Carlos R. Aguilar Jiménez.
Como si no conociéramos la historia irrespetuosa de la Religión Católica, caracterizada por sus abusos, injusticias, tortura, persecución, asesinatos a miles de mujeres que consideraban brujas y hombres que clasificaban herejes, el domingo al celebrar misa de mediodía en la Catedral, el Arzobispo Pedro Vásquez Villalobos indicó: “Que a veces a los que viven aquí, les cansa y mortifica salir a las calles por no poder pasar ante interminables bloqueos de la ciudad, además los visitantes merecen un espacio de paz. Hay infinidad de problemas, malos tratos y se le da largas a los asuntos, pero, en lugar de arreglar se desarregla… pidiendo justicia con respeto”
Cuando se tiene integridad moral personal o la posee la institución que se representa, con todo derecho y dignidad se puede pedir o exigir que haya justicia con respeto, como podrían hacerlo quizá los bomberos, enfermeras y otros dignos gremios que han mantenido su ascendiente de respeto inmaculado y su prestigio limpio, pero cuando se trata de la iglesia católica que en pleno siglo XXI aún segrega mujeres, abusa sexualmente de niños y niñas, condena la diversidad sexual, rechaza el control natal y asume las causas más anacrónicas y obsoletas de la historia de la civilización, que el Arzobispo de Oaxaca pida justicia con respeto, es incongruente y falta de respeto, porque desde su fundación como religión oficial en la antigua Roma se ha dedicado irrespetuosamente a estorbar el progreso y desarrollo de los pueblos, exterminar a infieles, aniquilar paganos ya sean indígenas o musulmanes, en una dinámica de destrucción y falta de respeto a los demás, que no tiene comparación en el mundo, porque ni a los libros los curas les tuvieron respeto con su Index Librorum Prohibitorum, con en el que se impedía su adquisición, conservación o lectura por considerarlos heréticos, así que ahora cuando el arzobispo de Oaxaca le pide a los inconformes, resentidos sociales y comunistoides que tanto daño causan a Oaxaca que sean respetuosos, en principio estaría bien si lo dijera como ciudadano, pero no como sacerdote católico, porque es fácil refutarle su petición y objetarle su sermón, ante la historia y presente de la institución religiosa que representa, porque además quienes secuestran negocios, declaran huelgas, bloquean calles, asaltan autopistas o roban gasolina, son católicos, fervientes guadalupanos que creen en el Dios Cristiano, así que de nada sirve pedir justicia con respeto, porque a nadie hacen caso, son delincuentes cristianos que no entienden el concepto de respeto a los demás, igual que lo fueron los inquisidores del Santo Oficio, los sacerdotes aliados con conquistadores españoles, los cruzados que atacaban a musulmanes y los que condenaron a Galileo, quemaron a Bruno y sin respeto alguno han apoyado las causas más retrogradas e irrespetuosas de la historia de la civilización en su búsqueda de la justicia, equidad, inclusión y especialmente respeto, como dice el apotegma de Benito Juárez, preclaro masón condenado también por la irrespetuosa Iglesia de Pedro Vázquez Villalobos.