Carlos R. Aguilar Jiménez
Casi toda agrupación de animales, banda, tribu o cartel de humanos tiene una organización jerárquica en la que el macho dominante o alfa es al que los demás integrantes muestran obediencia, inclinándose ante el al tiempo que emiten gruñidos de sumisión, de forma parecida a los humanos que se postran ante un papa, rey, presidente, capo, mafioso o líder de un cártel, quienes monopolizan durante cierto tiempo el poder y riqueza, porque cuando el alfa enferma, es herido, envejece (o es arrestado como el capo Ovidio) y pierde el poder, los otros machos, más jóvenes y fuertes luchan por conseguir el poder y convertirse en alfa.
Cuando llega al poder un nuevo alfa, de inmediato crea nuevas alianzas, ofrece dádivas, hace favores y reparte territorios, porque en general los machos alfa, una vez obtienen el nivel jerárquico, no se mantienen en la posición por ser más fuertes y agresivos, sino porque lideran un grupo grande, estable y obediente, porque no luchan todos los días para mantener la posición Alfa, sino pasan el tiempo juntos, ayudándose, favoreciendo y simulando, de la misma forma que los políticos en campañas electorales que estrechan manos, dan abrazos, besan niños, saludan a todos y se toman fotos con abuelos pobres, fingiendo, engañando y manipulando para ser populares, dominando a los demás por medio de alianzas, miedo, aprensión o recelo, siendo así que, si bien el gobierno, luego que hace años detuvo al capo Ovidio, macho alfa de un cártel y dejó escapar, finalmente lo metieron en una cárcel, suponiendo que con detener al alfa, los betas, gamas o deltas del cartel se retiraran del negocio y dedicaran a otra actividad, cuando la realidad biológica, social y evolutiva es diferente, ya que en el grupo de inmediato surgirá la competencia, selección natural y lucha por obtener la posición jerárquica alfa, sin que la corporación, grupo, compañía, empresa o cartel tenga ningún quebranto o perdida, de la misma forma que si muriese el dueño o accionista principal de un banco, sociedad, firma, industria o consorcio, donde inmediato por rango, méritos, jerarquía o disputa ocupará la dirección, presidencia o jefatura el que sigue, sin que haya ninguna afectación a activos, dominios, territorio o riqueza, aunque haya permutas en función de la ideología, alianzas y estrategias del nuevo alfa, de tal forma que si bien es políticamente correcto encarcelar a delincuentes del tipo que sean, lo cierto es que de poco sirve apresar, desterrar o extraditar a un alfa de un cartel o capo mafioso, porque el beta de inmediato tomará el poder o gama, delta o hasta el lambda, quienes si no están de acuerdo o son lo sufrientemente violentos y carezcan de alianzas, se separen y creen su propio cartel, banda o manada, siguiendo sumisamente al nuevo alfa, ya que el poder que tienen es similar al de las empresas transnacionales, corporaciones, compañías, sociedades anónimas o países, en los que no existe un solo individuo que puede amenazar su existencia, porque aunque desaparezca el presidente, gerente, director general o macho alfa, de cualquier forma no significa nada su ausencia y la empresa, clan o manada sigue, como seguirá igual el cartel de Ovidio, o aparecerán nuevos con sus respectivos alfas crueles, inhumanos y despiadados.
VISITE:
columnaalmargen.mx