Carlos R. Aguilar Jiménez
Han transcurrido más de tres años del actual gobierno que prometió cambiar el rumbo político de México y seguimos esperando cumpla, porque en lo que a mi respecta no veo cambio alguno dado que, según lo que se publica en prensa, cometarios de amigos, conocidos y demás, obviamente de mi círculo social, nada ha cambiado, excepto lo que es obvio para todos al momento de cargar el tanque de gasolina donde se debe pagar un miserable litro a 23 pesos, comprar pan, tortillas, carne, leche y todos los productos de la canasta básica que están carísimos, sin considerar el precio estratosférico de material de construcción, fierro, aluminio, vidrio, refrescos, cervezas, vinos y cualquier cosa que deseemos adquirir y que valen casi 25 por ciento más que hace tres años.
Tres años después, la inseguridad de mujeres, periodistas, empresarios o comerciantes en su nivel más alto de peligrosidad, los servicios de salud al desaparecer el Seguro Popular, obligando a los enfermos, especialmente a los más pobres, a comprar medicamentos y servicios médicos que antes ofrecía el gobierno, becas para estudiantes, apoyos a instituciones científicas, educativas culturales y ONG han desaparecido, así como guarderías, escuelas de tiempo completo y lo que se acumule en vías de extinción, resultando lo que va del sexenio en total decepción desde la perspectiva de la razón, estadísticas y lógica, no así de la religión morenista que explica todo con justificaciones claudicantes o alegatos insistentes que la culpa de todo lo tiene el pasado, que por culpa de los españoles durante la Conquista y Colonia, los franceses con Maximiliano, Diaz en el Porfiriato, luego el PRI, el PAN, los capitalistas, neoliberales, la nefasta clase media “aspiracionista”, los médicos pudientes, mujeres feministas, niños enfermos de cáncer y su complot contra el gobierno, es que el México Moreno no se puede componer y todos los esfuerzos que hace el gobierno son imposibles, por lo que con justificaciones claudicantes, casi resignado ante la realidad, renunciando ante lo imposible, culpando a quien sea del fracaso, echándole la culpa próximamente a los extraterrestres o signos zodiacales, al final la realidad en base al contexto que vivimos, los altos precios de las cosas, elevada inflación, miles de mujeres muertas, desaparecidas, homicidios, empoderamiento del crimen organizado, abrazos a delincuentes, militarización del país, casi un millón de muertos por la Covid-19, sabiendo que a este gobierno únicamente le queda un año y medio; el ultimo no cuenta porque es de “Hidalgo” la alternativa es claudicar, pretextar, colorar de moreno y seguir, como al principio, culpando del fracaso a los demás y al pasado, desde el Cretácico hasta 2022, introito de un gobierno malogrado, que si bien pudiésemos aceptar tuvo la mejor intención, lo cierto es que a tres años de fiascos incrementa sus justificaciones claudicantes y aumentará sus pretextos para el fracaso con apologías a lo concretado, soslayando más de diez millones de nuevos pobres y cinco paupérrimos, quienes con su dádiva bimestral seguirán creyendo como fieles y devotos en un cambio que únicamente se ve en el precio de las cosas, polarización social, ricos más ricos, empoderamiento del crimen y lo que penosamente se acumule.
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