CONTRAFUEGO || PAN, revolcar la gata

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Aurelio Ramos Méndez

El PAN pareciera estar en reñida competencia con Elon Musk, el hombre más rico del mundo… El pasado lunes 13 anunció su Marcha del Relanzamiento como partido, la cual fue realizada el sábado siguiente, con intención de competir gananciosamente en las elecciones de 2027.

Ese mismo día, el magnate cerró con éxito el periodo de lanzamientos de prueba –once en total– del cohete Starship, mediante el cual se propone llevar también en ese año astronautas a la luna.

¿Conseguirá el PAN, sin plataforma ni autocrítica ni un mea culpa ni una súplica de perdón a los ciudadanos, coronar su anhelo y contender de manera provechosa en los comicios intermedios? 

¿Logrará el potentado, tras estos lanzamientos de práctica desde la plataforma texana de Starbase, cumplir su programa espacial y llevar cosmonautas al satélite natural de la Tierra?

En los ensayos Musk habituó a sus seguidores al fracaso. En numerosas ocasiones –tres tan sólo en la novena prueba– los cohetes explotaron en tierra, a instantes de despegar, o en el aire, antes de cumplir los objetivos de cada misión.

Al PAN le llevó ¡61 años! llegar al poder, y en 86 de actividad política ha ejecutado lanzamientos y relanzamientos que terminaron en estruendosas explosiones y tiñeron el cielo político con un resplandor anaranjado.

La marcha para revolcar la gata partió del Monumento a la Revolución al Ángel de la Independencia. Curioso trayecto para un contingente que detesta la gesta de 1910 y sueña no sólo con la dependencia y el tutelaje sino incluso con una intervención militar gringa en nuestro país.

Previamente, en el Frontón México, el dirigente Jorge Romero anunció el fin de la alianza formal con el PRI. Formal porque, en los hechos, es una pantomima de divorcio por conveniencia recíproca.

A la parada concurrieron de modo presencial, aunque confundidos entre los panistas de base, o en espíritu, los dirigentes de siempre: Diego, Creel, Josefina, Anaya, Marko, Kenia, Max Cortázar… 

Así como algunos que defeccionaron sabedores de la posibilidad de entrar y salir según les convenga: Fox, Calderón, Lilly, Margarita, o Germán Martínez Cázares, aquel que un día se durmió panista y amaneció morenista, y tras una siesta despertó “independiente” con corazón blanquiazul.

Y, desde luego, la nueva generación, tempranamente pervertida y con especímenes adictos al dinero contante y sonante y los bienes inmuebles: Santiago Taboada, Mauricio Tabe, Damián Zepeda, Tere Jiménez, Maru Campos, y el líder Romero…

¿Alguien puede creer de veras que estamos ante un capítulo nuevo y promisorio, si se aprestan a bailar los mismos con las mismas?

La diputada Kenia López dijo en las redes que el relanzamiento no es solo un evento, sino “el inicio de una nueva era”. Suena bonito, pero es mendaz. 

Afirmó que durante el último año el panismo ha trabajado en “un proceso profundo de reflexión y análisis para reafirmar su identidad, renovar su visión y reconectarse con la ciudadanía”. Frase ésta que, amén de falsa –¿se enteró alguien de tal proceso?– requiere explicación.

El PAN nació en septiembre de 1939 con el propósito de combatir el ideario de la Revolución y en particular el gobierno progresista de Lázaro Cárdenas, y eventualmente revertir las acciones de éste. 

Vale por ello preguntar si ‘reafirmar su identidad’ significa refrendar la oposición a los impulsos sociales del nuevo régimen alineado con la izquierda, y persistir en el oposicionismo sistemático y el No a todo.

‘Renovar su visión’, ¿implica que dejará de ser un partido cucufato y que depondrá su rechazo al aborto, la educación sexual, la igualdad de género, la legalización de las drogas y otros asuntos igualmente espinosos?

Y, ‘reconectarse con la ciudadanía’, ¿debe ser interpretado como que dejará de encubrir a los capos del cartel inmobiliario, la dinastía Cabeza de Vaca y los socios de García Luna y Felipe Calderón, entre otros delincuentes? O, ¿implica sólo cambiar de logo?

“Relanzamos al PAN para volver a ser el espacio donde las y los ciudadanos encuentran causas, esperanza y resultados”, dijo Kenia. Un disco rayado que ya dura casi nueve décadas.

Seamos sinceros. El cambio no se ve por ninguna parte, ni siquiera en la estructura de dirección partidista.

Cambio –una voltereta completa—hubiera sido si, por ejemplo, los militantes le hubiesen asestado una coz a Romero y puesto en su lugar a un líder virtual, una inteligencia artificial, como acaba de hacer en Japón el partido Camino al Renacimiento.

El anuncio lo dio Koki Okumura, doctorado en investigación sobre IA en la Universidad de Kioto, quien ganó las votaciones internas de aquel partido pero no se aferró al hueso hasta con las uñas, sino que renunció al liderazgo. 

Dijo que se imagina un futuro en el que la IA asuma todos los procesos de toma de decisiones relacionados con las operaciones del partido, aunque no podrá postularse a cargos de elección porque la ley exige que los candidatos sean ciudadanos.

Añadió:

“Creo que (la IA) tiene el potencial de lograr resultados con mayor precisión que los humanos y este enfoque nos permitirá considerar de manera cuidadosa voces que a menudo son ignoradas, con lo cual se creará un entorno más inclusivo y humano para la participación política”.

