Aurelio Ramos Méndez
Por sus casas los conoceréis, podría parafrasearse en medio de la atmósfera de hipocresía y la indignante campal de supremacía económica que libran personajes de la oposición –varios probados delincuentes– y políticos de la 4T, a propósito del valor de sus residencias.
Discuten con ardor y hasta con violencia –se vio en el Senado–, ajenos a una verdad incontrovertible: aun la más modesta casa de cualesquiera de ellos se ubica a distancia sideral de las que posee el grueso de la población nacional.
Arrancó la polémica al conocerse la adquisición por el senador Gerardo Fernández Noroña, en Tepoztlán, Morelos, de una casa poco más que clasemediera por 12 millones de pesos.
Atrincherada en los medios, enclenque, despistada y desesperada, la oposición ha hecho tiras con el pellejo del ahora expresidente de la cámara alta.
Le atribuye incongruencia frente al discurso de austeridad que el gobierno y el partido oficial exigen en la administración pública, como programa de gobierno no como imperativo en la vida privada de sus integrantes, algo que corresponde al libre albedrío.
Mal podría la 4T imponer austeridad personal en el servicio público y el ámbito partidista, si ello puede implicar la violación de derechos políticos.
Imaginemos que en un rapto de humildad, populismo o genuina vocación social y de servicio adinerados como Carlos Slim, Germán Larrea o Alejandro Junco de la Vega buscaran incorporarse al gobierno, Morena o el PT, y que recibiesen sonoro portazo porque tienen yate, avión particular, camionetas blindadas o mansiones no de 12 millones de pesos sino ¡de docenas de millones de dólares!
De ninguna manera es sólo imaginación. En busca de prebendas, Ricardo Salinas Pliego se desempeñó como asesor económico del presidente López Obrador a lo largo del pasado sexenio…
Son muchos quienes atacan a Noroña, pero correspondió al pandillero Alejandro Alito Moreno confirmar la sospecha de que la oposición ya optó por la violencia física como principal instrumento de su lucha político-electoral.
Alito, el troglodita dirigente del PRI a quien hace un año Reforma, el periódico favorito de la derecha no la prensa de Corea del Norte, le halló una mansión edificada a la chita callando, sobre 7 mil metros cuadrados, valuada en ¡300 millones de pesos!
En el farisaico y espeso debate intervino no sólo con nula sensibilidad social sino aun con insolencia y soberbia, el concesionario de TV Azteca, Salinas Pliego.
En declaraciones al exdirector de Reforma, Ramón Alberto Garza, este lanudo dijo que la corrupción en tiempos de Peña Nieto era “nada comparada con la de estos cuates” –los gobiernos actual y precedente y Morena–, y añadió con franca estupidez:
“Acuérdate del escándalo por la Casa Blanca (comprada por la primera dama Angelica Rivera en unos ¡140 millones de pesos!) ¡Una mugrosa casa en las Lomas de Chapultepec…!”.
Si para Salinas Pliego casa, lo que se llama casa, es la suya, no “una mugrosa casa” de 140 millones en una de las colonias más insultantemente caras de la capital del país, resultó una lástima que su complaciente, mansito entrevistador haya omitido hacerle preguntas pertinentes.
¿Qué denominación les reserva a las humildes casitas y apartamentos de los 38.5 millones de pobres? ¿Y cuál a las chozas y sufrideros y morideros en que discurre la vida de los 7 millones de mexicanos en situación de pobreza extrema?
El afán de desollar a Noroña desencadenó un verdadero festival de estulticia y fariseísmo.
Un periodista vernáculo, firme candidato a embajador de Estados Unidos en México, le metió calculadora al asunto y concluyó que la casa de Noroña representa “lo que a un trabajador le llevaría 120 años cubrir con todo su salario”. Tiene razón.
En aras del contexto, sin embargo, también debió decirnos cuántos milenios de salario mínimo se requerirían para cubrir el valor de las fabulosas mansiones de algunos prohombres de su dinastía.
O, cuántos centenares de vidas tendría que vivir un trabajador para saldar el valor de los caserones de ensueño de algunos acaudalados de quienes él ha recibido jugosos emolumentos: Carlos Salinas, Alejandro Junco, Juan Francisco Ealy Ortiz, Emilio Azcárraga, Manuel Arroyo…
El ánimo de linchamiento irrumpió en el Senado, donde vándalos del PRI a quienes los contribuyentes les pagan regio sueldo de legisladores, se treparon al podio y al grito de “¡te voy a matar!” le propinaron golpes y empellones al presidente del cuerpo deliberativo.
El asalto a la tarima propició uno de los episodios más bochornosos del periodismo en años: el respaldo virtualmente unánime al porro priista –émulo del ferrocarrilero Víctor Flores, de tiempos no tan remotos—y el infame argumento de que los cates Noroña “se los merecía”.
En la radio se voló la barda Ciro Gómez Leyva. En un alarde de ecuanimidad y apertura informativa vetó toda participación del legislador petista en sus programas.
Y en respuesta a una demanda de apoyo como él recibió de Noroña en ocasión del atentado que sufrió en 2022, dijo como monetizando la desgracia:
“Pensé que era solidaridad, no inversión. Por lo demás, aquello fueron nueve balazos a la cabeza…, lo del miércoles, unos pinches empujones”.
Por fortuna los balazos impactaron no en una testa sino en el grueso blindaje de un camionetón y los empujones y el “¡te voy a matar!” resultaron igualmente inocuos.
Siguió el rosario de grotescos desatinos con una manifestación de comuneros tepoztecos ante la casa de la polémica, en protesta por supuestas irregularidades en la enajenación del terreno en que ésta fue levantada.
