Carlos R. Aguilar Jiménez.
Según las modas que se van revelando en cada generación o época, la tendencia desde finales del siglo pasado ha sido la preocupación o interés por la ecología, no desde la perspectiva como ciencia que se define parte de la biología que estudia las relaciones de los seres vivos entre si y con el medio en que viven, utilizando matemáticas, física, química y otras disciplinas científicas para entender los procesos e intercambio de los seres vivos con el agua, aire, tierra y la selección natural, a diferencia y a años luz de lo que hacen ambientalistas, ecologistas y fanáticos climáticos o fundamentalistas verdes, quienes con un buen corazón, piadosas intenciones y nobles propósitos, pero ignorantes totales de la ecología como ciencia, procuran cuidar el ambiente y salvar al planeta, aunque en su ideología obstaculicen toda obra e infraestructura necesaria para todos, siendo de todas formas loable su intención, no así la de los políticos que se dicen verdes, integrantes y militantes del Partido Verde Ecologista, agrupación de convenencieros y vividores del presupuesto oficial, que aprovechando el interés de la población por el cuidado y protección del ambiente, utilizan esta tendencia para conseguir votos de fundamentalistas verdes y ecologistas con el propósito de vender luego sus votos y su partido al gobierno en turno.
El partido verde que en las pasadas elecciones consiguió más votos haciendo trampa y fraude electoral al contratar a influencers y youtubers para que en sus redes sociales invitaran a seguidores a votar por los verdes, desde que Morena ganó las elecciones presidenciales y el poder legislativo con mayoría, se alió y pactó con el presidente y su partido de la virgen morena, para vender sus votos y conseguir aprueben las iniciativas y ocurrencias presidenciales, sin que les importe nada la ecología, el medio ambiente o la naturaleza, porque no se han pronunciado protestando por la devastación ecológica de la selva maya con el trenecito del presidente, (todos los adultos sueñan con tener un tren de juguete, el presidente se lo está haciendo de verdad) ni contra la antiecológica refinería de Dos Bocas, que además de obsoleta porque en pocos años serán autos eléctricos los que circulen en el país y el mundo, comenzando con el Tesla de Elon Musk y de todas las compañías automotrices que están reconvirtiendo sus fabricas para construir y vender automóviles eléctricos, al no tener el partido verde una ideología que se respete e interese por el ambiente, la naturaleza y la ecología en todos sus aspectos e influencia, es entonces un partido político convenenciero, falso, acomodaticio y flexible que se vende al mejor postor; ya fue aliado del PRI, del PRD y ahora los es de la virgen Morena, (subliminalmente Morena asocia a la gente con su devoción mariana) y lo seguirá siendo del vencedor en cualquier elección mientras el negocio verde siga existiendo y el gobierno actual, que presume de una conducta anticorrupción e intachable moral, se alíe y pacte con los falsos verdes para conseguir sus propósitos e intereses mezquinos.