Ismael Ortiz Romero Cuevas
Créanme queridos lectores que no sabía que en este momento se encuentra al aire, en las pantallas de Televisión Azteca, una emisión más de “La academia” que creo, va como por su generación 150. Y es que hace mucho que ese reality show dejó de ser del interés no solo de un servidor, sino que creo, ya de la mayoría de la gente.
Y esta vez me enteré porque hace unos días, revisando mi Twitter (@iorcuevas), vi una publicación que se había hecho viral y hasta hilos compartían de algo que había sucedido. Resulta que para esta generación, contrataron como críticos a la cantante y actriz Danna Paola, a Horacio Villalobos, a Alexander Acha y nuevamente a Arturo López Gavito, quien hace unas tantas generaciones, hacía una mancuerna de lo más insolente con Lola Cortés. Y resulta que se hizo viral un acontecimiento que, a mi juicio, son más patadas de ahogado para conseguir audiencia que lo que en realidad fue.
Resulta que en el momento de dar la crítica a un alumno llamado Gibrán, Danna Paola le recriminó el haberle llamado “culera” en una de las tantas conversaciones que los alumnos tienen en casa, con el que sea de sus compañeros. Como sabemos, en los reality shows hay material grabado de las 24 horas y de los siete días de los chicos que viven ahí para que tomen clases y según se hagan artistas; entonces, no es tan difícil tomar alguna actitud o comentario de cualquiera de ellos para convertirla en un escándalo, y que dicho sea de paso, los participantes también se prestan a todo ese tipo de humillaciones por estar bajo las cláusulas de un contrato, que es firmado por ellos antes de que ingresen; entonces, dentro del concierto y sin una sola actitud de mesura, respeto y valores (que tanto los defiende Azteca), hacen una humillación pública a nivel nacional al participante que con solo verle la cara de que no sabía ni qué pasaba, era de pena ajena y de una incomodidad indescriptible incluso, para quienes vimos el video en Youtube y no en vivo. Y no es que defienda al alumno ni a Danna Paola, lo que considero una actitud ventajosa, es que una profesional del medio del entretenimiento se haya prestado a una falta de respeto gigantesca hacia un alumno que se supone no lo es, y menos con habilidades para el manejo de medios de comunicación. Así, mostrándonos unos 10 segundos de video como evidencia, donde el chico Gibrán comenta con su novia que conoció a Danna Paola y que le había dicho algo así como “gracias por ser tan culera conmigo”, le sirvió perfecto a la producción para, no sabría decirles si en complicidad o manipulando a la actriz, que ella se pusiera en la posición de víctima por un video que, a decir verdad, nos presentó un contexto a medias y un comentario más coloquial que ofensivo.
Pero este tipo de manipulaciones y engaños no son estrategias nuevas en este reality, que se ha distinguido por realizar todo tipo de embelecos para conseguir audiencia. Recordemos que “La academia” solo fue un fenómeno televisivo con su primera generación, aquella donde estaban Myriam, Nadia, Yahir, Víctor, Raúl y demás compañía; su segunda generación fue un éxito gracias al arrastre de la primera. Pero a partir de la tercera generación, el formato comenzó a desgastarse y el rating ya nunca fue el mismo; y desde esa tercera generación entraron a formar parte de la mesa de críticos Óscar Sarquiz, Mimí (ex Flans), Lola Cortés y Arturo López Gavito ya como colaboradores de planta; y fue justo en esa generación también donde se encontraba un chico llamado Ricardo, al que Lola Cortés no dejaba de “lanzarle los perros” cada que podía; fue también en esa generación donde comenzó aquella polémica agresiva entre críticos y donde el blanco fue Mimí, burlándose de ella al descalificarle todos sus comentarios y diciéndole que vivía en el “planeta Mimí”. Durante la cuarta generación la manipulación fue más allá. La audiencia iba cada vez más a la baja y en esa emisión, donde estaban Yuridia y Erasmo Catarino, también estaba una alumna llamada Jolette; una participante tan bella como mediocre y que al menos a mí, me puso a pensar seriamente en que fue contratada por la producción para prestarse a un juego malévolo y perfectamente montado con el fin de generar polémica y obvio, atraer audiencia. En esa generación, Mimí deja la mesa de críticos y contratan a Ilse Olivo, otra ex Flans y con quien Lola tuvo discusiones y enfrentamientos acalorados, impertinentes y que hasta rayaban en lo ridículo. Años más tarde, la misma Lola Cortés aceptó en una entrevista en Monterrey que esa situación, fue un completo montaje.
Y así, podemos repasar un montón de las más vulgares artimañas de las que se ha valido esa emisión para conseguir audiencia. Hubo una chica de nombre Tadeo en otra de las tantas generaciones, y que también discutía con Lola y Gavito de una forma muy hábil y hasta grotesca. O cuando trataron también de humillar a una concursante llamada Denisha en ya no sé qué generación y donde el conductor de esa emisión en ese entonces, el chileno y antipático Rafael Araneda, trató de exhibir uno de los trabajos de esa participante; pero como dice el dicho, esa vez “fueron por lana y salieron trasquilados” porque Denisha terminó sometiendo a él y a Bibi Gaytán que también fungía como conductora. Asimismo, inventaron un embuste diciendo que Eduardo Capetillo andaba con una alumna, que derivó en la supuesta aclaración del entonces director y armando un escándalo del cual salió despedido por no prestarse al juego no sé si de la televisora o de la producción. Otra fue cuando pusieron a Lola Cortés de directora y renunció en uno de los arrebatos más ridículos vistos en televisión o la cajita que tanto alardeó Gavito para entregarle a Lola. La acción más desesperada creo yo, fue la contratación de Adal Ramones para el regreso “triunfal” del reality, para ser el conductor estelar; la situación es que no pasó absolutamente nada. La gente no regresó a ver “La academia” y a los millennials no les pareció nada atractiva la emisión.
Y por todo el recuento de algunas de esas sucias argucias de las que se ha valido “La academia” para obtener rating, es que el reclamo, legítimo o no, de Danna Paola pierde toda validez al ponerse en tela de juicio la autenticidad de lo que reprochaba; y no por ella, sino por el historial de la emisión, de la que ya se sabe inventa todo este tipo de jugarretas para generar morbo. En este intercambio nadie es víctima ni victimario, pues la actitud de la actriz de ponerse al “tú por tú” con un alumno que se supone, es inexperto en el manejo de imagen y medios de comunicación, demuestra que puede ser manipulada o que es poco profesional en para afrontar este tipo de situaciones, pues no olvidemos que la posición de poder, la tiene ella. El participante sabe de antemano que todo lo que diga, por estar grabado en todo momento, puede ser utilizado en su contra y con el único beneficio de la emisión y eso, lo comprobamos al día siguiente, cuando también fue prácticamente exhibido por los conductores de la revista matutina de esa empresa. Con esto, nos debe quedar claro que este programa, apela únicamente al morbo de su audiencia y que lo último que le interesa, es generar cantantes.