Juan Carlos Salamanca
Dicen que se vale soñar.
Que soñar es algo poderoso, que basta con cerrar los ojos y desear con fuerza para que la vida cambie.
¡Pero no es cierto!…
El otro día conocí a alguien que me dijo:
“Yo soñaba con ser músico, cuando cerraba los ojos me veía en escenarios grandes, frente a muchas personas, pero pasaban los años y nada cambiaba, hasta que un día entendí que soñar no era lo mismo que actuar. Tomé clases, practiqué horas y horas, toqué en la calle, en camiones, en cafés… y poco a poco, mi sueño empezó a tomar forma.”
Su historia me recordó algo simple pero poderoso:
“Los sueños no se cumplen por arte de magia, se construyen con paciencia, disciplina y constancia.”
El verdadero poder de soñar está en la acción, en convertir esa chispa en pasos concretos, en tener la valentía de comenzar y la fuerza de continuar.
Porque soñar sin actuar es como sembrar en el aire, en cambio, soñar y trabajar es como sembrar en tierra fértil.
Dicen que se vale soñar… ¡y es cierto!, pero solo si también estás dispuesto a luchar por hacerlo realidad.
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