en tándem con el embuste de la libertad de expresión en riesgo se sumaron Héctor de Mauleón, Leo Zuckerman, Gabriela Warkentin y muchos más…

Destacó, sin embargo, la voz de Salvador García Soto, quien –según sus propios dichos—otra vez fue víctima de represalias desde el poder, ahora en El Heraldo de México. Antes lo había sido en Radio Fórmula y TV Azteca, con sus programas La Chuleta y el Empujón.

Los propietarios del diario parte de Grupo Andrade, corporación proveedora de vehículos por millares y por montos de varios miles de millones de pesos a la 4T, lo despidieron de su noticiario radiofónico “con argumentos de comercialización”.

El periodista, no obstante, públicamente les expresó a sus empleadores agradecimiento y reconocimiento por el respeto que tuvieron por su trabajo, aunque deslizó una acusación que merece precisión de su parte y aclaración de los vendedores de autos y empresarios periodísticos.

“Entiendo, porque algo he aprendido en el tiempo que llevo en esta profesión, que las empresas tienen intereses y que esos intereses en muchos casos tienen que ver con el gobierno con el que tratan de evitar problemas”.

¿Es este el caso? ¿Resintieron los socios de Grupo Andrade presiones de la Presidencia u otras instancias del gobierno?

Y, ya que estamos, ¿Grupo Andrade ha usado a manera de chantaje las virulentas y sesgadas críticas de sus conductores de radio y tv para forzar adquisiciones archimillonarias de vehículos por el gobierno?

Los empresarios que a la vez son  grandes editores –los de El Heraldo y todos los demás—están ante el deber de abandonar la pretensión de sortear el vendaval callados y agachaditos.

De dejar el mutismo y hacer uso de su libertad de expresión para ayudar a despejar la atmósfera enrarecida por no pocos de los medios que ellos sostienen. 

BRASAS

Victoria pírrica o la chambonada del siglo. Algo así fue lo que protagonizó Estados Unidos con el bombardeo a instalaciones nucleares de Irán.

Los búnkeres atacados con más de 200 toneladas de bombas –Fordo, Isfahan y Natanz– no guardaban armas nucleares, y ni siquiera uranio suficientemente enriquecido, a más de 60 por ciento, para producirlas.

Si en aquellos sitios hubo tales armas, éstas fueron oportunamente escondidas en otros lugares, sin que el Tío Sam se percatase de dónde quedó la bolita.

El patente fracaso gringo, que ahora se intenta disfrazar a punta de propaganda, no impidió que, fiel a su talante patrañudo, Donald Trump iniciara la celebración antes de que terminara el partido. 

Con escalofriante autoritarismo desmintió a media docena de altos funcionarios de su gobierno que le advirtieron que Irán no tenía artefactos nucleares, y afirmó con necedad de beodo que aquellas instalaciones fueron enteramente destruidas.

Haciendo el paseíllo por el estadio y vía el representante republicano Buddy Carter y otros lambiscones, reclamó para sí el Premio Nobel de la Paz. ¡Como si el fallido lance bélico pudiese ocultar la barbarie de su gobierno!

Por ejemplo, la persecución de migrantes como animales, la deportación de familias completas, la separación de niños de sus padres, el bloqueo de universidades a estudiantes extranjeros… 

Y la denegación de entrada a EU a nacionales de tres decenas de países, el terrorismo comercial a punta de arancelazos, el firme respaldo a la agresión sionista a Palestina al costo de decenas de miles de vidas humanas, gran parte de niños.

En la guerra desatada por Trump contra Irán, con Israel como títere, no hubo ganadores, pero unos perdieron más que otros.

Israel ya no es el temible Israel, ahora asusta a muy pocos. La guerra se libró en su territorio –en la capital, Tel Aviv– no en tierras lejanas; el Domo de Hierro no resultó hermético, sino un frágil colador que permitió una lluvia de misiles iraníes, y Netanyahu… bueno, seamos misericordiosos…

El mundo entero pudo ver con pena ajena el trato no desconsiderado sino humillante, deshonroso, que el aspirante a Nobel –¡qué desfachatez!– le dispensó al abyecto ejecutor de la Operación León Ascendente contra la nación persa.

El principal perdedor, sin embargo, fue Estados Unidos con su operación Martillo de Medianoche, que tan sólo en Fordo descargó doce bombas de 15 toneladas cada una; en total de 180 toneladas de material explosivo. Y 30 toneladas más sobre Isfahan, amén de centenares de misiles en Natanz.

Bombas, cabe decir, trasladadas en enormes mantarrayas aéreas, los nueve aviones B-2, que sólo EU tiene, cuyo valor ronda los 2 mil 100 millones de dólares cada uno. Casi 20 mil millones de dólares en el aire… para que el uranio del mal no apareciera por ninguna parte. 

Está por verse si Trump, tan proclive a cobrar en dinero contante y sonante el apoyo estadunidense en seguridad y desarrollo a otras naciones, acabará exigiéndole resarcimiento a Netanyahu. 

Porque, en ese caso, al pobre monigote judío no le alcanzará la vida para pagarle a su padrino desalmado.

RESCOLDOS

“Mis pleitos son por dinero, a mi no me están sacando pruebas de estar coludido con el narcotráfico”. Esto escribió en X el inefable Ricardo Salinas Pliego para golpear a Morena. Usó su libertad de expresión para mentir descaradamente. Desde hace 32 años ha sido señalado de nexos con traficantes de drogas, vía Raúl Salinas de Gortari. En 1998 el hermano incómodo de Carlos Salinas fue acusado de narco por el gobierno de Suiza. Cinco años antes, en 1993, el narco Raúl Salinas le prestó a Ricardo Salinas –así nomás, por puro crédito a la palabra– 29.7 millones de dólares para adquirir Imevisión, hoy TV Azteca.

aurelio.contrafuego@gmail.com

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista. 

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