Carlos R. Aguilar Jiménez.
Cualquier cosa o circunstancia que alguien o uno pretenda transformar de su forma original, requiere de un proyecto y estrategia para poder llevarse a cabo, aunque nunca se puede predecir a ciencia cierta el resultado hasta que se termine o concluya totalmente con el proceso, ya que es bien sabido y como dijo el escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke: “Si quieres que Dios se ría de ti, cuéntale tus planes”, y es que así es la vida, las cosas nunca resultan como uno las planea porque siempre hay imponderables, variables y contingencias que nos obligarán a adaptarnos a las circunstancias, especialmente cuando se trata de algo político o social, ya que en ningún lugar del mundo, ni en ninguna época de la humanidad nadie ha estado dispuesto a perder sus privilegios o prerrogativas. Así en esta dizque Cuarta Transformación anunciada por AMLO, nadie puede saber si de verdad será una transformación y no únicamente un barniz superficial a lo ya existente.
Se puede transformar el gobierno, la burocracia y lo que dependa del sistema político nacional, pero no se pueden transformar los negocios, el comercio, la industria y el libre mercado, en sí el capitalismo en que vivimos (llámese neoliberal o como sea), lo cierto es que todos queremos vivir bien y tener cosas, comprar y gastar en diversiones, alimentos, ropa, vehículos, teléfonos, internet y todo lo que se nos ocurra como se acaba de comprobar al terminar los días del Buen Fín, así que si bien los funcionarios no podrán hacer transas, los expresidentes recibir pensión y se hayan tirado miles de millones de pesos a la basura en las obras del aeropuerto que se canceló, la economía seguirá siendo sustentada por la gente que trabaja, proporciona servicios industriales, agricultores, ganaderos, empresarios y académicos e intelectuales igual que los artistas, porque políticos y funcionarios, únicamente viven a todo lujo gracias al trabajo de los demás, y si el gobierno desestima a quienes crean riqueza para regalarla a los pobres, indolentes, flojos, ninis, adultos mayores o a quien sea que el populismo y apoyos sociales convenga, con la finalidad de quedar bien y ganar votos, generando que la economía se desquicie ya que la gente con recursos no invertirá ni arriesgará su dinero y no crecerá la economía, si bien para los políticos es fácil decir que con acabar con la corrupción y eliminar “la mafia del poder” resolverá todo, quedando muy lejos de la realidad, ya que a excepción de los funcionarios y el entorno podrido de los políticos, en el ámbito empresarial privado, no existe tal corrupción, no hay escalafón, no se venden plazas, no se acepta a quien es incompetente solo porque es familiar de la directora o amigo del ministro, sino a quien con curriculum impresionante y compromiso total, tiene la capacidad y competencias para ocupar puestos o encargos, así que todo lo que dice AMLO podrá hacerlo a nivel de los politicos y los que viven del presupuesto, pero no de la iniciativa privada ni del capitalismo y neoliberalismo que tanto dice le repugnan, pero bien que sus familiares y el viven felices con lo que del capitalismo se deriva, y si no es así, ¿que viaje entonces en carretas o a caballo como los que dice le antecedieron en transformaciones fallidas.