Carlos R. Aguilar Jiménez.
Vivimos en una ciudad que en los últimos 30 años ha triplicado su tamaño integrándose con pueblos de los alrededores que ahora son parte de la ciudad y a mediados del siglo pasado estaban lejos del centro histórico y barrios que le rodean, aumentado de forma exponencial ante el pésimo servicio de transporte y facilidad de adquirir autos usados, el numero de vehículos en circulación, sin que haya desde entonces un incremento proporcional en vialidades, y las que existen siempre están llenas de coches estacionados, de tal forma que los automovilistas tienen que circular a vuelta de rueda en las pocas arterias de la ciudad debido a la falta de libramientos vehiculares que agilicen la circulación, incluido el infame desperdicio del Libramiento Norte, que por la necedad de ecologistas y vecinos pudientes de la zona de San Felipe por donde pasa un sector, desde el siglo pasado cuando casi se inauguró, sigue en el abandono mientras millones de coches podrían haber circulado evitando la emisión de miles de kilómetros cúbicos de contaminantes y la perdida de millones de horas de quienes podrían haber utilizado el Libramiento Norte para llegar a su destino.
Durante mucho tiempo, colegios de urbanistas, arquitectos e ingenieros civiles así como asociaciones civiles y ciudadanos interesados en mejorar la vida de la ciudad, han propuesto a los gobiernos desde Heladio Ramírez, quien estuvo a punto de inaugurar el Libramiento Norte, la propuesta de construir libramientos para mejorar la movilidad en la ciudad, sin embargo no han sido considerados porque son obras que trascienden su gobierno y a gobernadores no les interesa lo que no van a inaugurar, principalmente porque al terminar su sexenio huyen de Oaxaca para irse a vivir con lujo obsceno a ciudades con mejores vialidades y no haya quien les reclame. Mientras ciudades como Puebla, Tuxtla o Veracruz mejoran su infraestructura vial, y en Oaxaca los grupos de fanáticos ecologistas y fundamentalistas verdes se oponen a toda obra, especialmente al Libramiento Norte, argumentando que si se utiliza se acabará el oxígeno de Oaxaca y todos moriremos asfixiados y por culpa del Libramiento Norte aumentara el Calentamiento Global subiendo el nivel del mar y no lloverá nunca más; sandeces que muchos creen o utilizan para defender sus mezquinos intereses, como casi todos los habitantes de San Felipe que se oponen al rescate y utilización del Libramiento Norte, porque no quieren que su bucólico ambiente, su pastoril entorno donde habitan en ´palacetes y mansiones se vea alterado por el paso de camiones, autobuses y coches de gente pobre que afeara su paisaje. Cada año son miles los vehículos que la gente compra para transportarse porque nadie en su juicio o con cierto poder adquisitivo se sube a un maloliente y sucio autobús urbano, incluso es mejor una moto, incrementándose el número de vehículos en circulación y sin que se utilice, por lo menos el Libramiento Norte, para no molestar a los pudientes que viven ajenos a los problemas graves de circulación en la ciudad. Este gobierno no hará nada al respecto y el gobernador se irá velozmente y lo mismo será con el próximo sin que construyan libramientos vehiculares.