Escrito en español antiguo, el documento es un convenio de tierras entre pobladores de las comunidades mixtecas de Tlaxiaco y Teozacualco
El documento más antiguo que resguarda el Archivo Histórico Judicial de Oaxaca (inscrito recientemente en el registro Memoria del Mundo de México de la UNESCO), es un convenio de tierras entre Tlaxiaco y Teozacualco fechado en el pueblo de Etlantongo el 13 de mayo de 1545. El manuscrito altamente valioso se compone de 3 fojas, las dos primeras escritas por ambos lados y la última sólo por el frente y está escrito en español antiguo.
Este documento se encuentra dentro de un expediente que se formó por los malos tratos que los naturales del pueblo de Yolotepec hacían a los de la estancia de San Felipe. Aunque a primera vista podríamos decir que son dos asuntos totalmente diferentes, la realidad es que ambos documentos tiene mucha relación entre sí, veamos el porqué:
En 1574, cuando era alcalde mayor de la provincia de Teposcolula Don Pedro de Castañeda y León se presentaron el gobernador, los alcaldes y regidores del pueblo de Tlaxiaco manifestándole que ante él, siguen un pleito contra el gobernador, cacique y naturales del pueblo de Yolotepec por los malos tratos que éstos le daban a los naturales de la estancia de San Felipe.
Esta querella a simple vista pareciera una queja común, como muchas otras, que durante el siglo XVI se presentaron ante las autoridades novohispanas, y que buscaban por un lado, “se remedie y en todo aya enmienda para adelante”, y por el otro, que “el suso dicho sea castigado de su delito”, con lo que se pretendía que este tipo de delitos no derivaran en hechos de sangre.
Pero el verdadero origen del problema es que los malos tratos que sufrieron los de la estancia de San Felipe a instancias del gobernador, el cacique y principales del pueblo de Yolotepec, fue por una vieja rencilla que su cabecera, en este caso Tlaxiaco, seguía con los del pueblo de Yolotepec por unos pedazos de tierra llamados Mistepeqtongo y Chicometete, en cuyos términos se encontraba la estancia de San Felipe y que Tlaxiaco alegaba ser el poseedor desde “inmemorial tiempo”, puesto que las “han labrado, cultibado, senbrado e cogido”, alegando también, que todos los naturales que han vivido en la estancia de San Felipe siempre han reconocido como su dirigente, al cacique del pueblo de Tlaxiaco.
Ante tal situación, las autoridades de Tlaxiaco, para probar la tenencia y posesión de las tierras, ofrecieron al Alcalde Mayor de Teposcolula presentar testigos que manifestarían no sólo “aberlo ellos visto así del tiempo aca” sino haberlo oído decir “a sus padres abuelos e otros biejos mas ancianos” que las tierras siempre habían pertenecido a ellos. Asimismo presentaron “una escritura – declaración de las dichas tierras de Mistepeqtongo”, las cuales les fueron adjudicadas por Tristán de Arellano y que es el documento de que hacemos referencia al inicio de este escrito.
Este documento es un traslado de una escritura, no sólo por lo dicho por las autoridades de Tlaxiaco al final de su ocurso presentado al Alcalde Mayor, sino que también, porque en la parte superior izquierdo del documento se lee “Traslado de la escritura de los de Tlaxiaco sobre las tierras de taxcotepetongo”.
Sabemos, por lo que se desprende del documento, que éste paso ante don Tristán de Arellano, quien fungía como corregidor en el pueblo de Huaxolotitlán, y como juez “en las cosas tocantes a yndios en la cibdad de guaxaca y en toda su probincia”, y que para poder realizarlo se necesitó de dos intérpretes: uno en lengua mexicana y otro en lengua mixteca.
Esta escritura es un convenio que celebraron los de Tlaxiaco y Teozacoalco con la finalidad de terminar un pleito por un pedazo de tierra llamado Taxcotepetongo y sobre cinco casas de indios ubicados en la estancia de Uxitlán, el cual se encontraba pendiente en la Real Audiencia y con ello poder poner fin a “muchas costas e gastos e bullisios e desasosiegos”.
En el convenio se estableció que las tierras en litigio se dividirían por la mitad, tocando una de ellas a los indios del pueblo de Teozacoalco, y la otra para los del pueblo de Tlaxiaco; asimismo, se estipuló que las cinco casas “de maceguales” quedaban en poder de Tlaxiaco con la condición de que los maceguales que las poseyeran “no puedan tomar senbrar ni beneficiar mas tierras de las que hasta agora an tenido e beneficiado”.
De igual manera, y para evitar alguna diferencia en un futuro, quedaron establecidos los mojones “que parten” los términos de ambos pueblos y que quedaron “señalados e pintados en una pintura”. Resulta interesante este punto, pues en este mapa o lienzo quedaron establecidos los linderos que ambos pueblos reconocían y sobre los que en un futuro no debía de haber “pleito debate ny diferencia”.
El resultado o conclusión tanto del delito como de la posesión de las tierras no podremos saberlo, desafortunadamente, ya que el expediente se encuentra incompleto pues sólo se conservan 5 fojas, del folio 102 al 106 de la numeración original. Aunque si hay que señalar y preguntarse si las tierras llamadas Mistepeqtongo en el ocurso y la llamadas Taxcotepetongo en el convenio son las mismas.
El Archivo Histórico del Poder Judicial de Oaxaca se localiza en Hidalgo 1106, Centro.