Enrique Domville
Somos una mezcla de conocimientos, emociones, sentimientos, y pensamientos que salen de esta, de ahí se revela una personalidad, divida la que damos al exterior utilizando una manera de acuerdo al grupo en el que nos desarrollamos. Somos duales y tenemos una persona privada interna y secreta que solo damos a conocer a los que querramos, de nuestro Yo como lo menciona Martin Buber para poder relacionarnos con el Tú y el Ello.
Uno de los aprendizajes de la vida es el manejar los sentimientos, lo que es muy difícil y por el otro lado las emociones que son respuestas de nuestro yo a las circunstancias que vivimos cada momento de nuestra existencia, son aquellas positivas como la felicidad, que unida a nuestro sistema endocrino libera sustancias como las endorfinas que nos hacen sentir bien o aquellas negativas en las que aparece una personalidad oculta que damos al exterior, desagradable, para quien nos están viendo y juzgando, como la ira que se puede volver crónica cuando ligada a prejuicios, de los que estamos llenos y son muy difíciles de cambiar como insultar, denostar, o considerar menos a nuestros iguales, que por naturaleza poseen una dignidad propia que nadie tiene derecho a manchar.
Los sentimientos positivos como la empatía, tolerancia, altruismo, respeto, requieren, como todo en la vida, ejercitarlas para incrementarlas.
El lado obscuro nuestro Yo forrado de ambiciones, prejuicios, debe ser controlado por nuestro ser positivo. Este equilibrio que debe existir entre nuestro positivo Yo y el negativo debe estar siempre consciente en nuestras decisiones para aspirar a una mente sana, que busque la perfección del espíritu y no la degradación del mismo, esto recomendado por los antiguos filósofos de cualquier origen ya sea griego, romano, o chino.
Los sentimientos regulan muchas de nuestras actitudes, y por lo tanto, también es imagen que es juzgada por nuestros congéneres. De ahí se interpretan nuestros actos pero no lo que tenemos como intención de hacer, pensando en la verdadera intención (mientras sea ética y honesta).
Cuando estamos en el proceso de relacionarnos es de gran importancia la comunicación hablada, que cuando expresamos algo es importante sea captada como queremos se entienda, y el habla va acompañada del idioma corporal con movimientos, expresiones que mandan mensajes a quien está recibiendo el conjunto de ideas que queremos transmitir, todos los días aprendemos y enseñamos y la credibilidad de mensaje esta relaciona a nuestra actitud. Las emociones son más intensas y duran menos las emociones a veces si son negativas, dan resabios, prejuicios y pensamiento que por definición son difíciles de cambiar. Nuestra mente se puede confundir muy fácilmente, por lo que nuestra costumbre positiva de hacer con honestidad ayuda a tener menos errores.
Daniel Kahneman habla de los falsos deseos, de la toma de decisiones basadas en lo que creemos que nos hará felices y en realidad son puras cosas materiales, como una casa, vacaciones, ropa, y demostró junto con David Schkade que el clima tiene un cero efecto en la felicidad y que cada uno está habituado en su territorio al clima que tiene. Kahmneman nos dice que el hecho de una experiencia real incide en el cerebro y en inicios y es con lo que contamos para decidir que queremos hacer.
Tenemos las tendencia de buscar las causas en todo, aunque no lo vamos a entender en muchas ocasiones por lo que podemos decir que puede existir la ilusión del juicio del experto (lo cual puede ser un error). Otro de los defectos graves que tenemos siempre es la duda ya que en muchas ocasiones puede ser mala consejera. Iris Murdoch nos habla de la idea de la perfección, que pese a nuestra flaqueza, el mandamiento “se perfecto” tiene un sentido para nosotros. El concepto de bien evita caer en la egoísta conciencia empírica. Nos dice esta autora que la moral no es una ciencia y los conceptos morales no se mueven en el interior de un mundo complejo creado por la ciencia y la lógica, crean con diferentes propósitos un mundo distinto. La definición de esta autora de lo que nos hace ver el arte es “el arte rasga el velo y da sentido a la idea de una realidad que trasciende de la apariencia. Muestra la virtud en su auténtica imagen en el contexto de la muerte y el azahar”. Murdoch asume abiertamente que los seres humanos somos egoístas.
La buena actitud es un ejercicio diario.
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