CONTRAFUEGO || Matón con armas nucleares

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Aurelio Ramos Méndez

¡Qué anhelo de que Sísifo, en un receso de su castigo eterno de hacer rodar la roca cuesta arriba, repita su hazaña de engrilletar, inmovilizar y recluir a la Muerte, con el fin de que por una temporada nadie perezca en este mundo, menos aún por conflictos bélicos!

Y ¡qué falta nos hace el brillante diplomático, incansable luchador por la proscripción de las armas nucleares, artífice del Tratado de Tlatelolco y Premio Nobel de la Paz, Alfonso García Robles, fallecido hace 34 años!

Emergen por doquier los deseos de paz luego de que en pleno Halloween, el viernes pasado, el desquiciado Donald Trump dijo que muy pronto Estados Unidos reiniciará sus pruebas nucleares, suspendidas hace 33 años, con lo que de hecho reanudó la pavorosa carrera armamentista, en particular la amenaza atómica.

“Un matón armado con armas nucleares”, llamó a Trump con toda razón el gobierno de Irán –cuyo programa nuclear pacifista ha sido satanizado por Washington–, mientras sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki consideraron inaceptable el anuncio, el cual, dijeron, “contradice los esfuerzos de naciones en todo el orbe que buscan un mundo pacífico, sin armas nucleares”.

Resultaría cómico, si no fuera porque es asunto macabro, que el cavernícola haya hecho su terrorífica advertencia el mismo día que el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos acusó a EU de violar el derecho internacional con sus ataques –una veintena, con saldo de 61 muertos— a frágiles barcazas en el Caribe y el Pacífico.

Con indignante tortuguismo la oficina del principal funcionario del organismo multilateral para los derechos humanos tildó de “ejecuciones extrajudiciales” los asesinatos de supuestos traficantes de drogas en altamar, y hasta le exigió a la potencia terminar con esa estrategia militar. 

En el Pentágono y el Salón Oval, naturalmente, estallaron estruendosas carcajadas por la demorada y suave reconvención, lo que pone en evidencia que de los organismos multinacionales se espera menos abyección y más acciones contundentes y oportunas para someter al rabioso gobernante.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por su lado, ni por error ha reprendido y menos le ha impuesto a EU las sanciones que merece por esos asesinatos de civiles cometidos so pretexto del combate al narco.

Si no estuviesen encabezadas por lacayos, la OEA y la ONU hace rato le hubieran exigido a Trump que, además, pida perdón y realice un acto de desagravio por haber acusado de narcos, sin la más leve prueba, a inocentes pescadores víctimas de sus ataques.

La OEA tiene como secretario general al surinamés Albert Ramdin, el primero proveniente de un país del Caribe, quien tristemente no ha tenido lo que se necesita para reclamarle a Trump su proceder en aguas caribeñas.

Valga la digresión: Fronteras adentro, la potencia ya resiente los efectos de la insensata guerra contra las drogas emprendida por su presidente. Los precios de las substancias ilícitas se han ido a la estratósfera, inalcanzables para los 28.2 millones de millones de adictos.

Según la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas, del referido volumen de consumidores mayores de 12 años 48.4 millones han sufrido trastornos como consecuencia de su adicción. ¡Cuidado! ¡Trump los está privando de lo que más les gusta!

Son muchos y muy graves los desafueros del delincuente-presidente, pero el anuncio de ensayos nucleares, so pretexto de que tales pruebas ya están siendo realizadas por otras naciones –obvia alusión a Rusia–, constituye sin duda el más alarmante.

“La Humanidad enfrenta una elección: detener la carrera armamentista y proceder al desarme o encarar la aniquilación”, advirtió García Robles hace más de seis décadas. Algo que Trump sencillamente no comprende.

El Tratado de Tlatelolco, que establece la prohibición de armas nucleares desde México hasta Argentina, fue firmado en 1967, cuando en EU gobernaba Lyndon B. Jonhson, quien ese mismo año le devolvió a México el territorio de El Chamizal.

Habría que ver si el espíritu de este Tratado sería hoy acatado con Trump en el poder y con sus palafreneros Milei, Bukele, Rodrigo Paz y alguno más haciendo de las suyas en nuestra región. 

Tras el inquietante anuncio del magnate que según The Economist tiene tan sólo 39% de aceptación popular, Vladimir Putin aseguró, vía su portavoz, que Rusia no ha realizado ningún ensayo nuclear. 

Y que, en todo caso, “Rusia es un país soberano y tiene derecho de tomar decisiones soberanas, porque todos los países se dedican a desarrollar sus sistemas de defensa y eso no representa un ensayo nuclear”.

El vocero añadió que Putin mantendrá la moratoria sobre pruebas nucleares “mientras el resto de las potencias hagan lo mismo”. 

Más claro: “Por supuesto que, si alguien abandona la moratoria, entonces Rusia actuará en función de la situación”.

Al avisar del reinicio gringo de ensayos atómicos Trump dijo que él se propone una “actualización y renovación completa de las armas existentes”, y que su país posee más armas nucleares que cualquier otro, pues Rusia y China se hallan detrás de EU.

La realidad parece distinta. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz, de Suecia, Rusia dispone de 4.309 ojivas nucleares, frente a 3.700 de EU y 600 de China.

El mandatario estadunidense ordenó probar de inmediato las armas nucleares norteamericanas, aunque se abstuvo de dar detalles acerca del tipo de pruebas que serán realizadas. “No voy a decir exactamente qué vamos a hacer ni dónde lo vamos a hacer”, dijo con pueril, irresponsable tono juguetón.

