Carlos R. Aguilar Jiménez
Mucho se habla respecto de que esta generación es la que más cambios ha vivido y que las anteriores, sin internet ni computadoras éramos trogloditas, sin embargo, la realidad, que es distinta de su interpretación, demuestra que, desde la Revolución Industrial todas las generaciones hemos experimentado cambios tecnológicos impresionantes, iniciando con la electricidad para iluminarnos, hacer funcionar motores y sus aplicaciones industriales y domésticas, continuando con el telégrafo, teléfono, ferrocarriles, rascacielos, antibióticos, rayos X, anestesia, automóviles, lavadoras, licuadoras y miles de artefactos que antes no existían y ahora la dizque inteligencia artificial (IA).
Si bien, hoy los niños desde que nacen tienen computadoras, teléfonos con millones de aplicaciones, internet, tabletas digitales, tomografías, herramientas inalámbricas y hasta telescopios con “IA”, GPT o GPS, creer que tener esos inventos es privilegio de esta generación es incorrecto, porque desde tiempos de mi abuelo telegrafista, los inventos y tecnología no han parado de ocurrir, tal como sucederá con los niños de hoy, quienes para sus hijos, lo que hoy privilegian como tecnología de punta y exclusivo, cuando sean adultos será arcaico y obsoleto.
Miles de inventos, artefactos, instrumentos y artilugios se han inventado y, cada uno nos hace vivir mejor que los dioses y con mejor calidad de vida que reyes. Nosotros, nuestros hijos y nietos cómenos infinita diversidad de alimentos y bebemos sustancias exóticas, tenemos agua corriente, inodoros, aire acondicionado, música de internet, nos desplazamos en coche, motocicleta, tren, avión, autobús y disfrutamos millones de películas en streaming.
Tenemos también, aunque no en Oaxaca, servicios médicos con miles de medicamentos y vacunas que evitan o curan enfermedades antes mortales y, no solo eso, las operaciones se realizan sin dolor ni infecciones, aumentando el promedio de vida de 60 años a 80 y creciendo. Obviamente, nuestros bisabuelos de países ricos o pobres como México no tenían estos avances, ni los tienen quienes viven en pobreza, por lo que podemos afirmar que, de clase media vivimos con mejor calidad de vida que los monarcas y magnates de antes de la Revolución Industrial, quienes se morían de infecciones o viajaban en carretas. Y no solo vivimos mejor que los reyes de antes, sino mejor que los dioses, porque no obstante los rezos a cualquier Dios, incluido a Jesús, los médicos son más efectivos, y si bien Apolo era quien nos daba luz, ahora lo hacen ingenieros de Comisión Federal de Electricidad (CFE), y si Mercurio con alas en los pies llevaba mensajes, ahora lo hace el correo electrónico, el fuego no es de Prometeo sino de un encendedor,
Alabada sea la ciencia que proporciona mejor calidad de vida, lamentablemente el conocimiento científico no es asunto de interés de los oaxaqueños que se regodean en el folklore, tradiciones y la idea absurda que todo tiempo pasado fue mejor, con algunas excepciones.
————————————————
Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista.