Omar Rodríguez Domínguez
A un año de cumplir medio siglo divulgando la ciencia de Urania, luego que en 1976 el astrónomo “Ciudadano de Antequera” (1997) y “Coquitao” (2021) distinciones del H. Ayuntamiento llegara al Observatorio Astronómico Municipal a colaborar con su primer director, don Canuto Muñoz Mares, dedicando su vida desde entonces a la enseñanza de las maravillas del universo y guiar a millones a la astronomía, inspirando estudiantes que hoy son celebres científicos y a otros más que siguieron carreras profesionales en ingenierías, hoy se prepara para celebrar dentro de un año, 50 años de Astronomía, siempre, como él dice: “mirando hacia arriba, a las estrellas y muy muy lejos”.
Carlos Roberto Aguilar Jiménez, nació en el Distrito Federal (hoy, Ciudad de México) pero debido a un terremoto de ese mismo año, las circunstancias obligaron a sus padres a regresar a Oaxaca, donde su papá aficionado a la astronomía, ya instalado en la ciudad con su telescopio y su primogénito, con la colaboración de amigos realizaban Noches de Estrellas, de astronomía, en el mundo de ese entonces impactado por el Sputnik I. los primeros cohetes espaciales, arribo a la Luna, y el eclipse total de Sol del 70, en un contexto que facilitó se fundara el Observatorio Astronómico Municipal en 1973 y al que Carlos Aguilar llegaría invitado a colaborar en agosto de 1976, transportándose en su motocicleta.
En una ciudad que había tenido tres observatorios y catedra de cosmografía en el Instituto de Ciencias y Artes, donde las noches oscuras permitan la observación detallada del cielo de Oaxaca, luego de su asunción como director en 1980 su trabajo como divulgador de la ciencia, escritor, columnista, conferenciante, productor de radio cultural y periodista, le han permitido observar y registrar todos los fenómenos celestes visibles en Oaxaca, iniciando con el cometa Kohoutek y Halley, eclipses totales, parciales de Luna y Sol, conjunciones, impactos de asteroides y muchos otros fenómenos de la mecánica celeste, además de la publicación de dos libros de divulgación científica: “Estelas en el Tiempo” (CONACYT) y “Apuntes de la Cosmovisión en Oaxaca” (H. Ayuntamiento).
Hoy a sus 68 años, activo y dinámico, integrando ciencia y arte, se prepara con amigos y colegas, a celebrar lo que creemos podría ser un récord: 50 años como director de un Observatorio Astronómico y la atención y servicio a casi dos millones de interesados en el cosmos a quienes ha facilitado la observación directa del universo a través del potente telescopio de Oaxaca, impartiendo en esos casi 50 años, miles de conferencias, publicado miles de artículos de prensa y programas de radio, por eso y más, a sus casi 50 años como divulgador y astrónomo, la Sociedad Astronómica de Oaxaca A.C. de la que ha sido presidente y hoy es Custodio vitalicio de archivos y documentos, prepara una jornada de celebración por el próximo medio siglo del que una poeta bautizó como: El Sabio del Fortín.
Y yo, que desde niño he tenido la fortuna de llamarle tío, guardo en mi memoria el fulgor de sus palabras como quien atesora la luz de una estrella antigua. Carlos Aguilar ha sido uno de los dos grandes pilares de mi vida, el faro que me mostró que la curiosidad es un fuego sagrado y que el universo es un poema escrito en un idioma que solo se aprende mirando con asombro. Su cercanía encendió en mi ser una llama perpetua, despertando en mí el gozo inmenso de perderme en los conceptos más hondos sobre el cosmos y la condición humana. Crecí viéndolo no solo como un sabio que mide distancias estelares, sino como un navegante del pensamiento, capaz de tender puentes entre la ciencia y la filosofía. El me enseñó que mirar hacia arriba es también mirarse por dentro…y que en ambas direcciones siempre hay infinitos por descubrir.
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