Ni con el mayor esfuerzo es posible imaginar que en nuestros pagos Romero, Alejandro Moreno o algún otro prócer aceptarían cederle su cargo a un líder etéreo, gaseoso, inasible, por muy útil que ello pueda ser para su formación política. 

Menos si, como en el caso del fantasmal priismo, el puñado de dirigentes de base y cuadros medios desdeñan la inteligencia artificial porque patentemente prefieren la brutalidad natural de Alito.

En todo caso, para tratar de evitar que la nave explote el PAN ya empezó a tirar lastres al basurero espacial.

BRASAS

Enorme solidaridad social, expresada en donativos en especie y aun mano de obra para remover escombros y auxiliar a damnificados, pero también miserables afanes de lucrar con la desgracia y sacar réditos políticos y electorales desató la tragedia causada por las intensas lluvias atípicas que dejaron alrededor de 76 muertos en nuestro país.

Fue contrastante la reacción popular de apoyo a las víctimas con el ímpetu logrero de no pocos políticos y periodistas –medalla de oro para López Dóriga– empeñados en hallar culpables de indolencia y corrupción en el manejo de fondos de desastre. 

En modo alguno se trata de consentir, encubrir o justificar probables casos de corrupción que deben ser castigados con máxima severidad; pero resulta imposible dejar de observar que la estridencia opositora rezuma hipocresía y oportunismo.

Resaltó la obstinación con que los más influyentes medios y los periodistas más encumbrados hablaron sobre la importancia de la información –oportuna, no a toro pasado, cuando las víctimas ya suman decenas o centenares– en contextos de emergencia.

Señalaron la necesidad de que las instancias de protección civil refuercen sus compromisos con la prevención y la comunicación ante fenómenos meteorológicos peligrosos, y de contar con protocolos de acción y sistemas de alerta temprana.

Fue notoria, sin embargo, la ausencia de autocrítica. Ni una palabra sobre la conversión en mercancía y por consiguiente su difusión sólo previo pago de publicidad, de la información incluso sobre circunstancias que representan riesgos letales para la población.

La salud pública, la educación, los fenómenos meteorológicos y en general la información relacionada con temas de importancia capital para la sociedad, han pasado de las redacciones a los departamentos de contabilidad y facturación.

Basta una leve mirada a los periódicos y escuchar la radio y la tv para percatarse de tan curiosa ética y compromiso periodístico.

Dan grima por ello los comunicadores que vociferan frente a la tragedia, como recordando lo lindo que era todo cuando el PRI y el PAN eran gobierno.

Lejos de la solidaridad con las víctimas, los dirigentes políticos criticaron por su lado, sin el menor recato, las acciones oficiales, con obscenos cálculos respecto a importancia electoral de los estados impactados por las lluvias.

No se quejen después los periodistas de falta de credibilidad ni los políticos de que los ciudadanos los aborrezcan y les nieguen su voto. 

****

Hizo escuela Lucía Méndez con su irrestricto apego a la literalidad, por el cual se erigió unos días reina del meme y se viralizó el furcio en que, en un alarde de cultura enológica, supuso que un “tempranillo” alude no al varietal de la uva con que este vino está elaborado, sino a la hora en que el mismo puede disfrutarse. 

“¿Era un tempranillo?”, le preguntó su entrevistadora. “No, ya eran como las once”, dijo la actriz en modo somelier.

Algo así le sucedió en su noticiario, el jueves pasado, a la verbosa periodista Carmen Aristegui.

Mientras batía un impasable coctel de información, opinión y visceralidad en torno a la reforma a la Ley de Amparo, expresó que la modificación fue aprobada por la Cámara de Diputados “en la madrugada”, tras 15 horas de debate; esto es, “en un madruguete”.

Si la ley recibió luz verde al cabo de 15 horas de discusión cameral y luego de meses de estar en el debate público, en modo alguno pudo tratarse de un madruguete en el sentido de una acción anticipada y sorpresiva para tomar al adversario fuera de base. 

Un genuino “madruguete” puede ocurrir a las tres de la tarde o las tres de la mañana, el oportunismo no tiene horario, y el término en modo alguno alude a su realización sólo entre gallos y medianoche.

Semejante disparate equivale a decir que incurrieron en lavado de dinero sólo quienes, literalmente, lavaron billetes y monedas con agua, jabón y desinfectante durante la pandemia, no quienes hacen transacciones lícitas con dinero ilícito, con el fin de quitarle a éste toda traza de ilegalidad.

O, como si el ruin protagonista del tango de Discépolo, Justo el treinta y uno, enterado por un infidente de que su pareja lo dejaría al día siguiente, se le adelanta y es él quien la víspera por la noche la abandona. “Ella que pensaba, amurarme el uno/justo el treinta y uno, yo la madrugué”.

Gazapos aparte, la reforma a la Ley de Amparo cumplió su trámite legislativo en medio de un intenso pero inocuo combate de la oposición, reforzado por una maquinaria mediática cada vez menos fiable para sus audiencias, y fue promulgada de inmediato por la titular del Ejecutivo.

RESCOLDOS

“Autorizó Trump a la CIA realizar operaciones encubiertas en Venezuela”, publicó The New York Times y un coro de opinadores se puso a repetir la patraña. El gobierno gringo busca hacer creer que hasta ahora esa tenebrosa agencia no ha operado (¡ajá!) en la tierra de Bolívar. Las acciones de ésta y otras oficinas de espionaje de EU explican la infame desestabilización que el gobierno de la nación sudamericana ha experimentado en los últimos 26 años, primero con Hugo Chávez y luego con Nicolás Maduro.

aurelio.contrafuego@gmail.com

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista. 

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