No se necesita perspicacia para descartar la espontaneidad del mitin, cuya organización Noroña atribuyó al alcalde Perseo Quiroz. Lo que en efecto requiere bola de cristal es prever hasta dónde llegará esta modalidad de escrache a la mexicana.
¿Se llegará a la persecución y el acoso hasta sus domicilios y aun con violencia a personajes públicos, sobre todo adversarios políticos?
Cuidado. Lo advierte el refrán: “El que se ríe, se lleva, y el que se sube, se pasea”.
BRASAS
La imagen de los gobiernos de Estados Unidos y México durante el último medio siglo ha quedado a nivel de alcantarilla con el Do de pecho que Ismael El Mayo Zambada empezó a soltar en Brooklyn, al declararse culpable de narcotráfico.
Un campesino que cursó hasta sexto de primaria pudo dedicarse a delinquir ¡durante más de medio siglo! (56 años), concretamente comerciar con drogas, introduciéndolas en la potencia vecina.
Empezó como un mozalbete, a los 19 años, en 1969, y terminó burlándose de diez presidentes gringos –incluido Donald Trump en su primer mandato–, quienes operaron la guerra contra el tráfico de drogas decretada por Nixon en 1971.
Y mofándose también de nueve presidentes mexicanos, siete del PRI, dos del PAN y uno de Morena. De Echeverría, López Portillo y De la Madrid a Salinas, Zedillo, Fox y Felipe Calderón, así como Peña Nieto y López Obrador.
Ni la más fértil imaginación de algún Nobel de Literatura hubiera podido tramar la novela que Trump pretende venderle al mundo: las vicisitudes de un hombre precariamente alfabetizado, que consiguió configurar un colosal imperio económico.
Tan colosal que el gobierno gringo –interesado, ya se ha dicho, no en hacer justicia sino en despojar a los mafiosos de su fortuna malhabida–, se apresta asestarle una tarascada de ¡15 mil millones de dólares!
Inmensa incautación dizque entregada de manera voluntaria (ajá) por el capo, de cuya voluntad dispone a placer porque está preso y, en tal condición, sería capaz de inculparse hasta por la muerte de Jesús.
Suena bien y hasta heroico, pero es imposible que sin más herramientas que su audacia, la inexperiencia de los 19 y nulos recursos académicos, El Mayo haya podido verles cara de bobos a Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton, Bush hijo, Obama, Trump y Biden.
La mayor deshonra recae sobre los sucesivos gobiernos estadunidenses, con relación a los cuales uno tiene que preguntarse cómo es posible que, pese a disponer de las armas más sofisticadas y el ejército más poderoso del orbe, hayan permitido el florecimiento de semejante empresa criminal.
La fiscal Pam Bondi celebró la declaración de culpabilidad de El Mayo. Aseguró que el criminal “pagaba sobornos a funcionarios corruptos del gobierno”. Mejor hubiera sido que Bondi despojara de sus máscaras a nuestros primos güeros más corruptos.
En México la derecha ha esperado con ansiedad el inicio del canto de narcos en manos de la justicia norteamericana. Escupió al cielo y le cayó en el rostro.
El Mayo delinquió asimismo al amparo de la pusilanimidad o complicidad de al menos una veintena de gobernadores, en los dos principales estados donde ha operado el Cartel que él fundó.
En Sinaloa, durante 8 administraciones del PRI y una de Morena. Con Alfredo Valdés Montoya, Antonio Toledo Corro, Francisco Labastida, Renato Vega y Mario López Valdés, y con Rubén Rocha Moya, entre otros.
En Jalisco, con once gobiernos estatales, 8 del PRI, 3 del PAN y 1 de MC. De Francisco Medina Ascencio, Enrique Álvarez del Castillo y Guillermo Cossío Vidaurri a Alberto Cárdenas Jiménez, Francisco Ramírez Acuña y Emilio González Márquez, así como Enrique Alfaro.
Abundante carne de presidio.
RESCOLDOS
Fue benévola con Genaro García Luna la presidenta Sheinbaum. Pero no debió ofender, equiparándolos con él, al Chapo ni al Mayo. Santo y bueno que la DEA haya nivelado con ambos capos a su socio, el ex secretario de Seguridad; mal que lo haya hecho la Jefa del Estado. Del ladrón se espera que robe, no así del cura. Por ello resulta marcadamente más punible la conducta del exfuncionario, amigazo del alma y brazo derecho de Felipe Calderón…
Como en la canción infantil de los perritos, de los 16 que tenía al PRI ya nomás le quedan 13 senadores. En un año dos renunciaron, Cynthia López Castro, en noviembre, y Néstor Camarillo, el lunes pasado, y uno fue echado a empellones: Manlio Fabio Beltrones. El coordinador del grupo, Manuel Añorve, dijo que “el PRI es mucho más que una renuncia”. Blofeó. Al ritmo que lleva –tres retiros por año–, al terminar la Legislatura en 2030 no quedará ni Añorve para seguir cantando…
Sólo unos cuántos vertieron unas pocas lágrimas por la
Con la renovación parcial del Poder Judicial hoy se inicia la transición para el cambio estructural más profundo de este poder del Estado
Imposible pronosticar la calidad del desempeño del nuevo Poder Judicial de la Federación, que parcialmente entra hoy en funciones. Cabe sólo reafirmar que vale la pena el ensayo. Reiterar que en la renovada etapa quizá habrá corrupción, pero que con la eliminada era seguro que la corrupción persistiría inextirpable. Del Tribunal de Disciplina Judicial dependerá en gran parte el éxito de la travesía…
aurelio.contrafuego@gmail.com
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