Carlos R. Aguilar Jiménez.
Obviamente no me refiero a desaparecer el IEEPO como institución del estado dedicada a procurar la educación pública y validar los estudios académicos que imparten las escuelas en Oaxaca con aval de la SEP, sino a desaparecer físicamente el edificio, las instalaciones que ocupaban sus oficinas y donde se han hecho costumbre la instalación de bloqueos y barricadas de grupos de resentidos sociales y mal vivientes que con cualquier pretexto obstaculizan la circulación de vehículos.
Es probable que el adulto mayor en campaña política sea el próximo presidente de México, y si así fuera, cuando asuma el cargo como ha prometido al magisterio y a sus seguidores, anulará la Reforma Educativa regresando a los tiempos de antes, (porque para todo anciano los tiempos pasados fueron mejores) y así volvería el IEEPO a ser controlado por la Gestapo 22 del magisterio, regresando al edificio en cuestión todas las malas artes magisteriales y sindicales: corrupción, venta de plazas, negocios con el escalafón, nepotismo, indolencia, ineptitud, torpeza, analfabetismo funcional, acoso y resentimiento social, que se traduce en perjuicio total para los niños pobres que no tienen opción de asistirá a escuelas privadas, así que aún está a tiempo el gobierno del estado como propietario del inmueble de desaparecerlo, donarlo al ejército para que amplíe sus instalaciones castrenses, (ya que no dejaron los aldeanos de Mitla se construyeran en ese municipio la zona militar) y desapareciendo físicamente las instalaciones del IEEPO o reubicándolas en algún lugar donde aunque lo secuestren o bloqueen sus accesos no perjudiquen a miles de personas que circulan por la zona, donde y desde que en ese lugar no funciona el IEEPO la circulación es ágil, la seguridad mayor y el paisaje más limpio, porque cuando funcionaba en esa zona el rumbo estaba plagado de vendedores ambulantes, piratería, narcomenudeo, bares y prostíbulos donde eran clientes alegres los profes de la secta 22 y quienes dizque trabajaban en el edificio, que gracias a que está cerrado hoy es en una zona relativamente segura y hasta familiar debido a la quiebra de cientos de cantinas y burdeles antes repletas de profes combativos y al cierre de casetas de comida infecciosa, copiadoras, mototaxis y todo tipo de lacras.
Todavía hay tiempo de desaparecer el IEEPO porque la revocación de la Reforma Educativa prometida puede dilatar meses luego que el candidato anciano asuma la presidencia, así que si el gobierno del estado no lo desaparece, lo dona al ejército, convierte el lugar en jardín público o incluso lo vende, los profes de la gestapo 22 volverán a su madriguera, su ratonera, regresando a esa zona lo pedestre y ruin, actualmente ausente desde que el IEEPO se dispersó por toda la ciudad convirtiéndose inofensivo, pero no seguirá así si no aprovechamos la oportunidad, antes que regresen los viejos tiempos