Rusia no ha realizado ensayos nucleares desde la desintegración de la URSS, en 1991; el último –ocho cargas con potencia conjunta de 70 kilotones– fue ejecutado en octubre de 1990. Y EU llevó a cabo la última detonación nuclear subterránea en septiembre de 1992, en Nevada. 

El mundo está hoy de nuevo en vilo y conteniendo la respiración, mientras el mitológico Sísifo cumple su condena por toda la eternidad.

BRASAS

Los descendientes en línea directa de españoles, tataranietos y choznos de los criollos, debieran ser los más interesados en no acallar el tenue reconocimiento por el gobierno ibérico de las atrocidades cometidas durante la Conquista.

¿Por qué? Por la insolente reacción del derechista gobierno local madrileño de Isabel Díaz Ayuso, del PP, que arremetió contra el canciller José Manuel Albares Bueno, quien tuvo la honradez intelectual de decir que en aquel tiempo “hubo dolor e injusticia hacia los pueblos originarios de México”.

Mejor hubiera sido, es cierto, que el tema de la Conquista ocurrida hace 500 años permaneciese sepultado. La demanda de perdón español, planteada por el ex presidente López Obrador, sin embargo, ya tuvo eco del otro lado del Atlántico.

Más tardó Albares en opinar, que la derecha en intentar desollarlo.

“El ministro Albares es el peor representante que ha tenido nuestro país, el peor ministro de Exteriores”, dijo el vocero del gobierno madrileño, Miguel Ángel García Martín, y hasta tuvo el atrevimiento de exigir la dimisión del funcionario “si no se retracta”.

Es –agregó—un nefasto ministro que no conoce la historia de España. “No nos merecemos un gobierno que desprestigia a nuestro país”.

Alguien debería informarle a García Martín que sus paisanos cometieron toda suerte de abusos y atrocidades aún contra sus propios coterráneos.

Hasta el punto de que, para algunos historiadores, la Independencia fue un movimiento alentado por los criollos que hacían y deshacían amparados por sus virreyes, éstos a la voz de “el rey está lejos, Dios está en el cielo y aquí mando yo”.

Debería informarle, también, que los criollos y sus descendientes hasta nuestros días se quedaron así con las mejores tierras y haciendas, los más codiciados fundos mineros, el mejor ganado y en general la abundante riqueza novohispana, al grado de que los pobres actuales son escasos en esta estirpe.

Con decir que después de la Revolución, cuando muchos españoles y descendientes de estos regresaron al terruño, paisanos suyos que permanecieron en México se agandallaron los patrimonios dejados bajo encargo.

Ranchos enteros –La Villa, el Arbolillo– fueron vaciados del ganado y bienes que tenían, y así fueron forjadas algunas de las más grandes fortunas que ahora se conocen.

Mejor ni moverle. Porque basta raspar por encimita para hacer aflorar episodios dolorosos y bochornosos.

****

Con el santo de espaldas anda Felipe Calderón, ahora que pondera la conveniencia de regresar a la política activa.

La ultraderecha en que milita se le partió en tres –PAN, Verástegui y Salinas Pliego– y de Río de Janeiro llegan noticias que lo ponen bajo los reflectores.

Una incursión de 2,500 policías para combatir en las favelas al Comando Bermelho, ordenada por el gobernador Claudio Castro, afín a la ultraderecha bolsonarista, dejó un saldo de 134 muertos e imágenes de cadáveres amontonados en las calles.

Fue el saldo más aterrador de la guerra contra el narcotráfico a lo Calderón, a base de plomo y más plomo, con el señuelo de que este fenómeno puede ser eliminado a punta de balazos.

La prensa de todo el mundo repudió la legitimación en Río de la muerte como instrumento del orden y la comisión de ejecuciones extrajudiciales. 

Y, en México, el episodio induce a recordar las masacres cometidas durante el calderonato.

Conviene recordarlo ahora que Calderón se propone ser la argamasa para unir a la ultraderecha en 2030.

Claro, para regresar a la grilla tendría que volver al país, algo que depende menos de él que del Tío Sam.

Sin garantía de que no será declarado narcoterrorista, socio de García Luna, ni vestirá jamás el atuendo anaranjado de los reos en EU, mejor será para él quedarse en Madrid.

Qué decepción para quienes esperaban verlo por estos lares para el Buen Fin, dentro de diez días, buscando ansioso un abrevadero con descuento, donde recalar en busca de algún destilado y hacer válido el letrero de “¡hasta agotar existencias!”.

RESCOLDOS

La sola lejana percepción del aroma del poder ya puso a pelear a la ultraderecha. El 2030 está lejísimos, pero desde las carpas del PAN y de Salinas Pliego tumbaron la cumbre en México de la Conferencia Política de Acción Conservadora, que regentea Eduardo Verástegui. El pretexto fue una crítica acerva del actor al argentino Javier Milei, a quien llamó “traidor” y “mesías”, y de quien dijo: “Nosotros no seguimos a ídolos, sino a Cristo. Nuestro Rey es Jesucristo, no un loco que dice hablar con perros muertos”. El evento estaba programado para el 16 de noviembre bajo el lema “Dios, Patria, Familia y Libertad”.

El canciller gringo Marco Rubio, de origen cubano, anunció que EU enviará ayuda a los países afectados por el huracán Melissa –el más devastador en el Caribe en un siglo–, pero excluyó a Cuba. Recibirán ayuda Jamaica, Haití, República Dominicana y Bahamas, no así la tierra de los ancestros del canchanchán de Trump. De dar náuseas, semejante descaste… 

aurelio.contrafuego@gmail.com

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista. 

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