Ismael Ortiz Romero Cuevas
Era un 03 de octubre de 1992, cuando uno de los ‘late night’ más exitosos de los Estados Unidos tenía como invitada a la talentosa cantautora irlandesa, Sinéad O’Connor, que iba a presentar su laureado tercer álbum llamado “Am I Not Your Girl?” y que había tenido un éxito tremendo dos años antes con la canción “Nothing Compares 2 U”, cóver del también cantautor estadounidense Prince, pero además, porque promovía desde su imagen alternativa, la paz, la protesta contra los abusos, los derechos humanos y el feminismo.
Todo transcurría con normalidad en el programa, hasta llegada la parte final, donde la cantante decidió y eso sí, con la aprobación de la producción y los escritores, interpretar a ‘capella’ y con algunas modificaciones en la letra, el tema “War” original de Bob Marley que, dicho sea de paso, no formaba parte del disco que iba a promocionar y con la que O’Connor tenía preparada una sorpresa. En la parte final de la canción, cuando menciona la frase: “And we know we shall win, as we are confident in the victory of good over evil” (Tenemos la confianza de la victoria del bien sobre el mal) y específicamente cuando pronuncia la palabra “evil”, saca y muestra a la cámara una fotografía del entonces papa Juan Pablo II y la rompe para terminar con la frase: “Fight the real enemy” (lucha contra el verdadero enemigo), en protesta por los abusos sexuales a niños de los que El Vaticano era cómplice. Su actuación culminó con un incómodo silencio y no mereció ningún aplauso de los asistentes.
El programa regresaba para despedirse y Sinéad ya no estaba en esa parte de la emisión. Justo después de esa actuación, la cadena NBC, donde aún es transmitido “Saturday Night Live” (SNL) en lo que llaman su “novena era”, recibió cientos de llamados de la audiencia comentando que se sentían ofendidos por lo que O’Connor acababa de hacer, pero lo que realmente detonó que la NBC ofreciera disculpas de manera pública e iniciara una campaña de mala publicidad hacia Sinéad, fue porque se dice, hubo amenazas por parte de la cúpula de la iglesia católica y los grupos conservadores poderosos que presionaron a la cadena con que si eso no ocurría, sacarían del aire al canal. Por ello, a la siguiente semana el actor Joe Pesci, que presentó el monólogo de apertura, mostró la misma foto del papa diciendo que la había “pegado con cinta adhesiva” y que, si ese acto hubiera sido durante su presentación, “la (a O’Connor) habría abofeteado”.
Sinéad entonces fue presa que insultos por parte de diversos medios de comunicación estadounidenses; la imagen le dio la vuelta al mundo cuando el internet aún no era masivo, pues se repartieron copias del video a diversas cadenas televisoras del mundo y donde no era transmitido SNL, con la consigna de criticar de manera negativa lo que O’Connor había hecho al aire, varias estaciones de radio se negaron a tocar su música y se organizaban en los Estados Unidos, quema masiva de sus discos y casetes. Esa mala publicidad, ser tildada de “loca”, ser señalada por diversas cadenas de atentar contra los valores cristianos, contra la familia y demás “buenas costumbres”, terminaron por hundir y acabar con la carrera en descomunal ascenso de Sinéad O’Connor que, por cierto, había recibido comentarios halagadores sobre ese nuevo disco que rescataba grandes clásicos de la música en versión ‘jazz’ y que presentó en esa fatídica emisión.
La carrera de Sinéad estaba terminada sobre todo en los Estados Unidos y el resto de nuestro continente por esta acción. El reconocimiento ganado por su anterior álbum, “I Do Not Want What I Haven’t Got”, y las excelentes reseñas que recibió en ese nuevo trabajo “I Am Not Your Girl?”, de nada le sirvieron para levantar las ventas de ese material discográfico, tampoco el Grammy ganado y sobre todo, el reconocimiento de especialistas que siempre había tenido a lo largo de su entonces corta carrera. Todo se fue por la borda, la triunfante carrera de la irlandesa había acabado en esta parte del mundo.
Aún con eso, siempre hubo una parte de su público que la apoyó y siguió consumiendo su música y sus creaciones. Hubo gente que aplaudió la valentía de la cantautora para rebelarse ante una institución tan poderosa como la iglesia católica y a una empresa televisora de las más influyentes del planeta. Años más tarde se conocería la historia de la cantante, donde se cuenta que ella misma fue una víctima de abuso por parte de integrantes de la iglesia.
En 1992, los tiempos eran otros y lo que decía y mostraba la televisión era prácticamente la realidad que mucha gente, (porque mucha no), aceptaba; la censura era una acción cotidiana si se atentaba contra los intereses monetarios de las empresas y la violencia contra las mujeres se exponía sin ningún tapujo; algo que afortunadamente se está acabando gracias a las redes sociales. Sin embargo, el daño hecho a Sinéad fue irreparable. Años más tarde, ella se disculpó por el acto y le ofreció esas salvedades también al Papa, argumentando que ahora ella también era una mujer de fe, sin embargo, tampoco pudo levantarse. Ahora, O’Connor sigue siendo una artista con un moderado éxito en Europa y prácticamente inaudible en América, sin embargo, su valiente acto pudo generar mucha conciencia en los jóvenes de aquellos años y que no fue reconocido hasta años más tarde por todos y sobre todo, por gran parte de su público, hoy señores cuarentones o cincuentones que, hace tres décadas, vitorearon en silencio el arrojo de una chica que defendió sus ideales a costa de su carrera.
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